SAMU visibiliza la figura del intérprete en Madrid
El área de servicios educativos de SAMU está en pleno proceso de expansión en la Comunidad de Madrid. Aunque acumula experiencia y prestigio en Andalucía, hasta ahora no había cruzado Despeñaperros. Eso ha cambiado, lo que supone una oportunidad y un reto. “Es un salto importante. Me gusta decir que hemos salido de nuestra zona de confort”, comenta Conchi Pérez, jefa del área.
Los primeros proyectos, que ya están en marcha, se centran en satisfacer las necesidades de personas sordas y con discapacidad auditiva de la Comunidad de Madrid en ámbitos muy diversos: los trámites administrativos, la universidad y los centros de infantil y primaria. Además, SAMU trabaja en el ayuntamiento de Móstoles para ofrecer el servicio de interpretación de lengua de signos.
En la Comunidad de Madrid hay 24.333 personas con discapacidad auditiva y 144 con sordoceguera, según los últimos datos oficiales, publicados en 2018 por la Consejería de Asuntos Sociales. Son personas para las que realizar cualquier gestión administrativa se convierte en una odisea. Para ellas, concertar una cita por teléfono es imposible. Tampoco es sencillo comunicarse por escrito: sus dificultades para contextualizar afectan a los procesos de decodificación o al acceso al léxico, por lo que el aprendizaje es más costoso y puede acabar afectando a la motivación y a la capacidad de lectura.
Pérez apunta que la Comunidad de Madrid está siendo pionera en ofrecer servicios para las personas con discapacidad auditiva y en visibilizar la figura del intérprete. Y es aquí donde se enmarca el trabajo de SAMU.
De las citas médicas al SEPE: una ayuda para las gestiones
Desde el 13 de julio, SAMU está ayudando a las personas sordas y con discapacidad auditiva de la Comunidad de Madrid a relacionarse con la administración. Ofrece a todas las personas, gratuitamente, un servicio de acompañamiento para hacer cualquier gestión: desde una cita médica a una cita con el SEPE, pasando por las tutorías de los hijos. “Cualquier gestión que precisen los usuarios con discapacidad auditiva”, resalta Conchi Pérez.
Tan solo deben indicar el tipo de gestión y el día y la hora en que deben realizarla. En los tres primeros meses de trabajo, diez intérpretes prestaron cerca de un millar de asistencias. En muchos casos, se trata de gestiones que quedaron paralizadas con el estado de alarma.
La pandemia sirve para entender el grado de implicación de los intérpretes, que son imprescindibles para transmitir a los médicos las sensaciones de un paciente sordo cuando se le somete a una anestesia. “Hemos tenido usuarios que tenían que hacerse pruebas médicas para las que se exigía pasar una PCR. En esos casos también el intérprete también ha pasado esa prueba”.
Vinculado a los trámites administrativos, pero con un enfoque más amplio que abarca también los actos políticos, está el proyecto en Móstoles. SAMU acaba de empezar a prestar un servicio en el Ayuntamiento de esta localidad para que los actos públicos (plenos, comparecencias de concejales, charlas) siempre cuenten con servicio de interpretación de lengua de signos. De esta forma, se garantiza que las personas sordas disfruten de sus derechos políticos en igualdad de condiciones.
Este proyecto implica la presencia continuada en el Consistorio de un intérprete, que prestará asistencia a cualquier persona con discapacidad auditiva que lo requiera.
SAMU, de las escuelas infantiles a la Universidad
SAMU, como entidad especializada en el ámbito educativo, presta otros dos servicios a la comunidad universitaria e infantil de la Comunidad de Madrid. El primero de ellos es un servicio de interpretación en lengua de signos que se ofrecerá a partir de este otoño en la Universidad Rey Juan Carlos. Estará disponible tanto para los diez alumnos con discapacidad auditiva actualmente matriculados como para cualquier profesor que lo solicite.
Con frecuencia se olvida que para realizar esta tarea se requiere un trabajo previo, que implica, por ejemplo, conocer el tema para poder transmitirlo adecuadamente de forma simultánea al profesor. Por eso, el 20% de la jornada se dedican a preparar la clase y los materiales. “El intérprete tiene que saber cómo se va a enfocar la clase para que el alumno pueda recibir la información igual que el resto de sus compañeros”, añade Pérez.
Este será un curso atípico. Aún no es posible saber cuántas clases serán presenciales, pero Pérez apunta que este servicio se adapta perfectamente a las necesidades de la enseñanza no presencial: “Lo podemos prestar de manera telemática sin perder calidad porque es muy visual. Cada uno puede estar en su casa”.
Además, SAMU está ya trabajando en el otro extremo de la educación, la infantil. Se trata de un proyecto con “asesores sordos”, que trabajan con niños de Infantil y Primaria integrados en aulas ordinarias para que aprendan la lengua de signos desde etapas tempranas. La Comunidad de Madrid, pionera en ofrecer este servicio en aulas de Infantil y Primaria, ha asignado a SAMU diez centros. La función del asesor es realizar la adaptación curricular del proyecto académico, para que los niños y niñas sordas puedan llevar el ritmo de sus compañeros.
En muchas comunidades solo se asignan intérpretes a partir de Secundaria, cuando se supone que los alumnos ya dominan perfectamente la lengua de signos. Sin embargo, no siempre es así. “Nos encontramos alumnos que a esas edades no se encuentran cómodos usándola”, lamenta Pérez.
El reconocimiento legal de la lengua de signos tiene tan sólo trece años, y muchas personas adultas siguen sin dominarla. Ofrecer este servicio a edades tempranas puede contribuir a incrementar y mejorar el uso de la lengua de signos.
Por último, SAMU presta también servicios de auxiliares infantiles en Mejorada del Campo. Una labor importante en las aulas de los más pequeños que este año se ha convertido en esencial para garantizar el control de los desplazamientos, el distanciamiento o las medidas de higiene.
Cinco proyectos que el área espera que pronto sean más y se extiendan a otras comunidades autónomas, como Aragón y Cataluña.