Acceso Máster de Enfermería Escuela SAMU 2020

Regreso a las aulas: Otro enfoque para una formación de élite en Escuela SAMU

Escuela SAMU ha vivido estos días un extraño inicio de curso a causa de la crisis sanitaria del Covid-19 que vive el planeta. Tras el parón obligatorio de las clases presenciales en marzo, y tras la vigencia del estado de alarma, el equipo directivo y docente de Escuela SAMU retoma con fuerza toda su oferta académica con el propósito de ofrecer a sus alumnos la alta calidad que siempre ha caracterizado a este centro de formación.

El curso empezó el 15 de septiembre para los alumnos de los ciclos de Formación Profesional de Grado Medio en Técnico de Emergencias Sanitarias, Grado Medio en Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y el Grado Superior de Técnico en Integración Social. A diferencia de años anteriores, en los que el acto inaugural del curso se celebró en el Ayuntamiento de Gelves, en esta edición la pandemia obligó a organizar tres actos distintos en las instalaciones del propio centro de formación, y así poder garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad anticovid. En todos estos actos estuvieron presentes los profesores del centro y el director del mismo, Juan González de Escalada.

El lunes 21 de septiembre también retomaron sus clases los estudiantes del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria y los del Máster de Emergencias Médicas Fundación CEU San Pablo Andalucía, ambos de la promoción 2019-2020, que no pudieron concluir el pasado curso sus estudios como consecuencia del estado de alarma.

“Durante el estado de alarma, Escuela SAMU se adaptó a las circunstancias y se impartieron las clases de manera on line, pero en el caso del máster de Enfermería, nos dimos cuenta que si queríamos garantizar la calidad y la exigencia del mismo, debíamos pararlo y retomarlo cuando fuera posible, ya que el plan de formación incluye numerosas actividades y simulacros de situaciones de emergencias imposibles de llevar a cabo en un estado de alarma”, explica el profesor Andrés Rodríguez. “Los alumnos están haciendo un esfuerzo enorme para continuar sus estudios en horario de mañana y tarde, de lunes a sábado, para poder acabar la formación en dos meses”.

El 13 de octubre, por otro lado, está previsto que arranque el máster de Enfermería de este año (2020-2021), así como una nueva edición del Máster de Emergencias Médicas Fundación CEU San Pablo.

Este año, como consecuencia de la pandemia, el número de alumnos del Máster de Enfermería se ha reducido para poder cumplir con las exigencias del Gobierno y las normas anticovid y así poder garantizar la calidad del máster.

También resultaron bastantes diferentes las pruebas de acceso al Máster de Enfermería, que se celebraron el 7 de septiembre y a las que se preinscribieron 36 personas, “muchas menos que en años anteriores, como consecuencia de la Covid-19”, indica Andrés Rodríguez.

En ediciones anteriores, la primera parte de esta prueba de acceso tenía lugar en el Pabellón San Pablo de Sevilla, y constaba de varios ejercicios físicos: natación, velocidad, salto. En esta ocasión, y con el propósito de adaptarse a las circunstancias, las pruebas se han celebrado íntegramente en las instalaciones de la Escuela en Gelves (Sevilla).

“Mientras que en años anteriores, los aspirantes se enfrentaban a pruebas físicas más generales, este año se han enfrentado a situaciones lo más realistas posibles y relacionadas con situaciones de emergencias. Se les ha puesto en situaciones de estrés y presión ambiental. Esto nos ha permitido ver su capacidad de reacción. Se les ha puesto a prueba para ver si soportaban la tensión de lo que iba a ser su trabajo en un futuro”, explica la profesora Saray Toro. “En este sentido, han realizado ejercicios con el maletín polivalente, la bomba de oxígeno, subir a un edificio cargado de material, hacer masajes cardiorespiratorios, realizar la asistencia y valorar sus capacidades físicas”.

También ha habido una carrera de velocidad, pero con ella se ha querido comprobar si los aspirantes tenían fondo y resistencia para trabajar con los materiales que se utilizan estos sanitarios a diario.
“En mi opinión, este cambio ha sido positivo, porque a través de las nuevas pruebas hemos podido valorar tanto la capacidad física de los aspirantes como su actitud”, señala Saray Toro.

Para poder cumplir con las normas anticovid, especialmente en lo que respecta a la distancia de seguridad, y teniendo en cuenta que este año, especialmente durante los dos primeros meses, habrá más cursos, ya que a los ordinarios de este año se suman los dos másteres que no pudieron concluir el pasado año, SAMU ha ampliado el número de aulas y ha instalados una decena de iglús para poder impartir clases a grupos reducidos. Además, muchas de las clases prácticas se realizarán al aire libre en lugar de dentro de las aulas, siempre que el tiempo lo permita.

Misión SAMU El Salvador 2020

Las lecciones de la misión SAMU El Salvador 2020

Tras una misión de cooperación humanitaria, en muchas ocasiones, la vuelta a la rutina se produce de manera tan rápida que a uno no le da tiempo a procesar todo lo vivido, pero todos esos recuerdos, experiencias y miserias permanecen en la conciencia de cada uno a la espera de poder digerirlos. Veinte días después de su regreso, cinco profesionales de los 28 que viajaron a El Salvador el 29 de julio en misión humanitaria para hacer frente al Covid-19 se han reunido por primera para hablar de su experiencia.

Algunos de estos sanitarios no se habían visto desde que se despidieron el 30 de agosto tras el acto de bienvenida organizado en Escuela SAMU tras su regreso de El Salvador. Al reencontrarse, se saludan con cariño pero con precaución. El Covid-19 continúa presente y todos llevan mascarillas. Tras algunas fotos para Revista SAMU, los cinco profesionales se sientan en círculo en una de las aulas de Escuela SAMU. Todo está en silencio. No hay prisas, nadie les molesta. Es el momento de que Alejandro, María, Rubén, Ignacio y Roberto reflexionen sobre lo vivido.

Todos ellos se enteraron de que SAMU preparaba una misión humanitaria en El Salvador a raíz del llamamiento de voluntarios que SAMU hizo a través de sus redes sociales o de diferentes grupos de WhatsApp, y decidieron enviar su currículum. Algunos ya tenían experiencia con pacientes de Covid-19 en Sevilla, como el auxiliar de enfermería (TCAE) Rubén Izquierdo, de 21 años, que participó en el dispositivo del Hotel Alcora de SAMU, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla); o el Técnico en Emergencias Sanitaria (TES) Ignacio Pavón Carrasco, que también trabajó en el dispositivo que SAMU puso en marcha en la Línea de la Concepción (Cádiz), ambos durante la primera ola de la pandemia en España. “Para mí, este trabajo es vocacional. El hecho de querer ayudar me encanta. También soy voluntario en Cruz Roja y Protección Civil”, señala Ignacio Pavón.

El estudiante de 4º de Medicina Roberto Millares estaba en julio trabajando de camarero en Mallorca cuando lo seleccionaron para ir a El Salvador. “Tenía muy buenas referencias de SAMU. Amigos míos ya habían trabajado con esta organización. No me lo pensé dos veces. Dejé el trabajo y cogí el primer vuelo. Al día siguiente ya estaba en la Escuela recibiendo la formación, y, al siguiente, nos fuimos. Fue todo muy rápido. Tuve que tomar decisiones muy rápidas, pero siempre con el apoyo de mi madre”, recuerda este joven.

María Martín Díaz, enfermera y exalumna del máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de Escuela SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía (2018-2020), también dejó un puesto de trabajo para viajar a El Salvador. En su caso, tenía un contrato laboral en el Hospital de Osuna hasta el 31 de agosto. “Rechacé el puesto siendo consciente de que el SAS me iba a penalizar y no me iba a llamar más durante un tiempo. De hecho, sé que están prolongando contratos hasta diciembre y yo eso me lo estoy perdiendo, pero no me arrepiento. Yo quería ir de misión. Era algo que siempre he querido hacer y hasta ahora no había podido”.

El benjamín de este grupo es el técnico en emergencias sanitarias Alejandro Martín, de 18 años. “Cuando decidí irme a El Salvador, en casa sólo me apoyó mi padre, que es bombero y le gustan las emergencias. Ni mi madre, ni mi abuelo ni mi hermana me apoyaron. Les asustaba que me fuera a otro país con 18 años. Pero al final me salí con la mía”.

Todos coinciden en afirmar que esta misión no ha sido tan asistencial como otras misiones de SAMU. La entidad llevó a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño. También se llevó a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama, trabajando con los profesionales locales codo con codo.

Estos especialistas también encontraron grandes diferencias entre el trabajo realizado por SAMU en España y en El Salvador. “Para empezar, el tipo de paciente no tenía nada que ver. En el Hotel Alcora, dentro de la gravedad, tratábamos a personas mayores pero estables. No había ninguna persona intubada porque no teníamos UCI, pero en El Salvador sí trabajamos con pacientes en cuidados intensivos”, explica María Martín. “La edad de los pacientes también era distinta. En El Salvador atendíamos a personas mucho más jóvenes”.

La organización y la forma de trabajar también son diferentes. Aquí tenemos la figura del médico, enfermero, auxiliar y técnico, con sus funciones, pero allí hay muchas especializaciones dentro de una misma profesión, por ejemplo, la de enfermero. El trabajo y las funciones de cada uno se diversifican demasiado y esto, a nuestro entender, dificulta mucho la organización del trabajo”, continúa explicando la enfermera María Martín. “Por otro lado, la experiencia de los profesionales del hospital en el que trabajamos en Covid-19 y en UCI con múltiples pacientes era limitada”.

Alejandro Martín reconoce que uno de los aspectos que más le impactó de esta experiencia fue el número de muertos. “Nunca había visto morir a alguien”, confiesa el joven de 18 años. “En cada país y hospital tienen sus propias normas y te tienes que adaptar a ellas. Pero eso no quita que no sientas impotencia y frustración cuando no se hacen las cosas a tu manera, o bajo el criterio que has aprendido, sobre todo cuando los pacientes son personas jóvenes. En este sentido, hubo casos que me impactaron mucho”.

“Esta pandemia está llevando a profesionales sanitarios de todo el mundo a situaciones límite. A muchos, esta crisis les sobrepasa. Solo quieren cumplir con su horario de trabajo e irse a casa. Están desbordados y agotados, y no se les puede culpar por ello”, añade María Martín.

“También apreciamos capacidad de mejora en las calidades asistenciales. Quizás el fallo esté en la base, en el plan docente, no lo sé. Todo esto te hace reflexionar sobre el buen sistema sanitario que tenemos en España”, continúa Roberto Millares, estudiante de Medicina. “Por otro lado, observamos que la calidad y cantidad de los recursos era la adecuada, pero sí existía posibilidad de optimizar la gestión de los mismos”.

Fuera del ámbito hospitalario y asistencial, otro de los aspectos que más ha marcado a estos profesionales fue el recibimiento con el que les brindó el Gobierno y la sociedad salvadoreña en general.
“Ya en el avión, antes de bajar, algunos pasajeros nos dijeron ‘prepárense porque va a estar la prensa esperando’. Nosotros no nos lo creíamos, pensábamos que exageraban. Pero cuando vimos allí a personal del Gobierno nos quedamos de piedra. Es como si en España te recibiera el ministro Salvador Illa”, comenta Roberto Millares. “Como dice Juan González de Escalada, director de la misión, durante nuestra estancia, a veces parecíamos estrellas del rock y otras la madre Teresa de Calcuta”, añade María Martín.

Todos ellos coinciden en el “maravilloso” y “cariñoso” trato recibido por parte de la sociedad salvadoreña. “Nos han cuidado desde el primer momento. Con nosotros iba siempre personal de seguridad de paisano y la mayoría de nosotros no nos dimos ni cuenta”, destaca Ignacio Pavón. “La gente se paraba por la calle a saludarnos y los pacientes eran súper cariñosos y agradecidos”.

Los profesionales destacan también la buena convivencia del grupo de samuitas. “Hicimos una piña. Yo no me lo esperaba. Por mi experiencia en otros trabajos anteriores y convivencias similares, pensé que el clima no iba a ser tan bueno, pero lo cierto es que se respiraba un gran compañerismo”, afirma el auxiliar de enfermería Rubén Izquierdo. “Si alguien tenía un problema o había tenido un mal día, hacíamos piña, le abrazábamos y le animábamos. Buscábamos la manera de que se sintiera bien e, incluso, si hacía falta, buscábamos una tarta para levantar los ánimos. Éramos una familia”.

En todo momento, los cinco, al igual que el resto de la misión, se sintieron arropados por el llamado Gabinete Retrasado. Así se denomina al grupo de profesionales que desde Sevilla cubría las necesidades del equipo e informaba en todo momento a los familiares de los miembros de la misión. “Tenían registradas todas las fechas importantes, como cumpleaños y santos, y eso a nosotros nos ayudaba mucho en los momentos más duros”, recuerda María Martín.

“Mi madre me llegó a decir que se sentía mucho más segura conmigo en El Salvador que si estuviera en Sevilla o en Mallorca, por toda la información que recibía desde el Gabinete Retrasado. A veces la llamo poco”, añade Roberto Millares. “El Gabinete Retrasado era el gran desconocido para nosotros. Era como si sus miembros estuvieran allí con nosotros siempre, lo sabían todo de nosotros y sabían todo lo que ocurría en El Salvador, cada detalle, cada incidencia, era como el Gran Hermano”, señala divertido Ignacio Pavón.

A la pregunta de si repetirían la experiencia, todos responden al unísono con un sí. “Yo incluso me hubiera quedado más tiempo, aunque con ciertos matices”, reconoce la enfermera María Martín. “Por ejemplo, el horario de trabajo. En todo el mes que estuvimos allí, solo descansamos tres días. Íbamos del hospital al hotel, y media hora para comer. Nada más. Sabíamos perfectamente a lo que íbamos, y no me quejo, pero ese ritmo sólo lo aguantas un mes, más no”.

Hemos vivido el espíritu SAMU en estado puro, y eso que algunos de los miembros del equipo no habían trabajado antes con SAMU, como yo”, reconoce Roberto Millares. “Hemos aprendido a gestionar la incertidumbre y nuestras propias miserias”. Y es que, “el espíritu SAMU hasta que no lo vives, no lo sientes”.

Llegada Misión El Salvador 2020 SAMU

La llegada del equipo de SAMU a El Salvador: Un recibimiento fraternal

SAMU ha completado con éxito durante agosto la Misión El Salvador 2020, que establece un hito para la entidad por el contexto histórico en el que se ha llevado a cabo, en plena pandemia mundial por la Covid-19, y por haber servido para establecer sólidos lazos de cooperación y fraternidad con el país centroamericano.

La expedición formada por 28 profesionales entre médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería partió el 29 de julio hacia El Salvador como respuesta de SAMU al llamamiento internacional formulado por el propio gobierno salvadoreño para hacer frente a la pandemia en el país. El objetivo de esta misión de cooperación era triple: adiestrar y formar al personal sanitario local, ayudar en la organización y logística, y ofrecer apoyo asistencial en el recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador.

Numerosas autoridades despidieron a este equipo de intervención de catástrofes tanto en Gelves (Sevilla), de donde partieron los sanitarios en autobús hasta Madrid, como en la capital de España, tal y como se adelantó en la edición de agosto de esta Revista SAMU. Entre las autoridades que desearon suerte a los sanitarios destacaron el embajador de El Salvador en España, Mauricio Peñate Guzmán; la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos.

Después del vuelo transoceánico, la acogida al equipo fue sobresaliente desde el primer minuto. La ministra de Relaciones Exteriores de la República de El Salvador, Alejandra Hill Tinoco; el vicepresidente de la República, Félix Ulloa; y el ministro de Salud, Francisco Alabí, acudieron al Aeropuerto Internacional San Óscar Arnulfo Romero de El Salvador junto a otros altos cargos del Gobierno salvadoreño para recibir al contingente de 28 profesionales que han permanecido en este país durante un mes.

“No nos esperábamos en absoluto aquel recibimiento. Fue extraordinario”, reconoce Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión El Salvador. “Tras aterrizar, a pie de pista, nos recibió un nutrido grupo de personas en representación del Gobierno del país que, manteniendo la distancia de seguridad, nos saludaron y nos dieron las gracias por acudir para ayudarles a hacer frente a la Covid-19. Nunca, en ninguna de las misiones en las que he participado, me han recibido así”, continúa el enfermero. “Recuerdo que por unos segundos pensé: ¿qué expectativas tienen estas personas de nosotros? Luego supe que, fuesen cuales fuesen, íbamos a dar la talla porque llevábamos un equipo humano y profesional muy potente”.

En las mismas instalaciones aeroportuarias, la ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, Alejandra Hill, señaló: “Pocas veces en mi vida he sentido el nivel de emoción y de gozo que he experimentado al verles a cada uno de ustedes bajar de ese avión. La calidad y la solidaridad es palpable”.

“En nombre de nuestro presidente, Nayib Bukele, sean bienvenidos a su patria, a una patria que ahora compartimos, que los abraza y que los acoge, y a una patria que los considera nuestros. Bienvenidos a su casa, gracias en nombre de nuestros médicos, que están agotados, pero que sacan fortaleza de su voluntad para curar a nuestros ciudadanos; gracias en nombre de los pacientes que están sufriendo; y gracias en nombre del pueblo salvadoreño”, insistió Hill Tinoco.

Juan González de Escalada, director de esta misión, fue el encargado de tomar la palabra: “Todos y cada uno de nosotros venimos como voluntarios a darlo todo para hacerle frente a esta pandemia”.

La Misión El Salvador, como SAMU ha denominado a la operación, se puso en marcha después de que el Ministerio de Salud de El Salvador emitiera una solicitud de asistencia para dar apoyo a un nuevo hospital, el Hospital Nacional El Salvador, localizado en San Salvador, que abrió sus puertas el 21 de junio con 105 camas de UCI y 100 camas hospitalarias, y que está siendo adecuado de forma paulatina para poder ofrecer hasta 1.000 camas de UCI.

En El Salvador, hay un médico por cada 5.964 habitantes y una enfermera por cada 1.223 habitantes, con un importante déficit en especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos (UCI).

Desde que arrancó esta misión de cooperación internacional, SAMU ha recibido a través de diversos canales numerosas muestras de apoyo, solidaridad y agradecimiento, especialmente del pueblo salvadoreño. El propio presidente del país, Nayib Bukele, publicó en sus redes sociales una emotiva carta dirigida a la expedición de SAMU.

“Ellos no son salvadoreños, no son hijos de migrantes, no tienen lazos con nuestro país, no están cobrando salario extra y no ganan nada material. Sin embargo, vienen a nuestro país a salvar vidas, a arriesgar la suya propia. Dejan a sus familias en España, a quienes no verán durante un mes. Lo hacen, por una sola razón: quieren salvar vidas. Y vienen a salvar las nuestras”, señaló Bukele en sus redes sociales en referencia al equipo e SAMU. “Nos dan una gran lección de humanidad a todos”.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Misión El Salvador 2020 de SAMU: la formación como legado

El equipo de intervención de catástrofes enviado por SAMU a El Salvador no ha dejado de trabajar desde que pisó tierras centroamericanas el 30 de julio. Durante un mes, los sanitarios han estado operativos de manera voluntaria en jornadas de 12 horas en primera línea para hacer frente a la pandemia de la Covid-19 en el Hospital Nacional El Salvador.

Entre los objetivos principales de SAMU figuraban tres. En primer lugar, responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados. En segundo lugar, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador. Y en tercer término, reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.

Una vez sobre el terreno, en los primeros días de la misión, los profesionales de SAMU participaron en una visita guiada por el hospital, a través de la cual pudieron realizar un reconocimiento de su estructura y valorar las capacidades logísticas y organizativas de este nuevo centro sanitario, un gigante con capacidad para albergar hasta 2.000 camas, la mitad de ellas de UCI. A continuación, realizaron un diagnóstico sobre la situación y desarrollaron un plan de actuación para su ejecución durante el mes de duración de este proyecto.

“Uno de los principales problemas que nos encontramos al llegar es que, a pesar de que el hospital cuenta con equipos de primer nivel, existían ciertas deficiencias organizativas, además de que los recursos humanos eran limitados. Había pocos médicos especialistas y gran parte del personal carecía de experiencia en situaciones de crisis como la que estamos viviendo en la actualidad y en el manejo de pacientes críticos en un hospital con tanta capacidad como éste”, relata Andrés Rodríguez Holst, team manager de esta misión.

Juan González de Escalada, director de la misión El Salvador, añade sus impresiones: “Los medios del hospital, en mi opinión, son aceptables. Era sorprendente ver cómo había alas enteras del hospital que aún estaban desocupadas pero que sí estaban dotadas. Los medios están muy bien. Lo que había que pulir es las formas de trabajar del personal. Algunos profesionales son junior, otros no. También vimos profesionales a los que se les está promocionando y potenciando para que aceleren su crecimiento y su desarrollo, y puedan pasar de un nivel más básico a una mejor labor de gestión. En ese sentido, creo que hemos podido sacar mucho partido de ellos”.

SAMU ha llevado a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño.

SAMU ha establecido un organigrama junto a los directivos del hospital que les ayude a trabajar de manera más organizada y efectiva, y ha asesorado a los profesionales locales a la hora de esclarecer las funciones de cada uno de ellos, especialmente de los puestos intermedios. También se ha realizado una labor de apoyo en el propio hospital y se han desarrollado talleres formativos con contenido asistencial.

“Hemos llevado a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama. A las 6:30 de la mañana llegábamos al hospital, nos cambiábamos de ropa, al igual que todos los sanitarios del centro, y empezábamos las guardias y turnos en el hospital. Hemos acompañado y trabajado con los sanitarios locales codo con codo para ayudarles a reforzar sus competencias en la organización de gestión hospitalaria y, a su vez, hemos estado con los mandos intermedios acompañando en la toma de decisiones y haciendo recomendaciones”, explica Juan González de Escalada.

El equipo de SAMU ha ofrecido entrenamiento clínico específico en distintos ámbitos como el triaje; la implementación inmediata de medidas apropiadas de prevención y control de infecciones (IPC); el abordaje al paciente crítico de forma precoz y su correspondiente monitorización; la prevención de complicaciones y tratamientos específicos anti-nCoV y manejo de los efectos secundarios, entre otros.
El contingente desplazado desde Sevilla ha prestado apoyo operativo para la supervisión y establecimiento de un centro de tratamiento Covid-19 de campaña, ha reforzado el diseño de zonas y protocolos de descontaminación de pacientes, control de flujos de intervinientes, zonificación, sectorización y análisis de vulnerabilidad e idoneidad de instalaciones Covid-19. Además, los profesionales de SAMU se han puesto a disposición de los sanitarios locales para la realización de cursos de bioseguridad.

Juan González de Escalada destaca la actitud abierta de los sanitarios salvadoreños a la hora de recibir asesoramiento y nuevos conocimientos por parte del equipo de SAMU. “La generosidad de todos ellos ha sido enorme por permitirnos escudriñar todos los rincones de este magnífico hospital, y también por permitirnos estar junto a ellos, todo el día, intentando hacer recomendaciones para que quizás su trabajo pueda ser aún mejor. Es una experiencia muy gratificante. Hemos podido compartir con estos profesionales todo lo que aprendimos en el pico de la pandemia en España”.

En cuanto a los pacientes atendidos, el director de la misión reconoce no haber detectado grandes diferencias entre los pacientes de España y El Salvador. “Es cierto que, en España, durante el pico de la pandemia nosotros atendidos principalmente a personas mayores provenientes de residencias de ancianos. La edad media de los pacientes es diferente pero su fisiopatología es similar”, explica Juan González de Escalada. “En El Salvador los pacientes son más jóvenes. Una de las primeras altas que dimos en España fue a un paciente de 94 años que estaba fantástico de cabeza y de físico. En El Salvador, por el contrario, el otro día vimos a una chica que a mis ojos tenía ocho o nueve años, y resultó que tenía 17 porque sufría bajo peso. Ese ha sido uno de los casos más impactantes para mí, ya que yo soy padre de dos menores”.

En cuanto al estado de ánimo del equipo, el enfermero Andrés Rodríguez asegura que los efectivos se han mantenido a pleno rendimiento. “Es cierto que en los últimos días, el equipo ya acusaba el cansancio. Trabajábamos en turnos de doce horas, seis días a la semana. Han sido muchos días de duro trabajo y muchas horas con el Equipo de Protección Individual (EPI) puesto, pero los ánimos y, sobre todo, la dedicación y eficacia en el trabajo no han decaído”, señala Andrés Rodríguez. “Ha sido muy importante el trabajo humano y de reflexión que hacíamos con cada uno de los chicos desde el equipo de mando para que mentalmente estuvieran al 100%”.

El enfermero Andrés Rodríguez agradece el apoyo recibido por parte de la población salvadoreña y de los propios profesionales del hospital. “Durante nuestra estancia en El Salvador, recibimos continuas muestras de cariño y de apoyo, incluso veíamos pancartas con nuestras fotografías y palabras de agradecimiento en la calle. La atención mediática también ha sido muy grande. Nunca en mis misiones anteriores había vivido algo así”.

Rodríguez también se muestra muy satisfecho con los miembros del equipo seleccionado para esta misión. “Estoy muy contento con el equipo. A muchos de ellos ya los conocía y había trabajado con ellos con anterioridad, pero a otros no, y me han sorprendido mucho para bien. Todos han dado la talla de manera sobresaliente. Es un equipo muy potente y difícil de igualar”.

Los 28 participantes de esta misión internacional han dado todo lo que estaba en sus manos, robándole incluso horas al sueño y al descanso en beneficio de los pacientes. Ahora regresan a España con la satisfacción del trabajo bien hecho y de que su acción ha salvado numerosas vidas.

Misión El Salvador 2020 SAMU

La sociedad salvadoreña homenajea a los voluntarios de SAMU

La sociedad salvadoreña ha mostrado su gratitud a la expedición de SAMU en numerosas ocasiones desde que el equipo aterrizó en el país y hasta el mismo momento de su partida hacia España. Las más altas instancias del Gobierno, incluyendo al propio presidente Nayib Bukele, han arropado a los miembros de la misión con mensajes de ánimo a través de las redes sociales y en diversos actos institucionales repartidos a lo largo de agosto. Uno de los homenajes más destacados a la expedición fue el ofrecido por la Asociación Nacional de Enfermeras de El Salvador (ANES), que entregó a todos los compañeros una obra del taller del reconocido escultor y pintor Fernando Llort, fallecido en 2018.

“Nuestros agradecimientos a la Misión SAMU El Salvador. Sus aportes quedarán en la historia vivida en esta emergencia de la Covid-19, pero sobre todo en los profesionales de salud de El Salvador que trabajaron junto a ustedes”, señalaron las representantes de la ANES.

La sociedad civil se ha volcado con los compañeros de SAMU. Como ejemplo, la empresa Línea Ejecutiva se ha encargado de cubrir de forma altruista todos los desplazamientos del equipo, y también entregó un reconocimiento a los representantes del grupo.

En la jornada previa a su regreso a España, el equipo de SAMU hizo entrega al Gobierno salvadoreño de cerca de 2.500 artículos de material de protección sobrante entre equipos de protección individual, guantes, pantallas, mascarillas y cintas de balizar para el almacén del Hospital. En el acto estuvieron presentes la directora del hospital, la doctora Laura Miranda, y el viceministro de Salud, Carlos Alvarenga. Éste último agradeció el apoyo brindado por Grupo SAMU, “no solo con la entrega de este donativo, sino también por su trabajo realizado en ese centro hospitalario en la atención de pacientes con coronavirus”.

Por otro lado, un día antes de la marcha de los miembros de SAMU, el ministro de Salud, Francisco Alabí, y la directora del Hospital El Salvador, en el que se ha desarrollado la misión de SAMU, brindaron un homenaje a los voluntarios españoles en reconocimiento a su labor y dedicación frente a la Covid-19 en el país.

La doctora Laura Miranda, responsable del macrohospital, señaló: “Ustedes vinieron a darle la mano a un paciente salvadoreño tendido en la cama por el virus. La atención que ustedes les dieron generó un cambio en la psiquis del paciente. Todo el equipo de este hospital está muy agradecido con ustedes, pero más, las personas a quienes ayudaron a salir adelante”.

Juan González de Escalada, jefe de la misión de SAMU, agradeció la “generosidad” del Gobierno y de los propios sanitarios con los que han compartido funciones durante el último mes. “Gracias por ayudarnos también a revisar todo aquello que creíamos que sabíamos y a seguir creciendo como profesionales”, subrayó.

El ministro de Salud, que recibió junto a su equipo la insignia de la Misión contra la Covid-19 de SAMU, se sumó a esta despedida: “Han estado semanas apoyándonos y eso nos ha generado lazos y vínculos de hermandad, pero en especial, la ganancia de experiencias que nos dejan para combatir la pandemia. Agradecemos que el único interés que ustedes tuvieron fue la salud del prójimo, y en este caso, la salud del pueblo salvadoreño”.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Regreso de la misión ‘El Salvador 2020’ de SAMU: “Ya nada será lo mismo entre nosotros”

«Ya están aquí, ya están aquí”. La alegría contenida de familiares y amigos que esperaban la llegada de los 28 participantes de la Misión El Salvador a las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), se desató cuando algunos comenzaron a vislumbrar a lo lejos el autobús en el que viajaban los sanitarios. Aplausos, vítores y pancartas para dar la bienvenida a estos héroes que llegaron a Sevilla el sábado 29 de agosto tras un largo viaje transoceánico desde el país centroamericano y ocho horas en autobús desde el aeropuerto de Madrid.

Los profesionales bajaron de uno en uno del vehículo protegidos con mascarillas, algunos incluso con gafas y pantallas faciales, medidas de protección que no impidieron ver en sus rostros la emoción y la satisfacción de estar ya en casa.

Los familiares y amigos tuvieron que conformarse con saludar a sus seres queridos detrás de dos vallas para mantener la distancia de seguridad.

“Ha sido una experiencia muy intensa, en la que nos hemos sentido en todo momento arropados y acompañados por los profesionales salvadoreños, quienes han demostrado hacia nosotros una enorme generosidad”, señaló al llegar a Sevilla Juan González de Escalada, director de esta misión y jefe de Operaciones de SAMU. “Hemos tenido la oportunidad de formar a numerosos profesionales y también de trabajar junto a ellos codo con codo, volcando nuestro conocimiento y experiencia acumuladas en la gestión de la Covid-19 en España en El Salvador”.

“Se nota el trabajo que hace el Gobierno de El Salvador por su pueblo, es inigualable, luchan cada día por la salud de cada paciente y eso no lo tienen todas las naciones”, añadió Daniel Sánchez, técnico en cuidados auxiliares de enfermería y uno de los 28 profesionales que ha participado en la misión.

Durante 24 horas, todos los miembros del contingente descansaron en las instalaciones de Escuela SAMU a la espera de conocer el resultado de las pruebas de detección de Covid-19 realizadas a su llegada a España antes de reunirse por fin con sus familiares.

El presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, fue el encargado de dar la buena noticia durante el emotivo homenaje en honor a los participantes de esta misión internacional: ningún contagio entre los miembros del equipo, todos negativos.

Este acto oficial de bienvenida se celebró la tarde del 30 de agosto, un día después de la llegada de los sanitarios, en Escuela SAMU (Gelves), y contó con la participación, entre otras autoridades, del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío.

En representación de los familiares, se dirigió a los voluntarios Ana María, madre de Victoria, una de las participantes en el contingente, quien muy emocionada mostró su agradecimiento “a estos 28 valientes que vuelven de una misión de valientes”.

Todos los padres nos sentimos tremendamente agradecidos tanto a nuestros hijos como a SAMU”, señaló esta madre, que agradeció la información constante recibida por los responsables de SAMU. “Nos consta que vuelven con la misión cumplida, misión profesional y tremendamente humana. Particularmente me quedo con lo que mi hija me contó el segundo día que hablé con ella: ‘es que son los mejores, mamá’. Muchísimas gracias”.

A continuación se llevó a cabo la entrega de condecoraciones y diplomas a los 28 integrantes de la misión a cargo del presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva; el cónsul honorario de El Salvador, Ignacio de Cossío; y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada.

Uno de los momentos más emotivos del acto fue la intervención de Juan González de Escalada, director de la misión. Durante sus discurso, fue desgranando distintos momentos, felices y complicados, de la experiencia, con recuerdos y guiños para todos los voluntarios. “En nombre de todo el equipo, y también personalmente, gracias a todos por permitirnos vivir esta experiencia”. “Nada hubiera sido posible sin saber -dijo a las familias- que sabíais que ellos estaban seguros en El Salvador, y que confiabais en lo que estábamos haciendo”. “Más que hermanamiento entre los países y las personas de El Salvador y España, yo diría que ha habido casi una adopción. Sois un equipazo. Veremos las caras de los salvadoreños cada vez que nos encontremos. Ya nada será lo mismo entre nosotros”, concluyó.

Pero sin duda, el momento cumbre fue cuando se dio paso a un audio de una colega del Hospital Nacional de El Salvador, quien entre lágrimas agradeció todo el esfuerzo y la dedicación del contingente español, lo que conmovió enormemente tanto a los voluntarios como a sus familiares.

“Quiero que sepan que nos han dejado a todos con una gran tristeza y vacío en el corazón, y no hemos tenido ocasión de agradecerles todo lo bueno que han hecho por nosotros. Somos un país muy pobre, de los más pequeños de América, y ha sido un honor y un privilegio haberles tenido aquí. Su promoción es muy específica y más precisa, nos hubiera encantado tenerlos aquí más tiempo. Pero que sepan que siempre los llevaremos en nuestro corazón y nuestras puertas siempre estarán abiertas a vosotros”, manifestó la compañera sanitaria.

Antes de terminar el acto, el doctor Carlos Álvarez Leiva recordó que la misión ha sido posible gracias a la intervención directa y personal del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, a quien se le hizo entrega de una medalla como gesto a su confianza en SAMU y su fundación.

Juan Pérez, alcalde de Lucena (Córdoba)

Juan Pérez, alcalde de Lucena: «La convivencia con los menas es sensacional»

El alcalde de Lucena (Córdoba), Juan Pérez, alaba y agradece públicamente la labor llevada a cabo durante la crisis sanitaria por los diferentes colectivos sociales que desarrollan su labor en el municipio, entre los que se encuentra el centro de menores Los Santos, gestionado por Fundación SAMU.

Tras el estado de alarma, el Ayuntamiento de Lucena envió una carta de felicitación a diferentes asociaciones de la localidad que tienen un desempeño social por su labor durante la crisis sanitaria de la Covid-19. ¿Cómo han vivido esta situación en su localidad?
—Pues lo vivimos con enorme preocupación. La situación de emergencia sanitaria, inédita para todos, también sorprendió al Ayuntamiento, que no tiene en su estructura de servicios públicos recursos de tipo sanitario. A pesar de todo, afrontamos la situación de emergencia con una gran determinación. Todo aquello que estuvo en nuestras manos como Ayuntamiento, lo hicimos. La prioridad uno pasó a ser la salud pública y evitar la propagación del virus en la ciudad.

—¿Cómo ha sido la gestión municipal durante la primera ola de contagios?
—El trabajo ha sido intenso por parte de muchos empleados municipales. Es justo que los reconocimientos de la ciudadanía se vuelquen en el personal sanitario, imprescindible en una crisis de esta tipología. Ahora bien, en el ámbito municipal, en una ciudad como Lucena, el papel de la Policía Local, Protección Civil y el personal de Servicios Operativos, ese que cada día cuida de la limpieza y mantenimiento de los espacios públicos, ha sido determinante. Fueron días, semanas y meses de dedicación plena. La vocación de servicio público, escrita en mayúscula.

—¿Cómo valora el papel de los colectivos sociales durante la crisis sanitaria?
—De gran colaboración con las administraciones y de gran responsabilidad. Prácticamente desde el principio del estado de alarma, con la población confinada en casa, los centros sociales donde conviven un importante número de personas acapararon parte de la atención. Desde el Ayuntamiento, a diario ofrecíamos lo que estaba en nuestras manos. Entregamos material de protección y reforzamos la limpieza y desinfección de exteriores para ayudar a que la entrada y salida de usuarios, cuando era necesaria, y del personal fuera lo más segura posible. Incluso se contrataron trabajos de limpieza en el interior de los centros que lo solicitaron. La respuesta por parte de los colectivos ha estado a la altura de lo que crisis sanitaria requería. Tienen el agradecimiento y el reconocimiento de nuestro Ayuntamiento.

—¿Cree que la crisis sanitaria que atravesamos ha puesto de relieve la importancia de la colaboración y coordinación público-privada durante la crisis?
—Si hablábamos antes de una situación inédita, la respuesta tenía que ser de esa misma naturaleza. En la gestión pública, mucho se suele hablar de la colaboración pública-privada. Es una fórmula interesante y necesaria en algunos ámbitos. En este episodio, ha sido crucial. Nosotros lo hemos visto en la colaboración ofrecida por empresas en la entrega de materiales de protección o de productos de alimentación para el comedor social. Pero voy más allá: esta crisis nos ha permitido descubrir o reencontrarnos con una colaboración ciudadanía-administraciones escasamente perceptible anteriormente. Cuidar esta relación deberá ser una obligación colectiva.

—Sobre la situación particular del centro de menores no acompañados Los Santos gestionado por SAMU en Lucena, ¿cuál es su valoración desde la alcaldía sobre la actividad de este centro?
—La valoración es tremendamente positiva. Antes nos referíamos a la colaboración público-privada como un aspecto necesario. Qué podemos decir de la cooperación entre administraciones. Cuando dimos un paso al frente y ofrecimos instalaciones municipales para albergar un servicio competencia de la Junta de Andalucía, demostramos nuestra definición de la política y los recursos públicos al servicio de quien más lo necesita. Los menores no acompañados que llegan a nuestro país deben de sentirse arropados por la sociedad española. Pongamos, por tanto, en primera línea de esa atención a las administraciones. Seguro que la ciudadanía toma buena nota.

—¿Cómo es la convivencia de los jóvenes de Los Santos con los vecinos?
—Me consta que la labor de SAMU en el día a día del centro es tan profesional como humanitaria. El resultado es visible para todos y la convivencia es sensacional, sin ninguna fisura ni altercados. De máximo respeto. Estoy convencido de que seguirá siendo así en septiembre, cuando algunos menores se incorporen al curso escolar en los institutos.

—¿Cree que se está logrando la inclusión social de estos jóvenes?
—La situación de excepcionalidad que vivimos a nivel general en los últimos meses ha podido ralentizar el desarrollo de la estrategia de integración en la sociedad local. Confiemos en que a medida que las restricciones sanitarias vayan desapareciendo, esa inclusión, que todos deseamos, sea más efectiva. No hubo problemas de convivencia en la anterior etapa de este centro en Lucena y no tiene por qué haberlos ahora. Siempre nos hemos expresado en estos términos.

—¿Se han superado las reticencias iniciales o aún queda camino por recorrer?
—Seré sincero: queda camino por recorrer. También dijimos que el miedo o las dudas de algunos vecinos pueden ser, en un momento dado, hasta lógicas, pero aquí estábamos todos, como responsables de la seguridad y la gestión de la ciudad, para derrumbar esos obstáculos. Se hace camino al andar. Avancemos en la eliminación de prejuicios y demos una oportunidad a la solidaridad. Con respeto, todo irá bien. Asumamos que estos menores no acompañados son parte de nuestra sociedad. Démosles su sitio, que está entre nosotros.

—¿Qué pueden hacer las administraciones públicas por el futuro de estos jóvenes?
—Caminar en la senda de la cooperación. El modelo de la ciudad de Lucena está ahí, sobre la mesa, para mejorar la percepción de la ciudadanía sobre estos centros de menores no acompañados. Instituciones como Fundación SAMU deben contar con la ayuda de todas las administraciones, también los ayuntamientos, en la gestión de un servicio que es, ante todo, humanitario, más allá del mapa competencial vigente entre administraciones. Un ejemplo muy concreto: nosotros estamos trabajando para que el servicio de bus urbano pueda llegar hasta Los Santos, será otra aportación municipal para la inclusión, para la integración, de este colectivo en la ciudad.

ISL Dúrcal SAMU

Jóvenes del ISL Dúrcal que sí se toman en serio el Covid-19

Los chicos del ISL SAMU Dúrcal, en Granada, son un ejemplo de tesón y paciencia. Desde que en marzo se declarase el estado de alarma, todos han mostrado una enorme responsabilidad respecto al seguimiento de todas y cada una de las medidas decretadas por el Gobierno y por los distintos protocolos dictados desde la dirección de este centro de inserción sociolaboral, según informan desde la propia entidad.

Durante los largos meses de confinamiento, estos jóvenes han mostrado un alto nivel de conciencia sobre la nueva realidad. A ello ha contribuido la realización de una asamblea informativa con los menores al inicio de esta situación excepcional. En esta reunión, el equipo directivo del centro les hizo conocedores de las medidas de prevención establecidas, como el distanciamiento social de dos metros entre personas incluso dentro del recurso residencial, hasta el uso obligatorio de mascarilla e hidrogel cuando esta distancia interpersonal no sea posible.

Por otro lado, los chicos han asimilado con facilidad la dinámica protocolaria de su propio registro y control de temperatura corporal, así como de limpieza e higiene diaria de la unidad, prestando especial atención a los pomos de las puertas y zonas de uso común.

Los menores se muestran preocupados por la situación mundial, y, más aún, por cómo se está viviendo en sus países de origen y en sus propios núcleos familiares. A pesar de esta vivencia compleja, se sienten afortunados del lugar de residencia que tienen en estos momentos. Los chicos manifiestan que estar cerca de la montaña y contar con amplios espacios comunes en el centro les ha permitido que la situación de confinamiento y las restricciones posteriores sean más llevaderas. Prueba de ello, es su entera disposición a la realización de tareas de mantenimiento del centro y de implementación de actividades deportivas.

El equipo educativo del ISL SAMU Dúrcal ha querido transmitir el orgullo y admiración que los jóvenes han generado en todo el equipo. Una vez más, nos dan una lección de humildad, responsabilidad y paciencia.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Misión El Salvador 2020: fuerza de élite contra la Covid-19

Un equipo de intervención de catástrofes de SAMU formado por 30 sanitarios ha viajado a El Salvador en respuesta a la petición de ayuda que el propio Gobierno salvadoreño realizó a Fundación SAMU a principios de julio para poder hacer frente a la crisis sanitaria que está causando la Covid-19 en el país centroamericano.

Debido a la situación actual en El Salvador, el Ministerio de Salud emitió al doctor Carlos Álvarez Leiva una solicitud de asistencia para dar apoyo al Hospital Nacional El Salvador, en la capital, inaugurado recientemente por el presidente del país, Nayib Bukele, que ha recibido a la expedición de SAMU con una emotiva carta publicada en sus redes sociales. El nuevo hospital cuenta con 1.000 camas de cuidados intermedios e intensivos, lo que lo convierte en el hospital más grande de América Latina.

“Nuestra urgente petición consiste en la necesidad de contar durante el período mínimo de un mes o más con el apoyo de médicos voluntarios: internistas, intensivistas, anestesiólogos, neumólogos, nefrólogos, cirujanos, pediatras y cardiólogos pertenecientes a las diversas organizaciones médicas de Europa así como a colegios de médicos. Adicionalmente, solicitamos enfermeros intensivistas que apoyen el esfuerzo de los médicos anteriormente mencionados. Es importante destacar que es de particular interés el apoyo para el manejo asistencial, control biológico, unidades de descontaminación, gestión de circulación y entrenamiento del personal”, señalan desde el Ministerio de Salud de El Salvador en su misiva. “Nuestra necesidad de apoyo es inminente”.

Para llevar a cabo esta misión y formar a su equipo de intervención, SAMU ha llevado a cabo un proceso de selección de profesionales sanitarios al que se han presentado más de un centenar de personas procedentes de toda España.

En total, SAMU ha seleccionado a una treintena de médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y auxiliares de enfermería. La bautizada como Misión El Salvador 2020 arrancó el 29 de julio y durará un mes.

Un día antes, el día 28, todos los voluntarios fueron convocados a las diez de la mañana en Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), para salir todos juntos en autobús hacia Madrid, donde el 29 cogieron un vuelo hacia El Salvador.

“Somos un grupo eminentemente joven, pero con mucha ilusión, muchas ganas de ayudar, con la enorme responsabilidad de trasladar los conocimientos adquiridos en los 30 años de misiones de SAMU y en los cerca de 20 que llevamos impartiendo formación desde nuestra escuela en gestión de incidentes nucleares biológicos y químicos, pero partimos más deseosos aún de transmitir las mejoras prácticas que hemos destilado con la revisión de todos los protocolos de la pandemia en España”, manifestaba emocionado antes de partir Juan González de Escalada, director del Área de Emergencias de SAMU y jefe de la misión.

Numerosas autoridades acudieron hasta Gelves a despedir a la treintena de sanitarios, entre ellos el delegado de Recursos Humanos, Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Gelves, Rafael García Villa (en representación de la alcaldesa del municipio); la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; además del cónsul de Francia en Sevilla para Andalucía Occidental, Christophe Sougey De Funes; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos, entre otros.

Antes de la partida, se vivieron numerosos y emotivos momentos protagonizados por los voluntarios y sus familiares, que entre lágrimas les despedían y le deseaban suerte en su misión.

Como madre me da miedo, lo que va a hacer es muy peligroso, puede contagiarse, pero entiendo que esto es lo que a él le gusta y tengo que apoyarle”, manifestaba un familiar de uno de los profesionales de este contingente.

Actualmente, los casos de coronavirus en El Salvador aumentan en una media de 270 nuevos contagios al día. El 87% de los casos confirmados se concentran en la capital del país.

El Ministerio de Salud salvadoreño identificó oficialmente los diez primeros casos de Covid-19 en el país el 10 de abril. A principios de julio, los datos eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. Las autoridades sanitarias prevén que el pico se alcance en agosto y el país no cuenta con suficientes especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos.

“Esta solicitud de médicos voluntarios de urgencia resultará de gran impacto para beneficio de la población salvadoreña. Por todo ello, nos sentimos animados a continuar fortaleciendo y estrechando nuestros vínculos con Fundación SAMU y así seguir luchando por un mismo fin, que es mejorar las condiciones de vida de nuestras poblaciones”, señalan desde el Gobierno salvadoreño.

SAMU cuenta con una gran experiencia en intervención en catástrofes, y además ha adquirido una enorme experiencia en la gestión concreta de la pandemia de Covid-19. Durante el periodo de máximo impacto de la pandemia en España, SAMU estuvo en primera línea, gestionando importantes dispositivos sanitarios, como los dos hospitales de campaña que la organización levantó en el Hotel Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), y en la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en la Línea de la Concepción (Cádiz), por petición de la Junta de Andalucía, y donde se atendieron a personas mayores con Covid-19. SAMU también participó en el traslado de pacientes contagiados en Madrid y Toledo.

La entidad también ha realizado varias misiones humanitarias y asistenciales en el extranjeros, como la llevada a cabo en 2013 en Filipinas tras el tifón Haiyan y que tuvo una duración de cinco meses. También destaca la misión de Katmandú en 2015, tras el terremoto de Nepal; y la operación del campamento de refugiados de Calais, en Francia, también en 2015, entre otros hitos.

Andrés Rodríguez Holst Escuela SAMU

Andrés Rodríguez Holst, ‘team manager’ de la misión El Salvador: “Mi vida cabe en dos maletas”

El enfermero e instructor de Escuela SAMU Andrés Rodríguez Holst (1986, San José, Costa Rica) se pone al frente como ‘team manager’ del equipo de 30 sanitarios de SAMU que ha viajado a El Salvador para prestar asistencia sanitaria por la Covid-19. Rodríguez ha convertido su trabajo en su modo de vida y El Salvador será su misión humanitaria número 13.

—¿Cuándo y por qué decidió dejar los bosques tropicales y la costa caribeña de Costa Rica por España?
—Llegué a España el 15 de octubre de 2014 con una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para estudiar el máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU. Tras graduarme, trabajé en el Hospital público de San Juan de Dios y fui profesor en la Universidad de Costa Rica, pero quería seguir formándome, sobre todo en logística sanitaria y acción humanitaria. Entonces sólo había dos másteres de estas características en el mundo, uno en Noruega y otro en Sevilla, el de SAMU. Así que me viene a España.

—¿Su intención era volver a Costa Rica una vez finalizado el máster?
—Yo voy donde me lleve el viento. A mi la vida me cabe en dos maletas. Además, estando en Europa comencé a colaborar con Médicos Sin Fronteras, por lo que me muevo mucho.

—Actualmente es profesor en Escuela SAMU, donde usted mismo se formó, y es el coordinador del módulo de Acción Humanitaria del máster de Enfermería. ¿Qué suelen esperar los alumnos de este módulo?
—Por lo general, las personas tienen una visión muy pasional y romántica de la acción humanitaria. Piensan en lo guay que es ser viajero del mundo y lanzarse a la aventura. Eso es lo que les llama la atención. A mis alumnos, cuando les presento el módulo nunca les cuento dónde he estado y qué he hecho, no me gusta ir alardeando, por lo que mis estudiantes, al principio, se muestran un poco escépticos. No esperan mucho y creen que es una chorrada de módulo. Pero al final, cuando nos metemos de lleno y profundizamos en la acción humanitaria, salen muy contentos. Alumnos que han llegado diciendo que su meta en la vida era tener una interinidad en el SAS han salido diciendo que quieren hacer una misión.

—¿Algunos de sus alumnos han ido a alguna misión humanitaria?
—Sí, hay varios que han mostrado interés y han realizado misiones con Cruz Roja, Save the Children, Médicos Sin Fronteras, Enfermeros Sin Fronteras o Bomberos Unidos Sin fronteras, entre otros.

—¿En su caso, cómo entró en contacto con la acción humanitaria?
—En 2009 hubo un terremoto en Costa Rica, concretamente en Cinchona. Necesitaban enfermeros instrumentistas, ya que había muchos traumas, y había que organizar aquello, y allá que me fui. Esa fue mi primera misión fuera de casa. Fui con Cruz Roja y, a raíz de aquello, hice contactos y empezaron a llamarme para otras acciones. Ya en España, en 2016, Médicos Sin Fronteras contactó conmigo para participar en el desarrollo de una unidad quirúrgica, un proyecto humanitario piloto de vanguardia, y ahí sigo.

—¿Cómo logra compaginar su trabajo como enfermero y profesor con sus numerosas colaboraciones humanitarias?
—Hasta el pasado año, dedicaba mis vacaciones de verano a trabajar con Médicos Sin Fronteras. Este año con la Covid-19 no ha sido posible.

—¿Cuántos años lleva sin disfrutar de unas relajadas vacaciones veraniegas?
—(Se ríe) Pues unos tres años, pero eso no significa que no descanse. Cojo días sueltos a lo largo del año. Por ejemplo, en diciembre estuve en una boda en Costa Rica y unos días antes de que se declarara el estado de alarma en España, también estuve en mi país. De hecho, estando allí se registró el primer caso de Covid en Costa Rica y estalló todo en España.

—Este verano se va a El Salvador como team manager de un grupo de intervención de catástrofes de SAMU. ¿Cómo surgió esta misión humanitaria?
—Debido a la crisis sanitaria que está atravesando El Salvador a causa del coronavirus, el Ministerio de Salud salvadoreño envió a principios de julio al doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, una petición de ayuda para dar apoyo asistencial al recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador, en la capital. La misión durará un mes y nos vamos el 29 de julio.

—¿Cuántas personas forman este equipo de intervención?
—Somos 30 personas, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de enfermería y una psicóloga. Diecisiete de estos treinta sanitarios pertenecen a la plantilla de SAMU. El resto ha sido seleccionado tras un llamamiento que hicimos a través de las redes sociales.

—¿Cómo ha sido el proceso de selección de profesionales?
—Lo primero que hemos valorado ha sido la predisposición. Todos se pusieron en contacto con nosotros, no al revés. En total recibimos 127 solicitudes. A todos ellos les mandamos un correo electrónico explicando los objetivos de la misión y lo duro que iba a ser el trabajo allí. Tras este correo, 40 mostraron interés en continuar con el proceso. Es lo que hemos hablado antes, esa visión pasional de la acción humanitaria, pero en el fondo la gente no quiere darse la paliza.

—¿Qué aspectos se han tenido en cuenta para seleccionar al equipo?
—Los perfiles profesionales, los currículos y, sobre todo, la experiencia con Covid-19. También se ha dado prioridad al personal de SAMU.

—¿Se lleva a algún exalumno de Escuela SAMU?
—Sí, me llevo a cinco exalumnos del máster de Enfermería y a cuatro del curso de TES. Todos ellos contactaron conmigo.

—Una vez en El Salvador, ¿cuentan con algún enlace en España en caso de que surja algún problema?
—Nosotros lo llamamos gabinete de crisis y está formado por personal de SAMU íntegramente. La mayoría de estas personas tienen experiencia en el trabajo con Covid-19, como por ejemplo Andrea Luis, que formó parte del equipo de mando del dispositivo del Hotel Alcora en Sevilla, que atendió a personas mayores contagiadas.

—¿Qué se van a encontrar en El Salvador cuando lleguéis?
—Todo es un poco incierto aún. El Gobierno salvadoreño abrió recientemente un hospital con capacidad para mil camas y necesitan ayuda asistencial ante la grave crisis sanitarias que estamos viviendo. A principios de julio, los datos oficiales eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. El 87% de los casos se concentran en la capital. No obstante, amigos y conocidos de la zona me cuentan que la situación es bastante caótica. Hasta que no lleguemos allí no sabremos a qué nos vamos a enfrentar.

—¿Qué es exactamente lo que os pide el Gobierno de El Salvador?
—En concreto, nos piden tres cosas: adiestrar y formar al personal local, ayudar en la organización y ofrecer apoyo asistencial.

—¿Qué supone para SAMU esta misión humanitaria con un grupo de intervención tan numeroso?
—Ésta es la primera vez que SAMU envía un grupo tan grande a una misión. En otras misiones como en Filipinas fueron varios contingentes de unas diez personas cada uno, pero no coincidieron todos allí. La acción humanitaria contemporánea es eso, llevar grupos numerosos de entre 30 y 50 personas, que sean autosuficientes y capaces de gestionar y organizar una situación de estas dimensiones. Con nuestra participación en El Salvador demostramos que SAMU tiene la capacidad y el nivel para estar en las grandes ligas de la acción humanitaria.

—En España, cada días son más numerosos los brotes. ¿Está SAMU capacitado para hacer frente a una segunda ola en España y mantener una misión humanitaria de gran escala en El Salvador al mismo tiempo?
—Sí, SAMU tiene capacidad para ello. La limitación más grande son los recursos humanos. En el caso de El Salvador, no todo el mundo está dispuesto a irse un mes fuera de su casa y a otro país, y más con todo lo que está sucediendo. No es lo mismo combatir una enfermedad como ésta en El Salvador que en casa, por lo que sigue habiendo profesionales cualificados en España para dirigir de nuevo dispositivos de pacientes con Covid-19 si fuera necesario.

—¿Podría nombrar otras misiones importantes en las que ha participado SAMU?
—En los últimos diez años, SAMU ha estado presente en Filipinas, Nepal, Marruecos, Haití, Calais (Francia) y Lorca (España). Con anterioridad al año 2000, SAMU ha realizado importantes misiones en puntos como Irán o Bombay (India).

—En su caso personal, ¿en cuántas misiones humanitarias ha participado?
—El Salvador será la número 13. Las que más me han marcado han sido Siria y Libia, porque eran zonas en guerra; y también Calais (Francia), porque fue la primera vez que trabajé con refugiados. Calais fue especial y distinto porque yo estaba acostumbrado a misiones de catástrofes y desastres naturales, y aquí fue la primera vez que estuve en un campamento de refugiados. En los desastres naturales la gente lo pierde todo, hay mucha ansiedad, muchas personas en shock, con conmoción. En Calais era diferente, eran personas sometidas a mucha presión desde hacía mucho tiempo y que estaban desgastadas emocional y físicamente.

—¿Podría explicarnos, desde su experiencia, cómo es trabajar en una zona en guerra?
—He tenido la suerte de estar en acciones humanitarias de diversa índole: desastres naturales, emplazamientos humanos, conflictos civiles, conflictos militares. Cada una tiene sus propias características y hace que las personas se comporten de manera diferente y tú también actúas de manera distinta. En Siria fue la primera vez que estuve en una guerra, un conflicto militar. Vi otra cara de la humanidad. En Libia, el conflicto era civil, mucho más caótico y desorganizado. Arrasan con todo. Tienen a niños de 13 y 14 años con una AK-47 y se creen muy hombres porque tienen esa pedazo de pistola. Libia es un sitio que está olvidado, eso es tierra de nadie. He visto cosas terribles e innombrables.

—En todas estas misiones, ¿ha temido alguna vez por su vida?
—Sí, pero con el paso del tiempo, cada vez tienes menos miedo. Hace mucho que tengo muy interiorizado que si aquí me muero, aquí me muero. No me entrego a la muerte, pero uno sabe dónde se mete. En pocas ocasiones he pensado ‘aquí termina todo’, pero alguna que otra ha habido.

—¿Cómo se prepara para hacer frente a estas situaciones?
—En Médicos Sin Fronteras te preparan mucho psicológicamente en el manejo de situaciones en un entorno hostil. Hay ocasiones en las que tienes que saber cuándo tienes que agachar la cabeza. Hay sitios que por mirar mal a alguien te apuntan con una pistola.

—Antes de la crisis sanitaria, ¿tenía destino cerrado para este verano?
—Sí, Yemen. Tenía que haberme ido el 15 de julio. Ahora todos los esfuerzos se centran en combatir la Covid, todo lo demás se ha parado.