Koroma Guillena SAMU

Carta abierta de Koroma: De Guinea a Guillena

Nací y estudié en Guinea. Allí está toda mi familia. Un día decidí cambiar mi vida y, con solo una mochila, viajé a Argelia para trabajar y ayudar a mi familia. Llegué hasta Mali en autobús y, tras sufrir el maltrato de los rebeldes, me escondí bajo un camión con destino a Argelia. Al llegar, encontré trabajo durante tres meses, pero aquella ciudad no era como yo esperaba. Así que de nuevo cogí mi mochila y crucé la frontera de Marruecos con un solo sueño: poder llegar a España.

En Marruecos trabajé durante un largo tiempo para sobrevivir, bajo el maltrato y las agresiones físicas. Tras sufrir una grave agresión, mi madre y sus hermanos recaudaron todo el dinero posible para que regresara a casa. Yo me negaba a volver. Tenía que seguir mi camino, y este camino me dirigía a España. Me monté en una patera sin mirar atrás y, tras 15 horas de viaje, pude pisar Málaga. Estaba enfermo y cansado, pero tenía algo nuevo en mi corazón: esperanza.

Mi nueva vida empezó viajando a Cádiz. Pasé por La Línea, por Bornos y por Guillena (Sevilla). Ahora vivo en el centro de Fuentequintillo (Sevilla). Por suerte, tengo educadores que me tratan con cariño y me dan esperanza para luchar por una vida mejor. Somos veinte chicos en el centro y nuestra directora me eligió para hacer prácticas en una empresa, lo que ha sido un nuevo aliciente.

Mi vida no es perfecta, pero mis sueños se están empezando a cumplir. Me he formado en mantenimiento de edificios, y he estudiado día y noche español, por lo que ahora se hablar y escribir de forma fluida.

Todas las mañanas, durante dos meses, me he levantado a las seis menos cuarto de la mañana para trabajar de ocho a dos. Mi empresa se dedica a la limpieza, así que he podido aprender a limpiar cristales, mesas, servicios, y a lavar y planchar las cortinas de los centros de mayores de Sevilla y comarca. Mi jefe me trataba con cariño y respeto, bromeaba conmigo y se reía de mis chistes. De él he aprendido muchas cosas, desde la historia de Sevilla hasta la magia de sus calles.

En este momento puedo decir que estoy muy feliz conmigo mismo y muy satisfecho por la oportunidad de poder escribir estas líneas y explicar con mi propia voz cómo ha sido mi vida. Debo agradecerlo a mis educadores y a todo el equipo de SAMU por la educación y la formación que me proporcionan y, sobre todo, a la jefa de unidad de mi centro por el cariño y la confianza que tiene en mí.

Defensores del pueblo visitan SAMU

Los Defensores del Pueblo visitan el centro de menas de El Bosque

«El niño es una persona, no un extranjero ni un migrante. Es un niño”. El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, recordó con estas palabras la obligación legal y moral de ofrecer una atención adecuada a los niños migrantes que llegan a España durante la reunión de sus homólogos de todo el país celebrada entre Sevilla y Tarifa en octubre. Esta cumbre, en la que Fundación SAMU ha jugado un papel destacado a través de su experiencia directa en la gestión de centros de acogida, finalizó con la firma de la Declaración de Tarifa, un documento de diez puntos en defensa de estos menores.

Los Defensores del Pueblo de España y de las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Canarias, Galicia, País Vasco, Comunidad Valenciana, Navarra, Castilla y León y Cataluña respaldaron este documento, una voz que se ha alzado para reclamar a los poderes públicos un plan estratégico nacional de atención a menores extranjeros no acompañados (menas) que garantice su protección.

Estas 34 Jornadas de Coordinación de los Defensores del Pueblo estuvieron dedicadas a la atención a estos niños y, por ello, han contado con una destacada participación de SAMU, cuyos responsables han compartido la experiencia directa de la organización en la gestión de centros y en el trato con los menores. Los defensores visitaron el centro de El Bosque, donde pudieron conocer de primera mano cómo es el día a día de un centro de atención a menas. Al igual que en la visita de Maeztu en octubre al centro de la Macarena, en Sevilla, junto a la consejera de Políticas Sociales, Rocío Ruiz, y el grupo de parlamentarios de la comisión de Infancia, los representantes institucionales pudieron charlar con los jóvenes residentes en El Bosque y conocer sus historias e inquietudes.

En su declaración conjunta, los defensores del pueblo reivindican que “todas las decisiones que se adopten con los menores extranjeros no acompañados respondan al interés superior de los mismos, primando la condición de niños frente a la condición de extranjeros”.

Además, reclaman que se elabore un plan estratégico de atención a los menores y la elaboración de planes para los jóvenes extutelados, aquellos que cumplen 18 años y quedan fuera de los centros, para evitar que puedan caer en la exclusión social. Desde Fundación SAMU se ha insistido a representantes políticos e institucionales en la necesidad de abordar la frustración y el desamparo que sufren estos niños cuando se asoman a la mayoría de edad.

En la Declaración de Tarifa, los defensores han pedido un refuerzo de la protección de los menores que han sufrido la trata de seres humanos sin referentes familiares, y han recordado la responsabilidad de la Unión Europea y de las administraciones nacionales de “establecer un sistema de protección garantista”. El fin último de ese sistema debe ser, para aquellos que quieran permanecer en el país, lograr su plena integración.

“Estamos convencidos de que la presencia de menores extranjeros sin referencias familiares no es tanto una carga para los sistemas de protección sino que, por el contrario, supone una aportación de gran valor para el desarrollo de la sociedad de acogida”, señaló Maeztu.

La declaración también reivindica la cooperación con los países de origen para prevenir la inmigración insegura y reclama respeto a los derechos de los menores, pronunciándose contra su criminalización.

La visita de los defensores a Tarifa sirvió para inaugurar en la Isla de Las Palomas una escultura de Alejandro Pedrajas como homenaje a la solidaridad de los pueblos del Campo de Gibraltar, y para hacer un reconocimiento a la sociedad civil e instituciones de la comarca en el que participaron varios menores bajo tutela de Fundación SAMU.

El artista de El Bosque SAMU

Yassine, un artista en el centro de menores de El Bosque

El artista de El Bosque. Así es como, desde su llegada al ARB El Bosque, llamamos con cariño a Yassine G., un menor procedente de Castillejo muy creativo y con cualidades para la pintura que llegó a España de manera un tanto inusual. Fue de los pocos que logran trepar por los cabos de amarre de un ferry para subir como polizones. Él relata su dramática aventura de la mejor manera que conoce, a través del dibujo: cómo, tras subir al barco, logró esconderse en uno de los botes salvavidas para llegar finalmente a su destino y bajar de la embarcación como si de un tripulante más se tratase.

Yassine G. comenzó a pintar a los ocho años en su colegio. Él mismo recuerda con orgullo el dibujo que realizó en el techo de una de las clases de su escuela en Marruecos. A los diez años dejó la escuela y la pintura para dedicarse a estudiar cómo llegar a España de la manera más económica y segura posible. Tramitó el pasaporte para pasar la frontera de Ceuta. Allí pasó 25 días interno en el centro de menores hasta que consiguió llevar a cabo el plan que con tanta meticulosidad había planeado.

Desde el equipo educativo del Residencial Básico El Bosque nos fuimos percatando de la habilidad artística del chico a través de los dibujos que realizaba en los talleres impartidos en el centro, aunque también nos lo habían advertido desde su anterior residencia en Bornos. Por eso comenzamos a animarle para que volviera a pintar y así lo hizo, tal y como se puede comprobar en las imágenes que ilustran este reportaje.

Nos parece interesante destacar que la esencia de una persona creativa es la singularidad de sus ideas y, por supuesto, su conducta. La personalidad de Yassine es cuanto menos singular. Además de ser muy independiente, ordenado y con un estilo muy propio, sabe sacar lo mejor de él a través de la pintura. Su hermano mayor (Yassine es el cuarto de ocho hermanos) nos confirma que desde siempre ha destacado por su ingenio y habilidad para construir cosas.

Con Yassine G. el equipo educativo tiene un gran trabajo que realizar. Debemos incentivar este área para trasformar y materializar la creatividad en un logro real. Es uno de nuestros objetivos para con el menor.
El primer mural pintado por Yassine fue un mapamundi que representa sus ganas de “comerse el mundo” haciendo lo que más le apasiona, relajarse y evadirse a través de la pintura.

Autora: Macarena Coronil. ARB El Bosque

AI Cortijo San Román

Un afán insuperable de aprender y trabajar

Tres jóvenes, tres historias, tres sueños y una meta común. Una meta que sólo es posible alcanzar con esfuerzo, con perseverancia, con espíritu colaborador y con afán de aprender y superarse cada día. Ese objetivo vital no es otro que lograr una inserción laboral que les permita su completa autonomía y emancipación.

Hace ya casi un año que estos tres menores, Mohamed F., Abdolay N. y Aboubakar K. llegaron al centro SAMU de estudio y diagnóstico Cortijo, en Jimena (Cádiz). Guinea es el país de origen de Mohamed y Abdolay. Desde Costa de Marfil llegó Aboubakar Keita. Para ellos, llegar a España no fue un camino de rosas. Fue una larga y dura travesía en la que pasaron hambre, frío, soledad y miedo. Cruzaron países en conflicto, sin leyes laborales, en los que eran obligados a trabajar incontables horas al día por un ínfimo sueldo. Todo eso y más tuvieron que soportar para poder por fin conseguir llegar a Europa.

Desde su llegada al centro mostraron un gran interés por aprender y una motivación excepcional por dominar el idioma, esforzándose día a día por mejorar. También mostraron un trato amable y cariñoso, y un espíritu colaborador, educado y alegre. Son un ejemplo para todos los menores que conviven en el centro.

Si todo esfuerzo tiene su recompensa, estos menores se la han ganado. Desde agosto, Mohamed, Aboubbakar y Abdolay están realizando prácticas profesionales no remuneradas en tres empresas de la zona.

Los dos primeros realizan sus prácticas en dos talleres de automoción. Abdolay lo hace en el sector de hostelería, en un hotel en el pueblo. Los tres empresarios acogieron entusiasmados la iniciativa del Centro ED Cortijo para dar una oportunidad laboral a estos jóvenes.

Los menores realizan diferentes actividades, tanto teóricas como prácticas, permitiéndoles desarrollar laboralmente lo aprendido y brindándoles una magnífica oportunidad para su desarrollo personal. Ellos se muestran entusiasmados con sus progresos y, sobre todo, con el trato que reciben de sus compañeros. Se sienten parte del equipo.

Los empresarios colaboradores quisieron tener un gesto de agradecimiento con estos tres jóvenes que han mostrado compromiso, implicación y un afán insuperable de aprender y trabajar. Por ello, fueron invitados a disfrutar de un día en el circuito de karts de Tarifa. Acompañados por una trabajadora del centro, disfrutaron de una jornada inolvidable. Emocionaba ver la sonrisa que se dibujaba en sus caras.
Desde estas líneas, queremos mostrar el agradecimiento a los empresarios que de forma tan amable y generosa han dado esta oportunidad a tres de nuestros menores, impulsándoles en este gran paso en su camino a la emancipación.

Autor: AI Cortijo San Román

Miguel de mañana SAMU

Dos jóvenes del centro Miguel de Mañara logran sacarse el título de ESO en un tiempo récord

Samuel y Bader llegaron al centro de menores Miguel de Mañara de Montequinto (Sevilla) en agosto de 2018 con un claro propósito: formarse y labrarse un futuro mejor. Así lo están haciendo, y ambos han logrado sacarse el título de Educación Secundaria Obligatoria en sólo un año. Bader, incluso, a sus 15 años, va un curso adelantado y ya ha comenzado un grado medio de Carrocería, mientras que Samuel, de 17 años, estudia un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas, ambos en Dos Hermanas.

Éste también ha sido un gran reto para el equipo de educadores de Miguel de Mañara, que ha ayudado a ambos chicos a obtener el título de ESO. “Su esfuerzo era muy grande. Por ello, se les ofreció una atención más profunda y se les dio la oportunidad de acudir a una academia con profesionales cualificados que les ayudaron en sus estudios”, explica Marina Duque, educadora de ARB Miguel de Mañara.

“La actitud de estos dos menores durante el curso ha sido brillante. Siempre tenían ganas de aprender y ponían todo su esfuerzo para poder estar al mismo nivel que sus compañeros de clase”.

Hemos conversado con ellos para conocer mejor su historia, sus motivaciones y sus objetivos.

Bader: “Mi sueño es ser un buen carrocero”

—¿Cómo era tu vida en tu país?
—Iba al colegio, hacia una vida normal. Vivía con mi familia, que era muy trabajadora. Cuando salí de Casablanca y decidí cruzar la frontera para emigrar a España empezaron los problemas. Estuve un año trabajando limpiando coches para poder sobrevivir e intenté varias veces meterme debajo de los camiones para venir, pero no pude. Varios compañeros y yo tuvimos la idea de comprar una patera para poder llegar a España. Vendimos nuestros móviles y recaudamos dinero trabajando. Yo puse 300 euros. Cada uno entrego el dinero que pudo.

—¿Cómo fue el viaje a España?
—Muy duro. Pasé mucho miedo. No sabía si iba a llegar a España, pues hay mucha gente que muere en el mar y yo podía ser uno de ellos. Salimos sin rumbo, ninguno sabíamos hacia dónde había que navegar. No sabíamos dónde estaba España y no tuvimos ninguna ayuda de aparatos electrónicos. Estuvimos perdidos hasta que vimos un barco de la policía marítima y le pedimos ayuda.

—¿Por qué quisiste sacarte el título de la ESO?
—Emigré a España para poder tener un futuro mejor, y para eso hay que estudiar y formarse. Mi sueño es ser un buen carrocero.

—Lo hiciste en tiempo récord, ¿te resultó muy difícil?
—Sí, me ha costado mucho trabajo y esfuerzo, sobre todo aprender en tan poco tiempo el idioma y poder aplicarlo en el instituto.

—¿Cuál ha sido tu asignatura favorita? ¿Y la que menos?
—Mi asignatura favorita ha sido matemáticas. La asignatura que menos me ha gustado ha sido lengua castellana.

—¿Cómo ha sido la convivencia?
—Los primeros días lo pasé muy mal, estaba solo porque no conocía a nadie, pero poco a poco hice muchos amigos y amigas. Los profesores me han apoyado y tratado muy bien.

—Ahora has entrado en un grado medio de carrocería. ¿Cuáles son tus objetivos?
—Desde chico me llaman mucho la atención los coches, siempre quería saber todo sobre ellos, cómo se montan, cómo se arreglan. Ahora quiero aprender todo sobre los coches y sacarme tanto este curso como el siguiente para obtener el título y poder ejercer esta profesión que tanto me gusta. Quiero llegar a ser uno de los mejores carroceros.

Samuel: “Quiero ayudar a mi familia”

—¿Por qué decidiste marcharte de Camerún y emigrar a España?
—Mi ciudad natal, Bamenda, está en guerra. Perdí a mi madre cuando ella tenía 40 años y a mi hermano pequeño, de 12. La guerra se ha llevado todas las oportunidades de tener una vida digna en mi país.

—¿Cómo fue el viaje?
—Bamenda tiene frontera con Nigeria. Una noche, los rebeldes provocaron mucho tumulto y la gente salió corriendo de sus casas. Yo aproveché la situación de caos y me subí a un coche junto a otras personas que huían hacia el país vecino. Allí pasé dos semanas, y luego viajé a Níger, donde estuve cuatro meses. Gracias a un traficante llegué a Argelia, donde pasé un año trabajando de albañil. Conseguí ahorrar dinero para viajar a Marruecos y, de ahí, a Tarifa.

—¿Por qué decidiste sacarte el título de la ESO?
—Uno de los objetivos cuando llegara a España era seguir estudiando y formándome. Sabía que con el título de ESO podría acceder a una formación profesional, y, más tarde, al mundo laboral.

—¿Te ha resultado difícil?
—Nada ha sido fácil, pero todo mi pasado y la muerte de mi madre y mi hermano me daban fuerza para seguir.

—¿Qué ha sido lo que más te ha gustado del instituto?
—Los ordenadores. En Camerún no teníamos salas de informática en la escuela. También me ha gustado mucho el esfuerzo que hacen los profesores para ayudar a sus alumnos, facilitándoles los recursos necesarios para que estudien en las mejores condiciones posibles.

—¿Qué vas a estudiar ahora?
—He entrado en un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas. Estoy muy ilusionado.

—¿Cuáles son tus objetivos?
—Hablando con mi familia por teléfono, siempre me preguntan que qué cosas importantes he conseguido. Sé muy bien que detrás hay muchas cosas ocultas y siento que ellos están esperando mucho de mí. Todo ello me lleva a pensar día y noche qué cosas todavía no he conseguido. Puedo decir que mi preocupación es seguir formándome en instalaciones eléctricas y automáticas y tener la oportunidad del dar el salto al mundo laboral. Poder trabajar con un contrato, labrarme un futuro y poder ayudar al resto de mi familia en el país de origen y a todos los que me han echado una mano para llegar hasta aquí.

 

SAMU ISL/ED Guadarranque

Un paso más en el camino para Ismail y Salah

«Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Sólo da tu primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida que camines”. Martin Luther King.

El primer paso de Ismail y Salah fue superar el miedo a un futuro incierto y tomar la decisión de emprender un viaje hacia una nueva realidad, con la valentía de dejar atrás su mundo conocido, y cargados de esperanza por alcanzar sus objetivos.

Con 17 años de edad, ambos han dado muchos pasos hacia delante para materializar el sueño de labrarse un camino en España y ofrecer a sus familias los recursos de los que carecen en Marruecos, su país de origen.

Fue en el momento en el que su padre perdió su empleo como camarero cuando, a la edad de 15 años, Ismail decidió dejarlo todo y buscar un futuro mejor para él y su familia. “Somos seis hermanos y, como mi padre no tenía trabajo, en mi casa no había dinero. Mi abuelo nos cedió una parte de su terreno para cultivar, así que mi hermano mayor y yo empezamos a trabajar en el campo. Allí en Marruecos no hay nada, no hay oportunidades. La vida es muy dura”, relata este joven.

Huérfano de padre, la madre de Salah tuvo que sacarle a él y a su hermano adelante trabajando en una pequeña tienda que montó en su casa, en la pequeña ciudad de Beni Melal, en el centro de Marruecos, donde la vida, aunque tranquila, carece de oportunidades laborales. Es por ello que, desde los 13 años, Salah y su hermano comenzaron a trabajar junto a su primo como jardineros. “Quería una vida nueva y ayudar a mi familia. En mi país hay gente con mucho dinero y otros con muy poco. No veía salida quedándome allí”, relata Salah al responder sobre cómo surgió su idea de viajar a España.

Cinco meses después de llegar a nuestro centro de protección de menores ISL/ED Guadarranque a primeros de mayo de 2019, ninguno de estos dos jóvenes se arrepiente de la decisión tomada. Siguen mostrando a diario sus ganas de aprender y de continuar su andadura hacia un futuro mejor. Aunque no siempre ha sido un camino fácil. En ocasiones, la melancolía hace acto de presencia al acordarse de sus familias y de su tierra, pero ellos utilizan ese recuerdo como impulso para seguir adelante. “Me acuerdo mucho de mi familia, pero en España estoy bien; he encontrado gente buena que me ayuda. Aquí en España hay gente muy abierta”, comenta Ismail.

Muchas han sido las sesiones realizadas en el centro con los educadores, donde han trabajado la adquisición de habilidades sociales y personales que les permitan una mayor probabilidad de integración social y laboral en condiciones normalizadas en nuestra sociedad. El contexto socioeconómico de España, sumado al aumento de la competencia en la búsqueda de empleo, han convertido encontrar un puesto de trabajo una tarea ardua.

A ello debemos sumarle las dificultades a nivel documental con las que se encuentran estos menores, así como las barreras idiomáticas y la falta de formación que suelen darse en sus candidaturas para aspirar a un puesto de trabajo.

A pesar de los obstáculos, las ganas de seguir delante de Salah e Ismail y la apertura de muchos empresarios y empresarias del Campo de Gibraltar a ofrecer una oportunidad de aprendizaje en sus negocios han hecho posible que estos menores estén aprendiendo un oficio y adquiriendo valiosas habilidades para su futuro.

Desde septiembre, Salah e Ismail están realizando prácticas formativas como camarero y ayudante de cocina en un renombrado restaurante de la localidad gaditana de San Roque. Tendrán un periodo formativo máximo de tres meses.

“Estoy muy contento con las prácticas. Estamos aprendiendo muchas cosas: cómo preparar algunos platos, cómo poner bien una mesa y cómo se debe atender a un cliente”, dice Salah con una gran sonrisa.
“También estoy aprendiendo a llegar a tiempo a los sitios, a respetar a los jefes, a cumplir las normas, y estoy conociendo a mucha gente”. Así se siente Ismail, orgulloso de poder aprovechar esta oportunidad de aprendizaje.

No sólo se trata de adquirir aptitudes profesionales, sino también de la oportunidad que unas prácticas formativas les brindan a estos jóvenes de salir por un momento de la rutina del centro de menores y poder visualizar y aproximarse a ese objetivo tan ansiado: trabajar y ayudar a sus familias.

Tal es el compromiso mostrado por Salah e Ismail, y tan bueno el feedback recibido por parte de los dueños del restaurante acerca del comportamiento y actitud de ambos, que se han ganado la confianza de los responsables. Lo han hecho hasta el punto de tener la llave del local por si, ante cualquier imprevisto, tuvieran que ser ellos los encargados de abrir el restaurante.

Y caminando, siempre adelante, con una sonrisa en sus rostros y una palabra por bandera que ambos repiten mucho, “actitud”, Ismail y Salah van avanzando poco a poco en este camino incierto de la vida, descubriendo a cada paso nuevos retos que superar y que les aproximarán a su futuro soñado y que ya acarician con las yemas de sus dedos.

Autora: Paula Jiménez Maroño. Trabajadora Social – SAMU ISL/ED Guadarranque 

Hogar San Lázaro SAMU Tenerife

Abre en Tenerife SAMU Hogar San Lázaro

Fundación SAMU SAMU ha puesto en marcha SAMU Hogar San Lázaro, un centro situado en Santa Cruz de Tenerife que aplica un nuevo modelo asistencial para la salud mental, con el aval de SAMU y de SAMU Wellness. Este espacio tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental y sus familias por medio de una atención integral personalizada.

La residencia Hogar San Lázaro, situada en el barrio de Villa Ascensión, ha funcionado durante los últimos cinco años como centro destinado a las personas con discapacidad psíquica y bajo la gestión de una empresa familiar. Tras el cese de la actividad de la empresa, que dejó en situación complicada a los 16 residentes del centro, Fundación SAMU ha tomado la decisión de poner en marcha este proyecto con una nueva filosofía de trabajo.

SAMU Hogar San Lázaro adopta ahora la tipología de hogar funcional para el alojamiento de usuarios dependientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental, explica Maribel Álvarez Leiva, subdirectora de SAMU Wellness.

Su cartera de servicios está dirigida a usuarios de gran autonomía que precisan de ayuda, control y supervisión en el desarrollo de las actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, tratamiento y desarrollo personal) pero que no pueden ser atendidos por sus familias o tutores.
La estructura personal básica del nuevo centro consta de cuatro profesionales de atención directa y un encargado de la coordinación general y servicios generales. Tras la reforma acometida en octubre, este recurso ya está operativo.

Siham Khalifa El Abdi – SAMU Dúrcal

El abismo de los 18

La indefensión (aprendida) es un estado psicológico que se manifiesta cuando una persona comienza a sentir que es incapaz de modificar alguna situación o estado mediante sus conductas. Nuestra conducta no influye en el resultado obtenido. Éste es el estado en el que se encuentran muchos jóvenes migrantes tutelados en la antesala de su mayoría de edad. Uno de los principales interrogantes el día de su 18 cumpleaños es: “¿y ahora qué?”.

En el tiempo que los menores permanecen acogidos en un centro, independientemente de la tipología de éste, interiorizan los objetivos mínimos e imprescindibles que deben conseguir para que su integración sea posible: el aprendizaje del idioma, recibir formación reglada y no reglada, la gestión de su documentación y la motivación por una inserción laboral temprana.

La mayoría de los jóvenes muestran una alta motivación y se esfuerza diariamente para conseguir cumplir el objetivo principal de su proyecto migratorio: la inserción laboral. Con apenas 16 ó 17 años deben tener claro su proyecto de vida, y trabajar para conseguirlo.

En este proceso cuentan con el amparo de la Ley de Protección a la Infancia, protección que prescribe el día que alcanzan su mayoría de edad. Para entonces, se espera que estos jóvenes hayan conseguido los mencionados objetivos que permitirán su integración.

En un contexto social general donde la edad de emancipación y la plena autonomía de la juventud se han visto retrasadas por diversos factores, fundamentalmente por las dificultades para conseguir un primer empleo y que éste sea capaz de dotar a la persona de manutención y vivienda, los jóvenes migrantes se enfrentan a una situación de gran dificultad tras abandonar el sistema de protección.

Cumplir 18 años no es un motivo de alegría para los jóvenes que, estando bajo la tutela de la Junta de Andalucía durante su minoría de edad, conocen los profundos cambios a los que se van a enfrentan a partir de este momento.

La indefensión aparece cuando uno de estos chicos se esfuerza al máximo para aprender el idioma, se forma, no sin dificultades —la mayoría no cuenta a su llegada con un nivel de formación adecuada a su edad—, aprovecha los recursos que les ofrecen las diferentes entidades trabajan con estos menores, y, a pesar de todo ello, no siente un mínimo de seguridad de que su buena actitud y esfuerzo le garantice la integración.

Ellos no tienen ningún poder de control sobre la gestión de su documentación, que, en algunos casos, se dilata tanto, que llegan a cumplir la mayoría de edad sin haber conseguido el pasaporte de su país de origen. Su educación depende de factores que van más allá de sus ganas de aprender y formarse.
Si bien es cierto que el trabajo y el esfuerzo constante conceden mejores resultados, la realidad de estos jóvenes es que para ellos su futuro no depende de una cuestión matemática, sino de la suerte.
Debes tener suerte y cumplir la mayoría de edad cuando haya plazas disponibles en un recurso de emancipación que te garantice la posibilidad de dar continuidad a tus logros.

Los principales factores que podrían explicar las dificultades en los procesos de transición son: bajos niveles académicos, abandono prematuro de los estudios, y falta de aspiraciones y expectativas.
En la inmensa mayoría de los casos estos jóvenes cuentan con pobres entornos sociales y escaso apoyo social. De un día para otro, se encuentran con una situación administrativa inestable y escasos recursos para afrontar la transición a una vida adulta, viviendo un estado de incertidumbre permanente.
No sólo se enfrentan a la falta de recursos, también a un cambio en el régimen jurídico que afectará a todos los ámbitos de su vida, pasando de la protección por su condición de menor, a la normativa de extranjería donde su condición migratoria pesa con toda su fuerza. Son, a su salida del sistema de protección, personas extranjeras a todos sus efectos.

Nos enfrentamos a una etapa complicada en la que deben seguir formándose, regularizar su situación administrativa, acceder a un empleo y mantenerlo (porque de ello va a depender su continuidad en el país), gestionar adecuadamente su economía, construir su red social de apoyo y construir una historia de vida en la que sepan combinar pasado y presente.

Urge la necesidad de buscar respuestas eficaces que garanticen el pleno desarrollo de la autonomía e inclusión en la transición a la vida adulta de estos jóvenes. Y urge la necesidad de habilitar más plazas en programas específicos orientados a jóvenes extutelados, donde puedan dar continuidad a sus proyectos y a sus sueños.

Autora: Siham Khalifa El Abdi – SAMU Dúrcal

RECEP Campo de Gibraltar: el primer abrazo

Nuestro centro de recepción del Campo de Gibraltar (RECEP) ha llegado en septiembre a la cifra de 3500 menores atendidos. Desde nuestra apertura en octubre de 2018, y sin haber llegado al año de actividad, este recurso se ha convertido en el primer apoyo de estas 3500 personas que llegan a nuestro país en precarias condiciones tanto de salud como psicológicas.

RECEP Campo de Gibraltar es el centro de referencia en la provincia de Cádiz. Desde allí se recibe a todos los menores extranjeros no acompañados (Menas) que entran en nuestras costas. Es el primer eslabón de todo el entramado de centros por el que un menor pasa desde su llegada hasta su salida del servicio de protección de menores, al cumplir la mayoría de edad.

Desde este centro se les ofrece una atención integral para cubrir todas sus necesidades, sobre todo médicas y psicológicas, que tienen al llegar a España, fruto de las condiciones de viaje con el que dan comienzo a su proyecto migratorio.

Desde el RECEP se les atiende con humanidad y dignidad para cubrir esas carencias físicas, psicológicas, emocionales, sociales, lingüísticas y culturales.

Para los responsables de este centro, es una satisfacción ver a menores que han llegado al centro y, tras pasar por el proceso de estudio y diagnóstico, actualmente se encuentran escolarizados en cursos de formación y son parte de los centros de inserción sociolaboral de la Fundación SAMU.

Fundación SAMU es líder en España en la atención de Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). En la actualidad gestionamos más de 30 centros en todo el país.

La Feria de la inclusión

Las Cabezas de San Juan (Sevilla) celebró su feria en la segunda semana de septiembre y, como cada año, los vecinos de este municipio se engalanaron para disfrutar de un espacio de encuentro, gastronomía, diversión y cultura.

El centro de estudio y diagnóstico Las Cabezas, gestionado por Fundación SAMU, se sumó a esta festividad e hizo partícipes a los menores que residen en este recurso. Durante el fin de semana, los menores visitaron la Feria, siempre bajo supervisión de los trabajadores de la Fundación SAMU. Además, se trasladó un poco de esa esencia ferial al propio centro, decorando zonas comunes y preparando música y comida propia de la fiesta.

Para los menores que visitaron el pueblo, en su mayoría procedentes de Marruecos, aunque también de otros países como Guinea, Bangladesh y Mali, fue un privilegio vivir estos días festivos. Pudieron disfrutar de las atracciones de la feria y de la alegría de los cabecenses en las distintas casetas del recinto.

Algunos de estos chicos llevan ya tiempo en el centro. Realizan salidas diarias por el pueblo y tienen amistades entre los vecinos de la localidad con las que pudieron compartir estas fiestas.

Los menores que no pudieron asistir al pueblo colaboraron en el diseño de los elementos decorativos del centro. Convirtieron el comedor en una auténtica caseta de feria. Fue en este espacio del centro donde se concentró la mayoría de las actividades de la fiesta, con bailes de sevillanas y la degustación de platos típicos. Todos estos platos fueron elaborados por el fantástico equipo de cocina del Catering Ilevel Media, empresa que colabora con la Fundación SAMU.

“La mayoría de estos chicos no han tenido una vida fácil. Algunos han crecido entre guerras. Otros, tuvieron que dejar sus estudios para trabajar y así ayudar a sus familias. Y eso sin contar con su travesía migratoria, que, en alguno de los casos, ha llegado a durar años, dejando atrás a familiares, amistades y su propia infancia. Cuando desde el equipo de SAMU Las Cabezas proponemos este tipo de acciones, tenemos dos objetivos claros. En primer lugar, una faceta lúdica y de diversión. Y, en segundo lugar, una faceta de aprendizaje social y personal, incentivando la participación de los diferentes recursos disponibles de la localidad”, explica Manuel Ramos, educador del Centro ED Las Cabezas de SAMU.

Este tipo de eventos son una parte muy importante dentro de los diferentes procesos migratorios de los menores. Sirven de nexo de unión en la intermediación de las costumbres y tradiciones propias y ajenas, y fomentan así la inclusión real de estos chicos y su adaptación al lugar de acogida.

Un artículo del Equipo educativo ED Las Cabezas