Hasta hace muy poco tiempo, en el contexto de la evolución humana, la actividad física era imprescindible para la vida. Hoy, aunque poseamos la misma condición genética que nuestros ancestros, vivimos en un entorno totalmente distinto. En sus orígenes, el ser humano se movía por instinto de supervivencia, por lo que la actividad física cobraba un papel fundamental. Era inherente al ser, y la balanza entre el movimiento y el alimento estaba en continuo equilibrio. Con la llegada de la tecnologización esta necesidad de movimiento se ha ido reduciendo, ya que ahora no tenemos por qué invertir la más mínima energía para obtener los recursos.
Sabemos que la actividad física en la vida diaria es una de las medicinas más efectivas, a la que debemos sumar la alimentación. A nivel general, reduce las posibilidades de aparición de males clásicos como enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el cáncer. Además, las últimas investigaciones la relacionan con una reducción del riesgo de padecer alzhéimer. Esto se debe a sus aportaciones a nivel cerebral, como el aumento de la reserva cognitiva, que permite hacer frente a los cambios producidos por el deterioro optimizando el funcionamiento cerebral.
Se puede determinar que, si nuestras capacidades cognitivas aumentan en movimiento, una merma de éste podría provocar el efecto contrario. Las investigaciones demuestran que las personas más activas superan a las más sedentarias en memoria, razonamiento, atención y capacidad de resolución de problemas. Por ello, a continuación, analizaremos cómo la actividad física, el deporte y el movimiento en general pueden mejorar nuestra calidad de vida y favorecer el desarrollo y la integración de los niños, niñas y adolescentes (en adelante NNA).
Actividad física y desarrollo cognitivo
La práctica de ejercicio físico puede acelerar el desarrollo del cerebro durante la infancia y la adolescencia. Provoca mejoras relevantes en la corteza prefrontal, sede de funciones ejecutivas como son la memoria de trabajo, la categorización, la flexibilidad cognitiva, la planificación, la reflexión, el control de impulsos o la gestión del autocontrol. Los profesionales de la educación social y la psicología de los centros de protección dedicamos mucho tiempo a todos estos aspectos, desarrollando e investigando sobre estrategias y líneas de intervención para llevarlas a cabo con nuestros NNA.
Es importante destacar estas áreas cerebrales en la etapa adolescente, en la cual el proceso de maduración es más lento y se comienza a perder eficiencia en el funcionamiento. Además, es necesario tener en cuenta la existencia de una amígdala hiperreactiva que se dispara de forma descontrolada ante la percepción de una amenaza. Ya sabemos que los NNA no necesitan ver un león persiguiéndoles para sentir dicha amenaza, con percibir que pueden quedarse un leve espacio de tiempo sin dispositivo móvil es suficiente.
Esta situación provoca una respuesta emocional muy intensa. Por tanto, esta hiperreactividad, sumada a un déficit de trabajo de la capacidad de razonamiento por parte de la corteza prefrontal, dará como resultado un entorno de emociones desbocadas. De ahí la necesidad de practicar una actividad física y deporte en general como motor principal de desarrollo de estas áreas cerebrales a fin de mitigar los efectos negativos de estas posibles situaciones y previniendo otras más complejas como el conocido estrés crónico o la ansiedad.
Movimiento y salud mental
No es un misterio que adolescencia y salud mental sean dos conceptos que van de la mano. La salud mental se postula como uno de los temas más preocupantes para los NNA, sobre todo en los tiempos posteriores al Covid-19. Esto no es una casualidad, ya que la pandemia trajo consigo la erradicación del contacto físico-social, limitando de este modo la necesidad intrínseca y natural de esta etapa de desarrollo, el grupalismo, ese enorme deseo de socialización y contacto con los iguales que les hace sentirse comprendidos, refugiados y protegidos entre quienes son como ellos.
El deporte, sobre todo en grupo, juega un papel crucial en esta etapa como agente mediador de valores grupales y de socialización, pero también como motor de desarrollo neurológico, cubriendo las necesidades intrínsecas del citado grupalismo y previniendo la adecuada salud mental de nuestros NNA.
La depresión odia el movimiento, y con razón. En nuestro día a día podemos ver que, cuando en un NNA se instaura un sentimiento de nostalgia profundo o de tristeza, suelen tender al aislamiento y a la inactividad al margen de cuanto les rodea. Esta situación requiere de una gran inversión energética a nivel cognitivo para salir de ella y, por ende, limita el resto de las funciones y motivaciones corporales provocando una sensación de agotamiento intenso. Pero esta situación es prevenible y revocable. Se ha observado que las personas que realizan más actividad física tienen menos problemas de este tipo y, por el contrario, la disminución en la realización de la misma supone una merma de la actividad y función cognitiva, lo que aumenta la probabilidad de sufrir por estos males.
Por su parte, la sensación general de motivación también es un aspecto comprometido en esta etapa. A nivel neurobiológico, en condiciones basales, la persona adolescente genera menor cantidad de dopamina. Este es el neurotransmisor encargado de estimular el sistema de recompensa cerebral y se activa ante situaciones percibidas como reforzantes, entre las cuales podemos destacar el deporte. A su vez, este también estimula la entrada de triptófano en el cerebro, el cual, realiza conversión a serotonina, considerada popularmente como la hormona de la felicidad. Basándonos en esta espiral de consecuencias, podemos afirmar que el deporte en todas las edades, pero sobre todo en la infancia y adolescencia, provoca felicidad que desembocará en motivación previniendo estados mentales negativos y poco favorables relacionados con la salud mental.
El ejercicio también estimula la producción de opioides internos como las endorfinas, que se relacionan con una agradable sensación de bienestar general. Siguiendo la idea anterior, estas son una parte importante de nuestro sistema endógeno de recompensa ya que son generadas a través de estímulos como el deporte que, practicado en grupo, tiene resultados aún más positivos y duraderos.
En nuestro caso, desde ARB SAMU Motril tratamos de aprovechar estos beneficios de diversas formas. Los fines de semana practicamos deporte a primera hora, bien saliendo a correr hasta la playa o jugando un largo e intenso partido de fútbol para luego continuar con las dinámicas de la vida diaria que quizás no resulten tan divertidas. Hemos podido comprobar que los resultados son notablemente satisfactorios. El nivel de atención a las tareas es mayor cuando se practica previamente la actividad deportiva. Además, el estrés que surge ante las tareas y responsabilidades de la vida diaria en el recurso residencial se reduce considerablemente.
Por su parte, en el ámbito de la psicología, el deporte también tiene implicaciones muy satisfactorias. Ayuda a mantener y mejorar el autoconcepto y, por consiguiente, la autoestima. A medida que mejoran nuestras habilidades deportivas también lo hace nuestra capacidad de superación, la cual se traslada a diferentes aspectos de la vida cotidiana como el aumento del rendimiento escolar o el desempeño de habilidades profesionales en el ámbito laboral.
Deporte y rendimiento cognitivo
El cerebro siempre se desarrolló en movimiento, es decir, lo físico y lo cognitivo siempre fueron de la mano. Aristóteles ya lo sabía. Los Peripatéticos fueron una escuela filosófica que recibía las enseñanzas de este maestro. De manera peculiar, reflexionaban sobre las enseñanzas mientras daban vueltas al patio del Liceo ya que entendían que no se podía separar el pensamiento del movimiento, de ahí el nombre de la escuela, peripatêím, que se transformaría en peripatético, algo así como dar vueltas.
Aunque el sistema educativo ha ido evolucionando hacia una postura estática en la que se ve al alumnado como un mero receptor de conocimientos, cada vez más estudios demuestran mejor rendimiento académico en los NNA que practican más actividad física. Al parecer, ésta estimula la segregación de una sustancia denominada BDNF, relacionada directamente con la plasticidad cerebral lo que, sumado a la segregación de endorfinas para la sensación de bienestar y de serotonina con implicaciones directas sobre la memoria y el aprendizaje, hacen un caldo de cultivo idóneo para la expresión del rendimiento cognitivo.
Estos datos surgidos de la investigación nos han hecho plantearnos diversas formas de estructurar tanto las actividades deportivas de la vida diaria como la forma de llevar a cabo las clases y talleres desde el propio centro. Existen varias cuestiones y planteamientos que utilizamos y tratamos de cumplir ya que hemos podido comprobar su eficacia y beneficios en diferentes áreas:
- Disponer, en la medida de lo posible, la actividad física en horario previo a impartir las clases internas de idioma castellano o refuerzo escolar. Si quieres recordar más, estudia después de entrenar.
- Intercalar, en el desarrollo de la clase, pequeños bloques de movimiento, bien sea levantarse para ir al baño, tomar un vaso de agua o bajar y subir un tramo de escaleras cada 30 minutos aproximadamente. Este pequeño sitting break o snack de movimiento amortigua los problemas fisiológicos de estar en postura estática y, además, mejora la capacidad de concentración.
Desde ARB SAMU Motril tenemos muy presente que, a la par que los NNA avanzan en sus etapas educativas, es esencial que se hallen inmersos en actividades deportivas externas como las que practican en los distintos clubes municipales (Fundación Real Madrid y Costa Tropical Fútbol Club, Atletismo del Sur…) además de participar en actividades deportivas organizadas por el propio centro varios días en semana.
Una estrategia que se utiliza bastante desde el equipo educativo y el área de Psicología es la realización de tutorías con los NNA mientras damos un paseo por la calle, el parque o la playa, ambiente excepcional que nos brinda la ciudad. Este es un planteamiento muy cercano a la escuela Peripatética, ya que aprovechamos las virtudes de la enseñanza en movimiento y, además, conseguimos extraer al NNA de un ambiente cotidiano y que, en muchas ocasiones, utiliza como refugio emocional. Esto permite romper barreras psicológicas, lo que aumenta la adhesión a los conceptos fundamentales y enseñanzas de la tutoría en cuestión.
Juventud y obesidad
Mientras existe una lucha mundial por erradicar el hambre, los estudios prevén que en menos de 10 años el 51% de la población estará abocada al sobrepeso y la obesidad. En 2020, este porcentaje ya era el 32,5% y se advertía que la obesidad infantil avanza especialmente rápido.
Según los análisis realizados, tanto por parte del Gobierno como de organismos privados interesados en la materia, se llega a la conclusión de que el estilo de vida actual, en concreto en lo relacionado con el tema del movimiento, cada vez se encuentra más comprometido por el avance tecnológico, que va dejando a su paso un rastro de sedentarismo desbocado. Es por ello por lo que este avance en el mundo de internet y la tecnología en general se convierte hoy día en un arma de doble filo al facilitarnos la vida en las tareas que históricamente han requerido de un mínimo de esfuerzo físico como, por ejemplo, el desplazamiento de un lugar a otro en nuestro entorno cercano o la realización de tareas de la vida cotidiana como la compra.
Las etapas infantiles y adolescentes no quedan exentas de esta cuestión ya que los modelos de vida actuales y las formas de ocio también se ven afectadas por la falta de necesidad de movimiento o actividad física. Eco de ello se hace el estudio Pasos de la Gasol Fundation y el estudio Aladino llevado a cabo por la Asociación Estatal de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Este último nos da el dato de prevalencia de sobrepeso de un 23,3% y de obesidad del 17,3% en la población infantil española. Por su parte, el estudio Pasos demuestra que el 70,6% de la población adolescente en España no cumple con los requerimientos mínimos recomendados por la OMS de 60 minutos diarios de actividad física.
Es evidente que el entorno y las alternativas de ocio actuales no nos lo ponen fácil. La costumbre del sedentarismo cada vez prevalece más desde edades más tempranas donde se supone que gran parte del desarrollo de la persona se produce en movimiento. Por esta razón, se considera indispensable el apoyo y la implicación de las instituciones públicas a nivel general y de los centros en particular para generar proyectos y planes de desarrollo a largo plazo que integren el deporte, la actividad física y el movimiento como parte fundamental del estilo de vida de los NNA. En este caso, es necesario destacar la coordinación desde el recurso residencial con el programa Piobin, siendo dos los NNA que mantienen un seguimiento dentro de este “plan integral de obesidad infantil”. Para ello, desde los centros educativos se impulsa la participación del alumnado que presenta necesidades específicas en cuanto a salud física, llevando a cabo una concienciación con el objetivo de mantener un abordaje preventivo y multidisciplinar.
En ARB SAMU Motril tenemos en cuenta la importancia del abordaje de dicha situación de forma personalizada, llevando a cabo como vía indispensable para cada NNA la adaptación a la actividad deportiva que éste considere, en la medida de lo posible. Muestra de ello son los diferentes clubes de fútbol y atletismo con los que tenemos comunicación directa para, entre otras cosas, ejercer la intervención educativa desde una perspectiva holística, conocer los entornos de relaciones sociales de nuestros NNA y confirmar, en la mayoría de las ocasiones, los efectos positivos tanto físicos como psicológicos que tiene el deporte. Además, la mayoría de las actividades lúdicas de fin de semana o de periodos vacacionales están orientadas a la inversión de tiempo en entornos naturales con algún atractivo cultural y en la práctica de alguna actividad deportiva.
Al final todo es una cuestión de educación y adquisición de hábitos que consideramos saludables e imprescindibles en el desarrollo de una vida plena. Todo ello sin olvidar que la condición general de un niño es el juego y el movimiento, por defecto este no camina, corre.
Trabajamos con NNA durante una pequeña etapa de su vida, quizás una de las más importantes, pero nunca debemos olvidar que todo lo que abordamos hoy debe tener anclaje y repercusión en el desarrollo de su vida adulta. Por esta razón, la adquisición y consolidación de hábitos de vida saludables se torna como una tarea imprescindible y sobre la que debemos implicarnos de forma notoria, ya que serán ellos y ellas quienes un día tengan que coger el testigo de educar y conviene que tengan estos valores como referencia.
JUAN ALBERTO OLIVARES PIÑAR. Educador social del Centro de Acogimiento Residencial Básico SAMU Motril (Granada)