Una nueva vida para Abdul gracias al proyecto PSH de SAMU
Hace más de 20 años, en 2003, un joven marroquí llamado Abdul llegó a España. Entró a través de Ceuta escondido en un camión que lo llevó hasta Ceuta y de allí a Puerto Real, en la provincia de Cádiz, donde la Policía lo encontró y fue trasladado a una vivienda de acogida. Hoy, Abdul tiene 41 años y es uno de los beneficiarios del programa de Fundación SAMU dirigido a personas sin hogar. Gracias a este proyecto, que funciona en cuatro provincias andaluzas desde el pasado año, Abdul puede disfrutar de un hogar y ha logrado un trabajo indefinido en un restaurante como camarero.
El programa PSH de SAMU es un servicio de inserción social y laboral a través de pisos de baja supervisión destinados a personas sin recursos económicos que tengan capacidad para acceder a un puesto de trabajo que le permita vivir de manera independiente. Este proyecto, que sacó a licitación pública hace un año la Junta de Andalucía, cuenta con financiación del Fondo Social Europeo.
El objetivo de esta iniciativa es acompañar a estas personas, la gran mayoría extranjeros de entre 19 y 55 años, en su itinerario de inserción sociolaboral mediante el apoyo en la formación, la realización de prácticas formativas y acuerdos de colaboración con empresas. “El fin principal es que estas personas se enganchen al mercado laboral y que puedan ahorrar mientras permanecen en el servicio con el fin de que, en un periodo de ocho a doce meses, puedan establecerse de manera independiente en una vivienda ajena al servicio”, explica Alba Garrido, coordinadora de este proyecto, que SAMU desarrolla en Cádiz, Sevilla, Córdoba y, más recientemente, Huelva.
En concreto, el proyecto cuenta con más de cuarenta pisos en total en los que cada uno viven tres personas.
“Mis primeros años en España los pasé en Sevilla, Puerto Real y Málaga, donde trabajé de pescador y en un lavadero de coches, pero no tenía papeles. Luego decidí ir a Galicia, donde estuve viviendo nueve años y pude regular mi situación. Y, finalmente, me trasladé al Campo de Gibraltar. Durante este tiempo conseguir un permiso de residencia, y ahora ya tengo uno de larga duración”, explica Abdul desde uno de los pisos de Fundación SAMU en Cádiz.
Abdul señala que pudo estudiar en Marruecos, pero que su familia era muy numerosa: “Éramos trece y no había nada de trabajo”. Antes de emigrar a España, se dedicó al contrabando de comida y productos de higiene en Ceuta y, luego, decidió ir a España para poder mejorar la situación económica de su familia. “Decidí emigrar a España y no a otro país porque estaba cerca, mi familia es del norte de Marruecos, además es un país donde existe una mezcla muy bonita y entrar en el país era posible. Por otro lado, España era un país seguro, y si tenía que dormir en la calle, no temía que me fuera a pasar algo”.
La situación de Abdul en España era relativamente buena. Tenía trabajo y sus papeles en regla, así que en 2020 decidió ir a Marruecos a visitar a su familia. Fue entonces cuando se desató la pandemia del coronavirus, España cerró su frontera con Marruecos y Abdul no pudo regresar. “Tuve que pasar toda la pandemia en mi país y, cuando pude regresar a España, no tenía trabajo y la cosa estaba muy difícil para conseguir un nuevo contrato en ese contexto. Fui a una trabajadora social, que me derivó a un albergue en Algeciras. Allí sólo estuve un día y, luego, me mandaron a otro albergue de La Línea durante seis días, a una residencia y a un piso de semiautonomía en Algeciras, donde estuve tres o cuatro meses. Luego, conocí a Fundación SAMU y su programa habitacional para personas sin recursos”.
Abdul entró en el programa PSH de SAMU en Cádiz en febrero de 2023. Ahora convive con un compañero, aunque hasta hace poco tiempo eran tres en el piso.
“En SAMU me han ayudado a tener una vivienda donde poder vivir. Para mí es un gran apoyo, es mi familia. Los profesionales de SAMU se preocupan por mí, me han ayudado a encontrar un trabajo y me apoyan en mi día a día. Puedo conversar con las técnicas del programa y desahogarme con ellas cuando algo me sobrepasa. Durante este año, he aprendido a tener paciencia y educación, sobre todo a respetar y a ayudar a mis compañeros y a luchar por mi futuro. Me han ayudado a forjarme una buena personalidad y a fijar mis objetivos”, explica Abdul. “Lo que más me gusta del programa es que me siento como en casa, siempre me apoyan y me escuchan. Me han dado mucha ayuda y estabilidad”.
Abdel estuvo repartiendo su currículum en varias empresas y establecimientos hosteleros hasta que el pasado verano le llamaron los dueños del Chiringuito Caramba, le hicieron una entrevista y le contrataron para la cocina del chiringuito, primero, y, luego, como espetero. “Primero estuve con otra persona, que me enseñó lo que debía hacer, y luego ya estuve solo. Al terminar la temporada, pasé a ser camarero en el Restaurante La Taberna, de los mismos jefes”.
Ahora, los objetivos de Abdel son seguir trabajando y encontrar una vivienda que reúna las condiciones para poder traer a España a su familia, pues está casado y tiene una hija de cuatro años. “Mis objetivos son encontrar una vivienda que reúna las condiciones para poder traer a mi familia de Marruecos y seguir trabajando para vivir una vida digna y feliz”.