Francisco López Aguado. Director de Inserta Empleo en Andalucía, Ceuta y Melilla

Francisco López Aguado: «Las empresas se han dado cuenta que las personas con discapacidad tienen talento»

Francisco López Aguado (Granada, 1972) es desde 2007 director regional del programa de Fundación ONCE Inserta Empleo en Andalucía, Ceuta y Melilla, que está dirigido a empresas que apuestan por el desarrollo de proyectos que potencien el empleo de las personas con discapacidad en sus plantillas.

 

—Tengo entendido que estudió Derecho y que lleva más de dos décadas dedicado a la inserción laboral de las personas con discapacidad. ¿Cómo decidió dedicar su vida profesional a este ámbito?
—Acabé Derecho en 1997 y, después, hice el CAP (Curso de Adaptación Pedagógica). De ahí me apunté a los cursos de la Junta de Andalucía como docente. Luego, me ofrecieron una oferta de Fundosa para el BBVA. No me seleccionaron, pero ya se quedaron con mi perfil en Fundosa, que más tarde se convirtió en Inserta Empleo, y me llamaron para un curso de Técnico de Inserción Laboral en Sevilla. Al final me enganché con este curso y dejé la perspectiva jurídica. Así llevo casi 25 años: primero como técnico, luego como coordinador y, desde 2007, como director regional.

—¿Cuál es el objetivo de Inserta Empleo?
—Nuestro principal objetivo es la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Para ello, contamos con numerosos programas y servicios que van desde la orientación profesional a la mejora de competencias y habilidades de las personas, la mejora de la empleabilidad a través de formación para el empleo y, sobre todo, la intermediación laboral. Hacemos una gestión importante con todo el tejido empresarial, buscamos oportunidades de empleo y enviamos candidatos. Es en esa selección de candidatos donde está nuestro factor diferenciador. Las empresas contactan con nosotros y nos dicen qué puesto quieren cubrir y qué perfil profesional necesitan, y nosotros seleccionamos y les enviamos una persona que no sólo cumple con el perfil profesional que requiere la empresa, sino que también cumple con las capacidades, competencias y habilidades necesarias para cubrir ese puesto. Es decir, su discapacidad no influye ni afecta a la hora de hacer las funciones en el puesto de trabajo.

—¿Cómo ha evolucionado en estas dos décadas la percepción que los empresarios tienen de las personas con discapacidad?
—Afortunadamente la percepción que se tenía de las personas con discapacidad ha mejorado con los años. La responsabilidad social es algo que ha ido calando en la estrategia empresarial de las compañías y se ha puesto de relieve que las personas compran un producto o adquieren un servicio no sólo por el precio, sino por lo que hay detrás. Y, muchas veces, eso que hay detrás es una responsabilidad social. Con los años, en las empresas ha ido calando la necesidad de incorporar en sus plantillas a personas de diferentes circunstancias y situaciones, entre ellas las personas con discapacidad. Además, las empresas se han dado cuenta de que las personas con discapacidad tienen talento, conocimientos, competencias y habilidades. Y aunque las empresas han tardado bastante en darse cuenta de esto, ahora no sólo se contrata a personas con discapacidad para cumplir con una ley, sino porque las personas son productivas y tienen una rentabilidad económica y social que refuerza su imagen de marca.

—¿Cuáles son las principales dificultades a la que se enfrenta una persona con discapacidad en una entrevista de trabajo?
—Lograr que la empresa o la personas encargada de seleccionar al mejor candidato deje a un lado la discapacidad de la persona que tiene delante, que es lo primero que se ve. Eso condiciona mucho una entrevista de trabajo. Tenemos que dejar a un lado la discapacidad de la persona y centrarnos en sus capacidades, habilidades, competencias y en su perfil profesional, que es realmente lo importante a la hora de cubrir un puesto de trabajo.

—¿Qué otras excusas o reticencias os encontráis entre los empresarios?
—Existe mucha reticencia o miedo a cómo será la acogida por parte de la plantilla o cómo le tienen que explicar a los demás trabajadores que se va a incorporar una persona con discapacidad. A todos nos cuesta entrar en un equipo de trabajo, tengamos una discapacidad o no. A todos nos cuesta conocer a nuevos compañeros, encajar en un nuevo ambiente, aprender cómo funciona una empresa. Sin embargo, muchas veces, hay muchas reticencias, muchos obstáculos y objeciones a la hora de contratar a alguien por el simple hecho de tener una discapacidad. Y con la discapacidad no se trabaja ni se produce. Se produce con las capacidades, habilidades y competencias que las personas demuestran día a día en su trabajo. Por otro lado, hay empresas que piensan que tienen que hacer grandes modificaciones para que una persona con un alto porcentaje de discapacidad física o movilidad reducida pueda trabajar allí. Es cierto que sí son necesarias determinadas adaptaciones del espacio, pero al final no son tantas.

—¿Esa reticencia de la que habla aumenta según el tipo de discapacidad que se padece?
—Sí, hay personas que por su tipo de discapacidad lo tienen mucho más difícil para su incorporación en el mercado laboral. Es el caso de las personas con discapacidad intelectual o psicosocial. Desgraciadamente, hay una creencia de que las personas con discapacidad intelectual no pueden hacer cognitivamente una serie de tareas y aprenderlas. Para ayudarlas, en Inserta Emplea contamos con un servicio de apoyo. Tenemos personal que acompañan a estas personas en los primeros meses de su incorporación laboral para que se puedan adaptar, aprender y realizar sin ningún problema las funciones y tareas asignadas. Tenemos a muchas personas con discapacidad intelectual que buscan empleo pero a las empresas les cuesta mucho ver el puesto y las tareas que pueden desempeñar estas personas.

—Ha mencionado antes también la discapacidad psicosocial.
—El principal hándicap que tienen las personas con una discapacidad psicosocial a la hora de encontrar un trabajo es el estigma y el temor a que éstas sufran una descompensación o crisis. Estas personas pueden desarrollar una tarea al igual que cualquier otra. Es cierto que existe el riesgo de que pueda sufrir una descompensación, pero como cualquier otra persona que tenga un tratamiento médico.

—Y tras la incorporación de estas personas, ¿se muestran satisfechas las empresas?
—Sí, y mucho. Se muestran muy sorprendidas. Por lo general, cuando una persona con discapacidad quiere trabajar y busca activamente un empleo, cuando lo encuentra sabe lo difícil que ha sido conseguirlo y, por tanto, pone mucho empeño para mantenerlo y en demostrar que lo puede hacer. Esa actitud es muy importante para las empresas, que, muchas veces, se sorprenden por la dedicación de las personas con discapacidad.

—¿Cuál es el perfil de las personas que llaman a la puerta de Inserta Empleo?
—Destacan las personas de entre 45 y 55 años con una trayectoria profesional previa, que su discapacidad es sobrevenida y que está en búsqueda activa de empleo para reincorporarse al mercado laboral. En cuanto al género, los porcentajes son similares, aunque hay más hombres. La gran mayoría tienen una discapacidad física, pero trabajamos con todo tipo de discapacidades y perfiles.

—La educación y la formación son factores claves a la hora de encontrar un empleo.
—Efectivamente, por ello tenemos contacto tanto con la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía como con las diferentes universidades de la región. Durante muchas décadas, las personas con discapacidad se quedaban con el graduado escolar y con eso ya la sociedad se daba por satisfecha. Hoy, las estadísticas nos dicen que un gran porcentaje de las personas con discapacidad se quedan en los estudios de Primaria, pocas pasan a Secundaria y menos aún acceden a la Universidad. Y si los comparamos con la población sin discapacidad, los porcentajes son mínimos. Por eso es importante que se tengan en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad, que reciban apoyo y orientación desde la educación básica y que tanto la comunidad educativa como la propia persona crea que tiene capacidades suficientes para superar los estudios primarios, secundarios y los universitarios. Tenemos muchas ofertas de empleo de grandes empresas que requieren graduados con diferentes titulaciones y no podemos cubrirlas porque las personas con discapacidad no acceden a los estudios universitarios como nos gustaría.

—Supongo que el papel de las familias también es clave.
—El entorno hace mucho, por eso en nuestro programa de empleo juvenil del Fondo Social Europeo también trabajamos con las familias. A la hora de encontrar trabajo influye mucho la familia y las expectativas que ésta tenga. Muchas familias piensan que su hijo o hija no tiene posibilidades y se conforman con que aporte a la economía familiar una pensión de 500 euros. No se dan cuentan de que con esa actitud están cortando su desarrollo profesional y personal. Todos tenemos en nuestra mente la idea de encontrar un trabajo, independizarnos y casarnos. Tenemos que trabajar mucho con las familias para decirles que tienen que cambiar de mentalidad y avanzar, sobre todo porque llegará un momento en el que el apoyo familiar falte y las personas con discapacidad tienen que sobrevivir por sí mismas.

—En su opinión, ¿cuál debería ser el papel de Fundación SAMU y otras entidades que trabajan con personas con discapacidad?
—Creo que el papel de SAMU es muy importante y puede actuar como altavoz, pues la organización trabaja de manera diaria con personas con discapacidad, prestándoles servicios y ayudándolas. Al final, a Fundación ONCE se la relaciona con la venta de cupones, pero la gran mayoría desconoce todo lo que hay detrás de formación, empleo, accesibilidad. Entidades como SAMU, quizás en un simple trayecto en ambulancia en los que escucharéis infinidad de historias, puede dar a conocer a través del boca a boca los diferentes servicios, recursos y oportunidades que están a disposición de estas personas.

—Hace más de un año, Fundación ONCE y Fundación SAMU firmaron un convenio de colaboración para fomentar la inserción laboral de las personas con discapacidad. ¿Existe voluntad de seguir colaborando?
—Sí, la voluntad existe y está clara. SAMU trabaja con personas con discapacidad y, además, tiene en su plantilla a muchas personas con discapacidad. Es cierto que a veces la entidad requiere unos perfiles profesionales que no tenemos por lo que hablábamos antes de esa falta de titulación para determinadas tareas. Pero estamos trabajando mucho en ello. Creo que podemos hacer muchas acciones junto a Ilunion. Hay mucha sinergia y juntos podemos lograr grandes cosas.