Sanitarios de SAMU viajan a Costa Rica para apoyar las urgencias hospitalarias ante la presión de la pandemia

Costa Rica está atravesando una situación de emergencias sin precedentes en el país. Los contagios por Covid-19 se incrementan en el país centroamericano a un ritmo exponencial, con más de 2.000 nuevos casos al día. Desde que comenzó la pandemia, se han registrado en Costa Rica más de 300.000 contagios y 3.700 muertes relacionadas con el coronavirus.

La nación centroamericana, que fue ejemplo a nivel mundial entre marzo y junio de 2020 por el control de los casos y la baja mortalidad por esta enfermedad, vive una verdadera crisis hospitalaria por la rápida expansión del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, tras las vacaciones de Semana Santa. Todo ello ha llevado recientemente al Gobierno costarricense a aplicar restricciones de movilidad y a cerrar de manera temporal toda actividad económica no esencial. Además, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) de Costa Rica analiza la posibilidad de decretar la alerta roja.

De forma inmediata, SAMU puso en marcha su maquinaria y en pocas horas ya tenía en alerta a un equipo de 20 profesionales sanitarios (11 enfermeros y 9 técnicos de emergencias sanitarias) bajo la dirección del enfermero Andrés Rodríguez Holst a la espera de finalizar los trámites administrativos para partir hacia Costa Rica.

“Nuestra misión es aliviar la presión asistencial del Hospital San Vicente de Paúl de Heredia, a unos 10 kilómetros al noroeste de San José, y atender las urgencias que no estén relacionadas con el Covid-19. Para ello, contamos con la colaboración de un equipo médico de emergencias de Panamá. Ellos van a levantar un hospital de campaña y nosotros vamos a apoyar con personal”, explica Andrés Rodríguez, mando de la misión.

Entre los profesionales que forman el equipo de SAMU se encuentran enfermos del Máster de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Universidad CEU San Pablo (promoción 2020-2021), algunos de los cuales ya participaron a finales de año en la misión humanitaria de SAMU en Honduras tras el paso de dos huracanes. Es el caso de Alexander Fernández o Gonzalo Soler.

“Me llevo a personas muy experimentadas y que me han acompañado en otras misiones, como la técnico en emergencias Carmina Casal, que ya ha estado conmigo en tres misiones anteriores, o la enfermera Erica Williams-Carricaburu. Pero también a personas jóvenes con poca o ninguna experiencia en misiones humanitaria. Ambos perfiles enriquecen al grupo”, indica Rodríguez, que, con Costa Rica, cuenta con 18 misiones humanitarias internacionales a sus espaldas.

El equipo de SAMU parte este miércoles 2 de junio hacia Costa Rica con el propósito de comenzar a trabajar sobre el terreno el mismo 2 de junio en cuanto aterricen. Esta misión durará dos semanas.

Operación ‘New Comfort’ frente a la crisis migratoria en EEUU

Estados Unidos vive una de sus mayores crisis migratorias registrando cifras históricas de inmigrantes que intentan cruzar la frontera. Más de 171.000 personas, principalmente ciudadanos centroamericanos, fueron detenidos por agentes de la patrulla fronteriza durante marzo. Es la cifra más alta registrada para un mes en 15 años, desde 2006. En el mar de datos destaca otro récord. El arribo de menores sin acompañantes también roza números no vistos recientemente. Más de 18.000 jóvenes pusieron pie en el país en marzo sin compañía. Estas cifras añaden presión sobre la Administración demócrata, que encara críticas de los sectores conservadores, que consideran que esta emergencia en el sur de la frontera ha sido provocada por las políticas implementadas desde finales de enero, cuando llegó a la presidencia del Gobierno Joe Biden.

Un vídeo publicado en redes sociales el 2 de abril ilustró con claridad el drama migratorio que se vive en la frontera entre México y Estados Unidos. Un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) se encontró el 1 de abril con un menor de origen nicaragüense perdido en La Grulla (Texas), deambulando y desesperado, caminando en uno de los desolados puntos de entrada al Estado. “¿Usted me puede ayudar?”, dice el niño, de 10 años con los ojos hinchados de lágrimas al agente migratorio, quien no estaba trabajando e iba de vuelta a casa cuando sucedió el encuentro. Al parecer, el grupo de inmigrantes con el que viajaba, unas 180 personas, lo abandonó en mitad del trayecto mientras el menor dormía. El vídeo del pequeño pidiendo ayuda a la policía fronteriza se ha hecho viral en las redes sociales y ha dado la vuelta al mundo.

Ante esta grave situación, SAMU, a través de su filial SAMU Foundation, con sede en Washington D. C., está trabajando para ofrecer sus recursos para hacer frente a esta crisis migratoria, especialmente, en la atención de menores extranjeros no acompañados y sus familias, dada su extensa experiencia en este sector en España, a través de la operación New Comfort.

“SAMU Foundation pretende colaborar con las autoridades estadounidense, o incluso al amparo de algún filántropo, para contribuir a disminuir toda la problemática de la crisis migratoria que se desata en la frontera suroeste de EEUU y que se inicia, fundamentalmente, con la propaganda del partido demócrata durante las elecciones presidenciales de 2020. Esto ha creado, a mi juicio, una sensación de frontera abierta y efecto llamada, sensación que se ha reforzado a través de una orden ejecutiva presidencial que pretende reunificar a las familias divididas por las políticas de la Administración de Trump y que los menores al amparo del departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense puedan contactar con sus familiares”, explica Francisco Moyano, director de la Operación New Comfort de SAMU.

El Gobierno estadounidense trabaja en una ley integral que englobe y ponga orden al actual marco de normativas y leyes de inmigración, bastante complejo, al mismo tiempo que se garantice la seguridad fronteriza con un trato justo a las personas. Mientras, miles de familias de México, Nicaragua u Honduras, entre otros países, mandan a sus hijos de avanzadilla con la esperanza de la reunificación familiar.

Según explica Francisco Moyano, las autoridades estiman la llegada de 22.000 menores no acompañados en abril, y 25.0000 en mayo. “Las autoridades prevén que para finales de año hayan llegado a Estados Unidos 200.000 inmigrantes menores de edad no acompañados, solo menores. La cifra es escandalosa”.

Antes esta avalancha humana, las autoridades estadounidenses se encuentran desbordadas y no son capaces de cumplir los plazos establecidos. Así, se han levantado instalaciones provisionales para que los menores no tengan que pasar las noches en calabozos y puedan ser atendidos en unas condiciones dignas.

“El objetivo de SAMU Foundation es crear un proyecto educativo residencial cerca de Washington DC, ya que ahí se encuentra nuestra sede, pero estamos abiertos a participar en cualquier otra iniciativa o proyecto que nos permita ayudar a paliar el problema actual”, señala el director de la Operación New Comfort.

SAMU Foundation nació en 2018 en Washington DC con el objetivo de revitalizar la captación de fondos en el país para las misiones internacionales de la organización. La idea original era construir una red internacional de voluntariado basada en la experiencia de 40 años en la gestión de crisis, según explicaba entonces el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, que se desplazó a la ciudad norteamericana a finales de marzo de 2018 junto al director del área de Emergencias de SAMU, Juan González de Escalada, para supervisar este lanzamiento.

Los equipos de SAMU han acudido a los mayores desastres y catástrofes naturales de las últimas tres décadas, principalmente valiéndose de recursos propios. En los últimos años, destacan las misiones de la organización en Honduras (2020), El Aaiún (2016) y Tan Tan (2017), en Marruecos, Calais (2015), Filipinas (2013), Katmandú (2015) y Lorca (2011), entre otras.

La dificultad de seguir realizando desembolsos como los necesarios para este tipo de misiones llevó al consejo consultivo en 2016 a tomar la decisión de iniciar la búsqueda de recursos en países extranjeros.

Los nuevos acontecimientos vividos en Estados Unidos y el drama de la inmigración ha hecho que el papel de SAMU Foundation en este país haya evolucionado gracias también a la dilatada experiencia de la entidad en España en la atención a menores inmigrantes no acompañados.

SAMU Tánger: El reto de exportar la excelencia

Cualquiera que haya emprendido la aventura de expandir una empresa en el extranjero conoce las dificultades del proceso. Al llegar, hay que encajar las dinámicas propias de la organización en un contexto cultural, económico y social diferente. Para SAMU, que en 2017 abrió una delegación en Marruecos, no ha sido distinto. Cuatro años y una pandemia después, la conclusión de sus responsables es que, en un entorno complejo, se está realizando una tarea valiosa y valorada por los pacientes, que conocen y aprecian cada vez más lo que puede ofrecerles SAMU. La historia de SAMU en Marruecos es la de una empresa luchando contra las adversidades para ofrecer un servicio de calidad.

Hoy, SAMU Tánger trabaja en colaboración con los médicos, con un equipo propio de enfermeros y técnicos que ponen a disposición de los pacientes tres ambulancias medicalizadas avanzadas. “SAMU Tánger trabaja con medidas y protocolos españoles adaptados al contexto marroquí. Pero cuesta, por supuesto”, explica Hasna Alaoui, coordinadora de la delegación, que añade: “Hay empresas marroquíes que se dedican a lo mismo, pero es algo completamente diferente: no está tan estructurado, ni protocolizado, ni dan el mismo seguimiento”.

Hasta 2020, la principal tarea de SAMU en Tánger era proporcionar asistencia sanitaria ambulatoria de urgencia, con especial atención a los tránsferes internacionales por vía aérea o marítima. Pero 2020 fue un año en que casi todo fue diferente. La pandemia del coronavirus planteó nuevas dificultades y permitió constatar una gran capacidad de adaptación de la entidad, mostrando lo que SAMU puede aportar a un país como Marruecos.

Mientras disminuía la carga de trabajo para atención de urgencias, aumentaba la derivada del seguimiento domiciliario de pacientes que preferían pasar la enfermedad en su casa. SAMU facilita el apoyo logístico en la asistencia y seguimiento a domicilio de enfermos de Covid. “Si no dispones de equipos cualificados, material y protocolos adecuados, no es posible hacer ese seguimiento”, comenta Alaoui, que señala que han podido adecuar los recursos disponibles a esta nueva demanda: “Cuando SAMU acude a un domicilio, es como si llevara una clínica. Los médicos pueden realizar un electrocardiograma in situ, aplicar un tratamiento intravenoso, practicar pruebas PCR o realizar analíticas. El paciente no necesita salir de su casa”. Si se necesita el traslado a un hospital, el mismo equipo se encarga de coordinarlo.

El éxito en estas intervenciones ha mostrado la resiliencia y la capacidad de trabajo de sus equipos, aumentando notablemente la popularidad de la empresa. “Gracias al trabajo que ha hecho SAMU en la pandemia, se ha llegado más a la población. La empresa ha mostrado su capacidad de resolver los problemas tan difíciles que ha generado la pandemia y está en boca de los médicos locales, que llaman para sus pacientes”, apunta Alaoui.

Material puntero y equipos formados

En Marruecos, SAMU sigue teniendo el estatus de empresa de emergencias. Es decir, puede prestar apoyo logístico al trabajo de los médicos. Pronto podría adquirir también el estatus de institución sanitaria, lo que facilitaría su implantación, que no está siendo sencilla.
Borja González de Escalada asumió las riendas del proyecto en sus primeros años. SAMU ya había trabajado en Marruecos prestando ayuda de emergencia tras el terremoto de Alhucemas, en 2004, había colaborado en misiones en Layún, Chaouen, Tan-tan y la región de Tánger, y participado en proyectos para el desarrollo de las capacidades de asistencia prehospitalaria.

Después de viajar al país con el presidente de Fundación SAMU, el Dr. Carlos Álvarez Leiva, se convencieron de la oportunidad de ofrecer un servicio de asistencia sin parangón en Marruecos. “Fue una decisión estudiada, sobre todo con el sector público”, analiza. De todas las sedes posibles, Tánger se perfiló pronto como la mejor: apenas a cuatro horas de Sevilla y con un porcentaje importante de población con conocimientos de español, lo que debía facilitar la consolidación de una plantilla.

Lo primero que hizo SAMU al llegar a Marruecos, nada más disponer de una oficina, fue formar al personal con un curso de ocho horas diarias durante tres meses, en el que se implicó de forma personal el fundador de la empresa. “Inculcar todos los protocolos fue más complicado de lo que pensábamos, por lo que se prorrogó el curso dos meses más y se añadió una formación continua de seis meses”, comenta Borja González de Escalada.

Sin embargo, desde muy pronto, el trabajo de SAMU en Marruecos fue percibido por algunas asociaciones privadas locales como una amenaza al statu quo. “Pero no cejamos en el intento y poco a poco fuimos incorporando servicios y dándonos a conocer”.

SAMU está implantando unos servicios hasta ahora inexistentes en una cultura empresarial y médica muy diferente. “Hay material que aquí no existe”, resalta Alaoui. “En Marruecos nadie ofrece una ambulancia con profesionales. Si tienes que hacer un traslado en UVI móvil, puedes encontrar una ambulancia más o menos medicalizada, pero no un equipo conjuntado y entrenado, con un protocolo, ni en lo privado ni en lo público”, añade Borja González de Escalada. Otro dato: en la asistencia móvil de SAMU, la medicación está incluida, mientras que las empresas locales cobran el suero o el oxígeno, si es que disponen de él. SAMU también ha evitado la práctica de las comisiones, extendida en el país de forma legal.

Borja González de Escalada cuenta una anécdota que refleja el marco en el que operan en Tánger. En Marruecos, el sector privado no puede atender accidentes. Una ambulancia con conductor puede recoger al herido y llevarlo al hospital público. “Hemos tenido que ir detrás de una ambulancia para que llegara al hospital, poder pasar al paciente a la nuestra y trasladarlo al hospital privado que había elegido”.

“Aun así no hemos tirado la toalla y seguimos trabajando para cubrir una demanda inmensa en un sector apasionante y lleno de retos al servicio de la ciudadanía”, concluye.

Misión Honduras 2020: Tras el rastro de los huracanes

Un grupo de 14 profesionales de SAMU viajaron en diciembre a Honduras en misión humanitaria como respuesta a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras el paso de los huracanes Eta e Iota.

Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, duró dos semanas y en ella participaron médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales ya estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador. El equipo también contó con la presencia de dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acababa de terminar su formación.

El contingente partió desde las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), el 2 de diciembre. El acto de despedida estuvo presidido por María de la Luz Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación), y Carlos Álvarez Leiva, presidente de la Fundación SAMU.

La representante de la Junta de Andalucía quiso agradecer a la expedición su disponibilidad y voluntad: “Sé que en estos 15 días que dura la misión alguno de vosotros se romperá por lo que vea y por las situaciones de impotencia. Ante eso, pensad que estáis ahí y que, si no estuvierais, no habría nadie. Que lo que podáis hacer, lo vais a hacer bien, llevando la voluntad de tantos andaluces que queremos colaborar con Honduras y paliar esta situación”, señaló.

El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta misma zona pocos días después.

Ambos huracanes destruyeron carreteras y aeropuertos, lo que hizo imposible el acceso al país de Honduras, incluso por mar. Esto retrasó la misión de SAMU varias semanas, hasta que estuvo lista una pista de aterrizaje provisional en la localidad de San Pedro Sur.

A los efectos de los huracanes había que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción quedó suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.

“No sabíamos qué nos íbamos a encontrar cuando llegáramos a Honduras. Nuestro objetivo era llevar a cabo una atención primaria de urgencia, pero desconocíamos la situación en la que se encontraba la población”, explica el enfermero Andrés Rodríguez, team manager y máximo responsable de la misión en Honduras.

Durante las dos semanas que duró la misión, el equipo de SAMU visitó ocho poblaciones distintas, todas ellas del departamento de Santa Bárbara, y atendió a cerca de 1.200 pacientes. “Muchas de las personas que auxiliamos sufrían principio de estrés postraumático debido a la catástrofe natural que había vivido. Muchas de estas personas lo habían perdido todo. Era el caso de los vecinos de San José de Oriente, donde el agua lo arrasó todo, según explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, natural de Costa Rica.

También se atendieron a personas con diferentes patologías digestivas ocasionados por los problemas existentes en la zona de distribución y almacenamiento de agua potable, así como a pacientes que sufrían descompensación de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o epilepsia. “Esto es común cuando se produce una catástrofe natural de estas características. Los afectados pierden sus pertenencias, incluido los medicamentos, o tienen problemas para acceder a ellos”, señala el responsable de la misión.

Honduras ha sido la primera misión humanitaria en la que SAMU ha participado oficialmente como EMT (Equipo de Emergencia Médica), título internacional que otorga la Organización Mundial de la Salud y que SAMU ha obtenido recientemente.

Andrés Rodríguez destaca el esfuerzo y la buena actitud del equipo de profesionales de SAMU. “Ha sido un equipazo”, manifiesta. “Por lo general, en una misión de estas características llega un punto en el que llevas varios días sin poder ducharte, estás cansado, no comes ni duermes bien y estás deseando volver a casa. Es en ese momento cuando surgen las tensiones dentro del equipo, pero en esta ocasión eso no ha ocurrido. Todos han trabajado muy bien en equipo, han hecho piña y todos han sabido gestionar muy bien el estrés y el cansancio”.

El enfermero, responsable del módulo de Acción Humanitaria del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) de Escuela SAMU y la Universidad CEU San Pablo, destaca que lo que más le ha gustado de esta misión es haber compartido la experiencia con alumnos y ex alumnos. “Durante los seis años que llevo como profesor en Escuela SAMU he predicado mi experiencia en acción humanitaria a mis alumnos. Ahora, por fin, he podido llevarlos para que apliquen sobre el terreno lo aprendido y vivan la experiencia por ellos mismos”, señala Andrés Rodríguez, que a sus 35 años ya ha participado en 14 misiones humanitarias.

“El equipo era muy joven. Todos ellos tenían entre 20 y 29 años, excepto yo, que subía la media, y todos han sido alumnos míos. La edad no ha sido ningún inconveniente, todo lo contrario. Han disfrutado muchísimo. Todos estaban muy motivados porque han visto patologías y han realizado procedimientos médicos que no ven en España. Por ejemplo, en una ocasión, dos médicos realizaron una paracentesis a una mujer y le sacaron del abdomen con una jeringuilla hasta seis litros de líquido, algo que en España nunca verían”, comenta Rodríguez, que reconoce que en este tipo de misiones es cuando más enfermero se siente.

Tras 16 días sobre el terreno, el equipo de SAMU emprendió el viaje de vuelta a España. A su llegada a Gelves fueron recibidos por el presidente de la Fundación SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada. Todos los miembros del contingente se realizaron al llegar una prueba diagnóstica para identificar el virus del Covid-19, siendo todos los resultados negativos.

Con la misión de Honduras, SAMU ha completado su segunda misión humanitaria de 2020, tras la de El Salvador, y sigue reforzando su proyección internacional.

Próxima estación: Honduras

Dos huracanes han azotado con fuerza Centroamérica en menos de 20 días. La crisis sanitaria y la alta presión hospitalaria en Europa a causa del Covid-19 han eclipsado mediáticamente esta catástrofe natural que ha dejado millones de damnificados en Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador o Costa Rica, entre otros países. La situación es especialmente grave, sobre todo en Honduras, país al que viajará el 2 de diciembre un equipo formado por 14 personas de SAMU tras responder a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas y advertencias de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta
misma zona pocos días después.

Se estima que 2,5 millones de personas se han visto afectadas directamente por la tormenta Eta, entre ellos, 1,7 millones de hondureños.
Las autoridades han registrado, de momento, más de 140 muertos y 120 desaparecidos. A esto hay que sumar decenas de muertos (la mayoría de ellos en Nicaragua) tras el paso de Iota, que tocó tierra el 18 de noviembre, aunque se teme que el número final resulte mayor porque hay desaparecidos en numerosas zonas que han quedado aisladas. Miles de supervivientes claman ayuda urgente tras haberlo perdido todo.

SAMU ya está preparado y listo para viajar a la espera de que le den luz verde. Los huracanes han destruido carreteras y aeropuertos, y tampoco se puede acceder al país por mar.

“Están habilitando una pista de aterrizaje provisional en San Pedro Sur para poder acceder al país. En cuanto esté lista, viajaremos. Hay más equipos de emergencias internacionales en nuestra misma situación. De hecho, un equipo canadiense y otro colombiano están varados en Guatemala y El Salvador a la espera de poder llegar a Honduras, una de las zonas más afectadas por esta catástrofe natural junto a Nicaragua”, explica Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión SAMU Honduras 2020.

“Una vez en el país, realizaremos una atención primaria de urgencia. No sabemos que nos vamos a encontrar y debemos de ser autosuficientes, por lo que llevamos una potabilizadora de agua y todo lo necesario para montar un hospital de campaña”, explica el enfermero.

Tras varios días a la espera de autorización, el equipo de SAMU emprenderá este viaje el 2 de diciembre. Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, tiene una duración de dos semanas y en ella participan 14 profesionales entre médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador.

El equipo también cuenta con dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acaba de terminar su formación.

A los efectos de los huracanes hay que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. El Gobierno de Honduras informó a mediados de noviembre de más de 100.500 casos confirmados de Covid-19 dentro de sus fronteras y unas 3.000 muertes relacionadas con el virus.

En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción ha
quedado suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.

Las lecciones de la misión SAMU El Salvador 2020

Tras una misión de cooperación humanitaria, en muchas ocasiones, la vuelta a la rutina se produce de manera tan rápida que a uno no le da tiempo a procesar todo lo vivido, pero todos esos recuerdos, experiencias y miserias permanecen en la conciencia de cada uno a la espera de poder digerirlos. Veinte días después de su regreso, cinco profesionales de los 28 que viajaron a El Salvador el 29 de julio en misión humanitaria para hacer frente al Covid-19 se han reunido por primera para hablar de su experiencia.

Algunos de estos sanitarios no se habían visto desde que se despidieron el 30 de agosto tras el acto de bienvenida organizado en Escuela SAMU tras su regreso de El Salvador. Al reencontrarse, se saludan con cariño pero con precaución. El Covid-19 continúa presente y todos llevan mascarillas. Tras algunas fotos para Revista SAMU, los cinco profesionales se sientan en círculo en una de las aulas de Escuela SAMU. Todo está en silencio. No hay prisas, nadie les molesta. Es el momento de que Alejandro, María, Rubén, Ignacio y Roberto reflexionen sobre lo vivido.

Todos ellos se enteraron de que SAMU preparaba una misión humanitaria en El Salvador a raíz del llamamiento de voluntarios que SAMU hizo a través de sus redes sociales o de diferentes grupos de WhatsApp, y decidieron enviar su currículum. Algunos ya tenían experiencia con pacientes de Covid-19 en Sevilla, como el auxiliar de enfermería (TCAE) Rubén Izquierdo, de 21 años, que participó en el dispositivo del Hotel Alcora de SAMU, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla); o el Técnico en Emergencias Sanitaria (TES) Ignacio Pavón Carrasco, que también trabajó en el dispositivo que SAMU puso en marcha en la Línea de la Concepción (Cádiz), ambos durante la primera ola de la pandemia en España. “Para mí, este trabajo es vocacional. El hecho de querer ayudar me encanta. También soy voluntario en Cruz Roja y Protección Civil”, señala Ignacio Pavón.

El estudiante de 4º de Medicina Roberto Millares estaba en julio trabajando de camarero en Mallorca cuando lo seleccionaron para ir a El Salvador. “Tenía muy buenas referencias de SAMU. Amigos míos ya habían trabajado con esta organización. No me lo pensé dos veces. Dejé el trabajo y cogí el primer vuelo. Al día siguiente ya estaba en la Escuela recibiendo la formación, y, al siguiente, nos fuimos. Fue todo muy rápido. Tuve que tomar decisiones muy rápidas, pero siempre con el apoyo de mi madre”, recuerda este joven.

María Martín Díaz, enfermera y exalumna del máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de Escuela SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía (2018-2020), también dejó un puesto de trabajo para viajar a El Salvador. En su caso, tenía un contrato laboral en el Hospital de Osuna hasta el 31 de agosto. “Rechacé el puesto siendo consciente de que el SAS me iba a penalizar y no me iba a llamar más durante un tiempo. De hecho, sé que están prolongando contratos hasta diciembre y yo eso me lo estoy perdiendo, pero no me arrepiento. Yo quería ir de misión. Era algo que siempre he querido hacer y hasta ahora no había podido”.

El benjamín de este grupo es el técnico en emergencias sanitarias Alejandro Martín, de 18 años. “Cuando decidí irme a El Salvador, en casa sólo me apoyó mi padre, que es bombero y le gustan las emergencias. Ni mi madre, ni mi abuelo ni mi hermana me apoyaron. Les asustaba que me fuera a otro país con 18 años. Pero al final me salí con la mía”.

Todos coinciden en afirmar que esta misión no ha sido tan asistencial como otras misiones de SAMU. La entidad llevó a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño. También se llevó a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama, trabajando con los profesionales locales codo con codo.

Estos especialistas también encontraron grandes diferencias entre el trabajo realizado por SAMU en España y en El Salvador. “Para empezar, el tipo de paciente no tenía nada que ver. En el Hotel Alcora, dentro de la gravedad, tratábamos a personas mayores pero estables. No había ninguna persona intubada porque no teníamos UCI, pero en El Salvador sí trabajamos con pacientes en cuidados intensivos”, explica María Martín. “La edad de los pacientes también era distinta. En El Salvador atendíamos a personas mucho más jóvenes”.

La organización y la forma de trabajar también son diferentes. Aquí tenemos la figura del médico, enfermero, auxiliar y técnico, con sus funciones, pero allí hay muchas especializaciones dentro de una misma profesión, por ejemplo, la de enfermero. El trabajo y las funciones de cada uno se diversifican demasiado y esto, a nuestro entender, dificulta mucho la organización del trabajo”, continúa explicando la enfermera María Martín. “Por otro lado, la experiencia de los profesionales del hospital en el que trabajamos en Covid-19 y en UCI con múltiples pacientes era limitada”.

Alejandro Martín reconoce que uno de los aspectos que más le impactó de esta experiencia fue el número de muertos. “Nunca había visto morir a alguien”, confiesa el joven de 18 años. “En cada país y hospital tienen sus propias normas y te tienes que adaptar a ellas. Pero eso no quita que no sientas impotencia y frustración cuando no se hacen las cosas a tu manera, o bajo el criterio que has aprendido, sobre todo cuando los pacientes son personas jóvenes. En este sentido, hubo casos que me impactaron mucho”.

“Esta pandemia está llevando a profesionales sanitarios de todo el mundo a situaciones límite. A muchos, esta crisis les sobrepasa. Solo quieren cumplir con su horario de trabajo e irse a casa. Están desbordados y agotados, y no se les puede culpar por ello”, añade María Martín.

“También apreciamos capacidad de mejora en las calidades asistenciales. Quizás el fallo esté en la base, en el plan docente, no lo sé. Todo esto te hace reflexionar sobre el buen sistema sanitario que tenemos en España”, continúa Roberto Millares, estudiante de Medicina. “Por otro lado, observamos que la calidad y cantidad de los recursos era la adecuada, pero sí existía posibilidad de optimizar la gestión de los mismos”.

Fuera del ámbito hospitalario y asistencial, otro de los aspectos que más ha marcado a estos profesionales fue el recibimiento con el que les brindó el Gobierno y la sociedad salvadoreña en general.
“Ya en el avión, antes de bajar, algunos pasajeros nos dijeron ‘prepárense porque va a estar la prensa esperando’. Nosotros no nos lo creíamos, pensábamos que exageraban. Pero cuando vimos allí a personal del Gobierno nos quedamos de piedra. Es como si en España te recibiera el ministro Salvador Illa”, comenta Roberto Millares. “Como dice Juan González de Escalada, director de la misión, durante nuestra estancia, a veces parecíamos estrellas del rock y otras la madre Teresa de Calcuta”, añade María Martín.

Todos ellos coinciden en el “maravilloso” y “cariñoso” trato recibido por parte de la sociedad salvadoreña. “Nos han cuidado desde el primer momento. Con nosotros iba siempre personal de seguridad de paisano y la mayoría de nosotros no nos dimos ni cuenta”, destaca Ignacio Pavón. “La gente se paraba por la calle a saludarnos y los pacientes eran súper cariñosos y agradecidos”.

Los profesionales destacan también la buena convivencia del grupo de samuitas. “Hicimos una piña. Yo no me lo esperaba. Por mi experiencia en otros trabajos anteriores y convivencias similares, pensé que el clima no iba a ser tan bueno, pero lo cierto es que se respiraba un gran compañerismo”, afirma el auxiliar de enfermería Rubén Izquierdo. “Si alguien tenía un problema o había tenido un mal día, hacíamos piña, le abrazábamos y le animábamos. Buscábamos la manera de que se sintiera bien e, incluso, si hacía falta, buscábamos una tarta para levantar los ánimos. Éramos una familia”.

En todo momento, los cinco, al igual que el resto de la misión, se sintieron arropados por el llamado Gabinete Retrasado. Así se denomina al grupo de profesionales que desde Sevilla cubría las necesidades del equipo e informaba en todo momento a los familiares de los miembros de la misión. “Tenían registradas todas las fechas importantes, como cumpleaños y santos, y eso a nosotros nos ayudaba mucho en los momentos más duros”, recuerda María Martín.

“Mi madre me llegó a decir que se sentía mucho más segura conmigo en El Salvador que si estuviera en Sevilla o en Mallorca, por toda la información que recibía desde el Gabinete Retrasado. A veces la llamo poco”, añade Roberto Millares. “El Gabinete Retrasado era el gran desconocido para nosotros. Era como si sus miembros estuvieran allí con nosotros siempre, lo sabían todo de nosotros y sabían todo lo que ocurría en El Salvador, cada detalle, cada incidencia, era como el Gran Hermano”, señala divertido Ignacio Pavón.

A la pregunta de si repetirían la experiencia, todos responden al unísono con un sí. “Yo incluso me hubiera quedado más tiempo, aunque con ciertos matices”, reconoce la enfermera María Martín. “Por ejemplo, el horario de trabajo. En todo el mes que estuvimos allí, solo descansamos tres días. Íbamos del hospital al hotel, y media hora para comer. Nada más. Sabíamos perfectamente a lo que íbamos, y no me quejo, pero ese ritmo sólo lo aguantas un mes, más no”.

Hemos vivido el espíritu SAMU en estado puro, y eso que algunos de los miembros del equipo no habían trabajado antes con SAMU, como yo”, reconoce Roberto Millares. “Hemos aprendido a gestionar la incertidumbre y nuestras propias miserias”. Y es que, “el espíritu SAMU hasta que no lo vives, no lo sientes”.

La llegada del equipo de SAMU a El Salvador: Un recibimiento fraternal

SAMU ha completado con éxito durante agosto la Misión El Salvador 2020, que establece un hito para la entidad por el contexto histórico en el que se ha llevado a cabo, en plena pandemia mundial por la Covid-19, y por haber servido para establecer sólidos lazos de cooperación y fraternidad con el país centroamericano.

La expedición formada por 28 profesionales entre médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería partió el 29 de julio hacia El Salvador como respuesta de SAMU al llamamiento internacional formulado por el propio gobierno salvadoreño para hacer frente a la pandemia en el país. El objetivo de esta misión de cooperación era triple: adiestrar y formar al personal sanitario local, ayudar en la organización y logística, y ofrecer apoyo asistencial en el recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador.

Numerosas autoridades despidieron a este equipo de intervención de catástrofes tanto en Gelves (Sevilla), de donde partieron los sanitarios en autobús hasta Madrid, como en la capital de España, tal y como se adelantó en la edición de agosto de esta Revista SAMU. Entre las autoridades que desearon suerte a los sanitarios destacaron el embajador de El Salvador en España, Mauricio Peñate Guzmán; la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos.

Después del vuelo transoceánico, la acogida al equipo fue sobresaliente desde el primer minuto. La ministra de Relaciones Exteriores de la República de El Salvador, Alejandra Hill Tinoco; el vicepresidente de la República, Félix Ulloa; y el ministro de Salud, Francisco Alabí, acudieron al Aeropuerto Internacional San Óscar Arnulfo Romero de El Salvador junto a otros altos cargos del Gobierno salvadoreño para recibir al contingente de 28 profesionales que han permanecido en este país durante un mes.

“No nos esperábamos en absoluto aquel recibimiento. Fue extraordinario”, reconoce Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión El Salvador. “Tras aterrizar, a pie de pista, nos recibió un nutrido grupo de personas en representación del Gobierno del país que, manteniendo la distancia de seguridad, nos saludaron y nos dieron las gracias por acudir para ayudarles a hacer frente a la Covid-19. Nunca, en ninguna de las misiones en las que he participado, me han recibido así”, continúa el enfermero. “Recuerdo que por unos segundos pensé: ¿qué expectativas tienen estas personas de nosotros? Luego supe que, fuesen cuales fuesen, íbamos a dar la talla porque llevábamos un equipo humano y profesional muy potente”.

En las mismas instalaciones aeroportuarias, la ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, Alejandra Hill, señaló: “Pocas veces en mi vida he sentido el nivel de emoción y de gozo que he experimentado al verles a cada uno de ustedes bajar de ese avión. La calidad y la solidaridad es palpable”.

“En nombre de nuestro presidente, Nayib Bukele, sean bienvenidos a su patria, a una patria que ahora compartimos, que los abraza y que los acoge, y a una patria que los considera nuestros. Bienvenidos a su casa, gracias en nombre de nuestros médicos, que están agotados, pero que sacan fortaleza de su voluntad para curar a nuestros ciudadanos; gracias en nombre de los pacientes que están sufriendo; y gracias en nombre del pueblo salvadoreño”, insistió Hill Tinoco.

Juan González de Escalada, director de esta misión, fue el encargado de tomar la palabra: “Todos y cada uno de nosotros venimos como voluntarios a darlo todo para hacerle frente a esta pandemia”.

La Misión El Salvador, como SAMU ha denominado a la operación, se puso en marcha después de que el Ministerio de Salud de El Salvador emitiera una solicitud de asistencia para dar apoyo a un nuevo hospital, el Hospital Nacional El Salvador, localizado en San Salvador, que abrió sus puertas el 21 de junio con 105 camas de UCI y 100 camas hospitalarias, y que está siendo adecuado de forma paulatina para poder ofrecer hasta 1.000 camas de UCI.

En El Salvador, hay un médico por cada 5.964 habitantes y una enfermera por cada 1.223 habitantes, con un importante déficit en especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos (UCI).

Desde que arrancó esta misión de cooperación internacional, SAMU ha recibido a través de diversos canales numerosas muestras de apoyo, solidaridad y agradecimiento, especialmente del pueblo salvadoreño. El propio presidente del país, Nayib Bukele, publicó en sus redes sociales una emotiva carta dirigida a la expedición de SAMU.

“Ellos no son salvadoreños, no son hijos de migrantes, no tienen lazos con nuestro país, no están cobrando salario extra y no ganan nada material. Sin embargo, vienen a nuestro país a salvar vidas, a arriesgar la suya propia. Dejan a sus familias en España, a quienes no verán durante un mes. Lo hacen, por una sola razón: quieren salvar vidas. Y vienen a salvar las nuestras”, señaló Bukele en sus redes sociales en referencia al equipo e SAMU. “Nos dan una gran lección de humanidad a todos”.

Misión El Salvador 2020 de SAMU: la formación como legado

El equipo de intervención de catástrofes enviado por SAMU a El Salvador no ha dejado de trabajar desde que pisó tierras centroamericanas el 30 de julio. Durante un mes, los sanitarios han estado operativos de manera voluntaria en jornadas de 12 horas en primera línea para hacer frente a la pandemia de la Covid-19 en el Hospital Nacional El Salvador.

Entre los objetivos principales de SAMU figuraban tres. En primer lugar, responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados. En segundo lugar, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador. Y en tercer término, reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.

Una vez sobre el terreno, en los primeros días de la misión, los profesionales de SAMU participaron en una visita guiada por el hospital, a través de la cual pudieron realizar un reconocimiento de su estructura y valorar las capacidades logísticas y organizativas de este nuevo centro sanitario, un gigante con capacidad para albergar hasta 2.000 camas, la mitad de ellas de UCI. A continuación, realizaron un diagnóstico sobre la situación y desarrollaron un plan de actuación para su ejecución durante el mes de duración de este proyecto.

“Uno de los principales problemas que nos encontramos al llegar es que, a pesar de que el hospital cuenta con equipos de primer nivel, existían ciertas deficiencias organizativas, además de que los recursos humanos eran limitados. Había pocos médicos especialistas y gran parte del personal carecía de experiencia en situaciones de crisis como la que estamos viviendo en la actualidad y en el manejo de pacientes críticos en un hospital con tanta capacidad como éste”, relata Andrés Rodríguez Holst, team manager de esta misión.

Juan González de Escalada, director de la misión El Salvador, añade sus impresiones: “Los medios del hospital, en mi opinión, son aceptables. Era sorprendente ver cómo había alas enteras del hospital que aún estaban desocupadas pero que sí estaban dotadas. Los medios están muy bien. Lo que había que pulir es las formas de trabajar del personal. Algunos profesionales son junior, otros no. También vimos profesionales a los que se les está promocionando y potenciando para que aceleren su crecimiento y su desarrollo, y puedan pasar de un nivel más básico a una mejor labor de gestión. En ese sentido, creo que hemos podido sacar mucho partido de ellos”.

SAMU ha llevado a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño.

SAMU ha establecido un organigrama junto a los directivos del hospital que les ayude a trabajar de manera más organizada y efectiva, y ha asesorado a los profesionales locales a la hora de esclarecer las funciones de cada uno de ellos, especialmente de los puestos intermedios. También se ha realizado una labor de apoyo en el propio hospital y se han desarrollado talleres formativos con contenido asistencial.

“Hemos llevado a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama. A las 6:30 de la mañana llegábamos al hospital, nos cambiábamos de ropa, al igual que todos los sanitarios del centro, y empezábamos las guardias y turnos en el hospital. Hemos acompañado y trabajado con los sanitarios locales codo con codo para ayudarles a reforzar sus competencias en la organización de gestión hospitalaria y, a su vez, hemos estado con los mandos intermedios acompañando en la toma de decisiones y haciendo recomendaciones”, explica Juan González de Escalada.

El equipo de SAMU ha ofrecido entrenamiento clínico específico en distintos ámbitos como el triaje; la implementación inmediata de medidas apropiadas de prevención y control de infecciones (IPC); el abordaje al paciente crítico de forma precoz y su correspondiente monitorización; la prevención de complicaciones y tratamientos específicos anti-nCoV y manejo de los efectos secundarios, entre otros.
El contingente desplazado desde Sevilla ha prestado apoyo operativo para la supervisión y establecimiento de un centro de tratamiento Covid-19 de campaña, ha reforzado el diseño de zonas y protocolos de descontaminación de pacientes, control de flujos de intervinientes, zonificación, sectorización y análisis de vulnerabilidad e idoneidad de instalaciones Covid-19. Además, los profesionales de SAMU se han puesto a disposición de los sanitarios locales para la realización de cursos de bioseguridad.

Juan González de Escalada destaca la actitud abierta de los sanitarios salvadoreños a la hora de recibir asesoramiento y nuevos conocimientos por parte del equipo de SAMU. “La generosidad de todos ellos ha sido enorme por permitirnos escudriñar todos los rincones de este magnífico hospital, y también por permitirnos estar junto a ellos, todo el día, intentando hacer recomendaciones para que quizás su trabajo pueda ser aún mejor. Es una experiencia muy gratificante. Hemos podido compartir con estos profesionales todo lo que aprendimos en el pico de la pandemia en España”.

En cuanto a los pacientes atendidos, el director de la misión reconoce no haber detectado grandes diferencias entre los pacientes de España y El Salvador. “Es cierto que, en España, durante el pico de la pandemia nosotros atendidos principalmente a personas mayores provenientes de residencias de ancianos. La edad media de los pacientes es diferente pero su fisiopatología es similar”, explica Juan González de Escalada. “En El Salvador los pacientes son más jóvenes. Una de las primeras altas que dimos en España fue a un paciente de 94 años que estaba fantástico de cabeza y de físico. En El Salvador, por el contrario, el otro día vimos a una chica que a mis ojos tenía ocho o nueve años, y resultó que tenía 17 porque sufría bajo peso. Ese ha sido uno de los casos más impactantes para mí, ya que yo soy padre de dos menores”.

En cuanto al estado de ánimo del equipo, el enfermero Andrés Rodríguez asegura que los efectivos se han mantenido a pleno rendimiento. “Es cierto que en los últimos días, el equipo ya acusaba el cansancio. Trabajábamos en turnos de doce horas, seis días a la semana. Han sido muchos días de duro trabajo y muchas horas con el Equipo de Protección Individual (EPI) puesto, pero los ánimos y, sobre todo, la dedicación y eficacia en el trabajo no han decaído”, señala Andrés Rodríguez. “Ha sido muy importante el trabajo humano y de reflexión que hacíamos con cada uno de los chicos desde el equipo de mando para que mentalmente estuvieran al 100%”.

El enfermero Andrés Rodríguez agradece el apoyo recibido por parte de la población salvadoreña y de los propios profesionales del hospital. “Durante nuestra estancia en El Salvador, recibimos continuas muestras de cariño y de apoyo, incluso veíamos pancartas con nuestras fotografías y palabras de agradecimiento en la calle. La atención mediática también ha sido muy grande. Nunca en mis misiones anteriores había vivido algo así”.

Rodríguez también se muestra muy satisfecho con los miembros del equipo seleccionado para esta misión. “Estoy muy contento con el equipo. A muchos de ellos ya los conocía y había trabajado con ellos con anterioridad, pero a otros no, y me han sorprendido mucho para bien. Todos han dado la talla de manera sobresaliente. Es un equipo muy potente y difícil de igualar”.

Los 28 participantes de esta misión internacional han dado todo lo que estaba en sus manos, robándole incluso horas al sueño y al descanso en beneficio de los pacientes. Ahora regresan a España con la satisfacción del trabajo bien hecho y de que su acción ha salvado numerosas vidas.

La sociedad salvadoreña homenajea a los voluntarios de SAMU

La sociedad salvadoreña ha mostrado su gratitud a la expedición de SAMU en numerosas ocasiones desde que el equipo aterrizó en el país y hasta el mismo momento de su partida hacia España. Las más altas instancias del Gobierno, incluyendo al propio presidente Nayib Bukele, han arropado a los miembros de la misión con mensajes de ánimo a través de las redes sociales y en diversos actos institucionales repartidos a lo largo de agosto. Uno de los homenajes más destacados a la expedición fue el ofrecido por la Asociación Nacional de Enfermeras de El Salvador (ANES), que entregó a todos los compañeros una obra del taller del reconocido escultor y pintor Fernando Llort, fallecido en 2018.

“Nuestros agradecimientos a la Misión SAMU El Salvador. Sus aportes quedarán en la historia vivida en esta emergencia de la Covid-19, pero sobre todo en los profesionales de salud de El Salvador que trabajaron junto a ustedes”, señalaron las representantes de la ANES.

La sociedad civil se ha volcado con los compañeros de SAMU. Como ejemplo, la empresa Línea Ejecutiva se ha encargado de cubrir de forma altruista todos los desplazamientos del equipo, y también entregó un reconocimiento a los representantes del grupo.

En la jornada previa a su regreso a España, el equipo de SAMU hizo entrega al Gobierno salvadoreño de cerca de 2.500 artículos de material de protección sobrante entre equipos de protección individual, guantes, pantallas, mascarillas y cintas de balizar para el almacén del Hospital. En el acto estuvieron presentes la directora del hospital, la doctora Laura Miranda, y el viceministro de Salud, Carlos Alvarenga. Éste último agradeció el apoyo brindado por Grupo SAMU, “no solo con la entrega de este donativo, sino también por su trabajo realizado en ese centro hospitalario en la atención de pacientes con coronavirus”.

Por otro lado, un día antes de la marcha de los miembros de SAMU, el ministro de Salud, Francisco Alabí, y la directora del Hospital El Salvador, en el que se ha desarrollado la misión de SAMU, brindaron un homenaje a los voluntarios españoles en reconocimiento a su labor y dedicación frente a la Covid-19 en el país.

La doctora Laura Miranda, responsable del macrohospital, señaló: “Ustedes vinieron a darle la mano a un paciente salvadoreño tendido en la cama por el virus. La atención que ustedes les dieron generó un cambio en la psiquis del paciente. Todo el equipo de este hospital está muy agradecido con ustedes, pero más, las personas a quienes ayudaron a salir adelante”.

Juan González de Escalada, jefe de la misión de SAMU, agradeció la “generosidad” del Gobierno y de los propios sanitarios con los que han compartido funciones durante el último mes. “Gracias por ayudarnos también a revisar todo aquello que creíamos que sabíamos y a seguir creciendo como profesionales”, subrayó.

El ministro de Salud, que recibió junto a su equipo la insignia de la Misión contra la Covid-19 de SAMU, se sumó a esta despedida: “Han estado semanas apoyándonos y eso nos ha generado lazos y vínculos de hermandad, pero en especial, la ganancia de experiencias que nos dejan para combatir la pandemia. Agradecemos que el único interés que ustedes tuvieron fue la salud del prójimo, y en este caso, la salud del pueblo salvadoreño”.

Regreso de la misión ‘El Salvador 2020’ de SAMU: “Ya nada será lo mismo entre nosotros”

«Ya están aquí, ya están aquí”. La alegría contenida de familiares y amigos que esperaban la llegada de los 28 participantes de la Misión El Salvador a las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), se desató cuando algunos comenzaron a vislumbrar a lo lejos el autobús en el que viajaban los sanitarios. Aplausos, vítores y pancartas para dar la bienvenida a estos héroes que llegaron a Sevilla el sábado 29 de agosto tras un largo viaje transoceánico desde el país centroamericano y ocho horas en autobús desde el aeropuerto de Madrid.

Los profesionales bajaron de uno en uno del vehículo protegidos con mascarillas, algunos incluso con gafas y pantallas faciales, medidas de protección que no impidieron ver en sus rostros la emoción y la satisfacción de estar ya en casa.

Los familiares y amigos tuvieron que conformarse con saludar a sus seres queridos detrás de dos vallas para mantener la distancia de seguridad.

“Ha sido una experiencia muy intensa, en la que nos hemos sentido en todo momento arropados y acompañados por los profesionales salvadoreños, quienes han demostrado hacia nosotros una enorme generosidad”, señaló al llegar a Sevilla Juan González de Escalada, director de esta misión y jefe de Operaciones de SAMU. “Hemos tenido la oportunidad de formar a numerosos profesionales y también de trabajar junto a ellos codo con codo, volcando nuestro conocimiento y experiencia acumuladas en la gestión de la Covid-19 en España en El Salvador”.

“Se nota el trabajo que hace el Gobierno de El Salvador por su pueblo, es inigualable, luchan cada día por la salud de cada paciente y eso no lo tienen todas las naciones”, añadió Daniel Sánchez, técnico en cuidados auxiliares de enfermería y uno de los 28 profesionales que ha participado en la misión.

Durante 24 horas, todos los miembros del contingente descansaron en las instalaciones de Escuela SAMU a la espera de conocer el resultado de las pruebas de detección de Covid-19 realizadas a su llegada a España antes de reunirse por fin con sus familiares.

El presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, fue el encargado de dar la buena noticia durante el emotivo homenaje en honor a los participantes de esta misión internacional: ningún contagio entre los miembros del equipo, todos negativos.

Este acto oficial de bienvenida se celebró la tarde del 30 de agosto, un día después de la llegada de los sanitarios, en Escuela SAMU (Gelves), y contó con la participación, entre otras autoridades, del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío.

En representación de los familiares, se dirigió a los voluntarios Ana María, madre de Victoria, una de las participantes en el contingente, quien muy emocionada mostró su agradecimiento “a estos 28 valientes que vuelven de una misión de valientes”.

Todos los padres nos sentimos tremendamente agradecidos tanto a nuestros hijos como a SAMU”, señaló esta madre, que agradeció la información constante recibida por los responsables de SAMU. “Nos consta que vuelven con la misión cumplida, misión profesional y tremendamente humana. Particularmente me quedo con lo que mi hija me contó el segundo día que hablé con ella: ‘es que son los mejores, mamá’. Muchísimas gracias”.

A continuación se llevó a cabo la entrega de condecoraciones y diplomas a los 28 integrantes de la misión a cargo del presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva; el cónsul honorario de El Salvador, Ignacio de Cossío; y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada.

Uno de los momentos más emotivos del acto fue la intervención de Juan González de Escalada, director de la misión. Durante sus discurso, fue desgranando distintos momentos, felices y complicados, de la experiencia, con recuerdos y guiños para todos los voluntarios. “En nombre de todo el equipo, y también personalmente, gracias a todos por permitirnos vivir esta experiencia”. “Nada hubiera sido posible sin saber -dijo a las familias- que sabíais que ellos estaban seguros en El Salvador, y que confiabais en lo que estábamos haciendo”. “Más que hermanamiento entre los países y las personas de El Salvador y España, yo diría que ha habido casi una adopción. Sois un equipazo. Veremos las caras de los salvadoreños cada vez que nos encontremos. Ya nada será lo mismo entre nosotros”, concluyó.

Pero sin duda, el momento cumbre fue cuando se dio paso a un audio de una colega del Hospital Nacional de El Salvador, quien entre lágrimas agradeció todo el esfuerzo y la dedicación del contingente español, lo que conmovió enormemente tanto a los voluntarios como a sus familiares.

“Quiero que sepan que nos han dejado a todos con una gran tristeza y vacío en el corazón, y no hemos tenido ocasión de agradecerles todo lo bueno que han hecho por nosotros. Somos un país muy pobre, de los más pequeños de América, y ha sido un honor y un privilegio haberles tenido aquí. Su promoción es muy específica y más precisa, nos hubiera encantado tenerlos aquí más tiempo. Pero que sepan que siempre los llevaremos en nuestro corazón y nuestras puertas siempre estarán abiertas a vosotros”, manifestó la compañera sanitaria.

Antes de terminar el acto, el doctor Carlos Álvarez Leiva recordó que la misión ha sido posible gracias a la intervención directa y personal del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, a quien se le hizo entrega de una medalla como gesto a su confianza en SAMU y su fundación.