Abdoulie, primer beneficiario del convenio con Cosentino
La multinacional con sede en Almería Cosentino Industrial y Fundación SAMU han firmado un convenio de colaboración que permitirá a los menores de los centros de la fundación realizar prácticas formativas en esta empresa. Cosentino es una multinacional que produce superficies para la arquitectura y diseño (las más conocidas son Silestone y Dekton) y que está presente en los cinco continentes (distribuyen sus productos en más de 120 países).
Por primera vez en la amplia historia de Cosentino, la multinacional abre sus puertas a la formación de menores inmigrantes no acompañados, con posibilidad de contratación para estos jóvenes. Este paso supone una inmensa alegría para nuestro centro, por la enorme oportunidad que ofrece a nuestros chicos.
Uno de los menores seleccionados para estas prácticas fue Abdoulie Drammeh, que firmó su primer contrato de trabajo el 5 de septiembre en la sección de elaborados de Cosentino. Abdoulie procede de Gambia. Su vida no fue fácil, debido a la precaria situación económica de su extensa familia. El menor recuerda: “Fue mi madre la que me ayudó a venir a España. Ella tenía animales y los vendió para que pudiese pagar mi viaje aquí. Mi padre no quería que viniera porque mi hermano murió intentando llegar a Europa, ahogado entre Argelia e Italia”.
Abdoulie llegó a nuestro centro, una casa ubicada en Serón, un pueblo de Almería, hace poco más de año y medio. “Cuando llegué al centro, sólo hablaba mandinga y un poco de árabe. Mi amigo me tenía que traducir todo lo que me decían. No sabía nada de español. Tampoco sabía leer ni escribir. Casi no sabía coger un lápiz. Una de las educadoras me dio un libro que se llamaba Michu para empezar a aprender el alfabeto. Yo siempre estaba con mi libro. Los educadores venían a mi cuarto por la noche y me pedían que parase de estudiar, que mañana sería un nuevo día. Algunos chicos se reían de mí porque creían que yo era tonto, porque siempre iba con mi libro”, relata el joven.
“Aprendí español con ese libro y con las clases y la ayuda de las personas del centro. A veces me daba vergüenza porque yo siempre los buscaba en el despacho para estudiar y, cuando hacían fotos para SAMU, yo siempre salía allí, en el despacho. Tuve mucha suerte de llegar a este centro. Tomé mucha confianza en mí mismo porque aquí te tratan así para tener confianza. Yo pensaba que no podía ni aprender español, y ahora, ¡Madre mía!, ¡Mírame! Todo lo que he conseguido gracias a la ayuda en este centro, gracias a SAMU”, recuerda.
Meses después de llegar al centro, Abdoulie comenzó a realizar sus primeras prácticas formativas en una empresa de limpieza y mantenimiento de maquinaria industrial de la localidad de Baza (Granada). “A los tres meses de llegar, ya me encontraron unas prácticas formativas. Yo hablaba muy poco español. El jefe me decía que hiciese algo y, como no lo entendía, hacía otra cosa”, recuerda Abdu entre risas. “Me llevaba muy bien con mi jefe, trabajé con él en muchos pueblos. Cuando acabé las prácticas formativas, me pidió seguir, pero yo quería estudiar”.
Y ese fue el siguiente paso del menor. En septiembre de 2021 el menor fue matriculado en el IES Rosa Navarro de la localidad de Olula del Río. “En la ESO no entendía nada. Cuando los educadores me preguntaban qué prefería, si la actividad de deporte o estudiar, yo decía siempre que estudiar para la ESO”.
Un mes después, en octubre de 2021, Abdoulie fue matriculado en la Escuela de Mármol de Fines (Almería). “La educadora me dijo que ese curso era muy bueno para mí, para trabajar. Me enseñó fotos de la retroexcavadora y la dumper y como me hacía mucha ilusión conducirlas, dije que sí”.
“Me levantaba a las siete de la mañana y empezaba el curso a las nueve. Salía a las dos y, cuando llegaba al centro, comía y me duchaba. Después estudiaba y, por la tarde, iba a la escuela de adultos, los lunes y viernes, y al instituto los martes y miércoles. Yo llegaba al centro al final del día muy cansado. Mi profesora de la escuela de adultos me aconsejó que dejase una cosa porque era mucho para mí porque yo no sabía ni leer ni escribir. Quería dejar la Escuela de Mármol, pero me daba mucha vergüenza hacerlo, eso no está bien. Un día bajé al despacho y se lo dije a Tamara (trabajadora social del ISL SAMU Serón). Me dijo que no dejase nada, porque aunque no aprobase ni la Escuela de Mármol ni la ESA, eso sería mío, me serviría para aprender mucho”.
“Al final, con la ayuda de los educadores y de Miriam (mi profesora de la Escuela de Adultos de Serón) pude aprobar las asignaturas del instituto y también las de la Escuela de Mármol. En mayo de 2022 acabé en este centro formativo y Encarna (directora del ISL SAMU Serón) ya me tenía otras prácticas en Cosentino, en las que empecé en junio como jardinero”, relata Abdoulie.
Una empresa líder
Tras acabar las prácticas formativas en Cosentino, la empresa manifestó su interés por contratar al menor. A finales de agosto, Abdoulie alcanzó la mayoría de edad, por lo que abandonó el centro y se trasladó a vivir a Olula del Río. Ahora ha sido contratado en una de las mejores empresas del país y acude a la misma en el autobús que la empresa facilita a sus trabajadores.
“Mucha gente me pregunta cómo he entrado en Cosentino porque es difícil entrar en elaborados (sección de Cosentino en la que montan lavabos, cocinas y similares de Silestone). Llegan las tablas de Silestone y, fijándome en un plano, hago las medidas y mis compañeros cortan. Me gusta mucho mi trabajo y, además, todo el mundo me trata muy bien y me enseña cosas nuevas. Me han enseñado a manejar grúas para trasladar las tablas de Silestone”, señala el joven. “Empiezo a las seis de la mañana, pero yo llego antes porque el autobús llega antes de la hora de entrada. Yo entro con la tarjeta, porque es muy importante ser puntual y responsable. Allí espero tomando algo caliente antes de empezar a trabajar”.
“Mi familia está muy orgullosa de mí. Tengo mucha suerte porque hablo español, tengo muy buen trabajo, estoy estudiando y me voy a sacar el carné de conducir”, concluye el joven.
ISL SAMU SERÓN