SAMU Xsport. Skoda Titán Series Almería

La madurez de SAMU Xsports

SAMU Xsports, la división de SAMU dedicada a la cobertura sanitaria de pruebas deportivas extremas, ha vuelto a la acción en diciembre en la Titan Series Almería, la carrera ciclista que hereda el espíritu de la Titan Desert, pero con Almería como escenario en lugar del Sáhara marroquí. Casi 300 participantes se enfrentaron a este reto que les llevó a superar 350 kilómetros, a través de 12 municipios, entre el 8 y el 12 de diciembre.

El dispositivo de SAMU estuvo formado por un coordinador, un médico, cuatro enfermeros y cinco Técnicos de Emergencias Sanitarias (TES). El equipo instaló una clínica en meta y ofreció cobertura sanitaria en carrera a los participantes con tres vehículos todoterreno equipados con enfermería y Soporte Vital Avanzado. Justo el carácter aventurero de la carrera representa el mayor reto para el trabajo de asistencia sanitaria: los ciclistas se adentran por terrenos abruptos, montañosos o desérticos, a los que es muy difícil acceder con vehículos o a los es imposible llegar.

Alfredo Delgado, coordinador del dispositivo en zona, hace balance: se realizaron alrededor de 130 intervenciones, principalmente por heridas provocadas por caídas, aunque también hubo un traumatismo craneoencefálico y dos posibles fracturas de clavícula. Estos tres casos requirieron traslado hospitalario, si bien no registraron mayor gravedad.

Frente a la reciente cobertura de la Titan Desert en Marruecos, Alfredo Delgado explica que la prueba almeriense es “menos estresante” para el equipo de SAMU: no es lo mismo estar en mitad del desierto con el hospital más cércano a tres horas de camino, que estar en Almería, con el Hospital Universitario de Torrecárdenas a media hora de trayecto. “Es una prueba más pequeña, más controlada. Allí se registraron casi 600 asistencias, aquí alrededor de 130 o 140”, apunta.

En cualquier caso, Delgado subraya que el equipo de SAMU Xsports ha alcanzado un altísimo nivel de entrenamiento, preparación y coordinación. “Este tipo de dispositivo funciona porque todo el equipo colabora, todo el mundo sabe perfectamente qué tiene que hacer en cada momento y la respuesta ante cualquier circunstancia es rápida, eficaz y muy profesional”, explica el coordinador.

SAMU Xsports es la unidad de SAMU que se encarga de la organización de coberturas sanitarias para deportes extremos y de aventuras, en lugares remotos, “allí donde los medios convencionales no tienen capacidad de actuación”.

SAMU en La Palma

Alerta roja en La Palma

Desde el domingo 19 de septiembre, a las 15:12, el mundo asiste por televisión a un espectáculo geológico asombroso al mismo tiempo que los 84.000 habitantes de La Palma viven el horror de ver desaparecer con el paso de las horas la vida que conocieron. Según los expertos, la erupción del volcán de Cumbre Vieja no parece que vaya a terminar a corto plazo. Podría alargarse durante meses. Al cierre de la edición de esta revista, ya eran más de 7.000 las personas que han tenido que abandonar sus viviendas ante el avance de la lava, que ha cubierto más de 825 hectáreas de la isla canaria.

Sólo 24 horas después de que comenzara la erupción del volcán, un contingente de voluntarios de SAMU partió desde Sevilla a La Palma con el objetivo de prestar apoyo a la población desplazada por la erupción del volcán Cumbre Vieja. El equipo estaba compuesto por siete voluntarios, entre los que se encontraban enfermeros y auxiliares de enfermería, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en integración social.

Los voluntarios participantes en esta misión, denominada Cumbre Vieja 2021, se pusieron de inmediato a disposición del Gobierno de Canarias, realizando las labores requeridas en materia de asistencia sanitaria y apoyo a los sistemas de emergencias, así como refuerzo de las necesidades logísticas. En un principio, esta misión iba a durar una semana, pero los diferentes acontecimientos y necesidades de los palmeros hicieron que se prolongara finalmente durante dos semanas.

El dispositivo se diseñó y se puso en marcha en menos de 24 horas. A las 15:12 horas del 19 de septiembre, hora insular, comenzó a rugir el volcán de La Palma tras entrar en erupción. Desde hacía días, Involcán y el Instituto Geográfico Nacional (IGN) venían advirtiendo de que el proceso sísmico se estaba acelerando. Los terremotos tenían focos cada vez más someros por lo que no descartaban que pudiera terminar en una erupción, aunque aseguraban que nadie podía predecir ni el cuándo ni el dónde.

Ante estos avisos, el 19 de septiembre por la mañana, SAMU activó un gabinete de crisis y, sólo 24 horas después, un equipo de voluntarios ya viajaba dirección La Palma con el fin de prestar asistencia desde la tarde de este mismo lunes sobre el terreno.

El equipo estuvo formado por el técnico de emergencias sanitaria Juan José Granados González, mando operativo de la misión en La Palma; la enfermera Dalal El Hassani; la integradora social Fernanda González Ortega; y los técnicos Andrés Ramírez Domínguez, Estrella Romero Antúnez, Rafael Álvarez Aragón y Larissa Vieira de Moura Souza.

“Tras tres años alejado de la familia SAMU, recibí una llamada durante el Estado de Alarma declarado por la pandemia del coronavirus que me cambió la vida y me permitió volver a estar en contacto con SAMU. Un año después, llegó otra llamada de forma inesperada con una propuesta de viaje, aventura y riesgo. Eran las nueve de la mañana del día 20 de septiembre cuando sonó mi teléfono. Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU me ofrecía ser el mando de la Misión Cumbre Vieja. ‘¿Hora y lugar?’, pregunté. Dos horas y media después, estaba volando con siete valientes que tampoco dudaron con destino a La Palma”, cuenta Juan José Granados.

“Había estado en otras misiones fuera de casa pero nunca como mando y sin supervisión en zona. Mis ganas de llegar a La Palma y comenzar a trabajar con el equipo superaban cualquier tipo de noticia o miedo difundido por la prensa y los medios de comunicación. La situación era crítica, no podemos olvidar que nos dirigíamos a arrimar el hombro en una crisis originada por la erupción de un volcán”.

SAMU en La Palma

SAMU en La Palma

Tras presentarse ante el Cecopin (Centro de Coordinación Operativa Insular), visualizar por primera vez el volcán, visitar los municipios de El Paso, Fuencaliente y Tazacorte, y evaluar las necesidades de estos municipios, SAMU y las autoridades locales pactaron una colaboración para reforzar la demanda de los servicios generados tras la erupción volcánica en Tazacorte. Ese mismo día, tras valorar las necesidades, el equipo se dividió en tres grupos. El primero de ellos, Alfa, era un equipo de apoyo psicológico. Este grupo se dedicó a realizar llamadas a los evacuados y, a su vez, redactó una lista de necesidades generadas por su situación de desalojo: ropa, mantas, colchones, almohadas, material escolar, alimentos y demás necesidades básicas para el normal desarrollo de las actividades de su vida cotidiana. Este grupo también dio soporte in situ a los afectados que lo necesitaban.

El segundo equipo, Eco, se dedicó principalmente a la evacuación de viviendas, animales y personal en la zona roja. Este grupo también colaboró en la descarga de material evacuado en los puntos establecidos de almacenamiento.

El tercer y último equipo, Lima, se dedicó a la logística. Recepcionaba la mercancía donada, la almacenaba y la proyectaba a los usuarios que no podían acercarse al punto establecido por el Ayuntamiento de Tazacorte. El equipo colaboró en la criba de ropa útil, en su colocación por tallas y modelo, en la lectura de caducidades y en la preparación de compras familiares. Además, habilitó una zona destinada para mascotas.

“Con el paso de los días, el equipo se fue convirtiendo en una pequeña familia, trabajando al cien por cien en cada jornada y buscando esos momentos de risa y desconexión tras el fin de la misma. Intenté trasmitir al equipo desde el minuto uno que ésta no era la típica misión que ellos habían imaginado, con frenéticos camilleos, puestos médicos avanzados y sirenas como banda sonora. Esto no era un simulacro, ni un incidente con múltiples víctimas (IMV), era la vida real. Se iban a enfrentar a un fenómeno natural colosal y aterrador, con un resultado trágico para esas personas que tuviesen sus casas y propiedades en su camino. A escasos días de nuestra llegada lo entendieron y yo con ellos. En momentos de crisis, una mano amiga, una cara amigable o una acción altruista pueden ser la mejor de las ayudas”, explica Granados.

“Estoy muy contento del equipo con el que he trabajado, de todos sus miembros. De su predisposición, pureza y abnegación. Cada día me sorprendían más y más, y he tenido la gran suerte de poder aprender mucho de cada uno de ellos. Por otro lado, del pueblo palmero me traigo su cariño, solidaridad y positivismo, en especial de los vecinos de Tazacorte. Nos acogieron como si de un familiar se tratase, nos abrieron las puertas de sus casas y de sus corazones. Sin duda alguna, nos dieron una lección de fortaleza, humildad y solidaridad a todos. Sólo puedo dar las gracias y decir que una parte de mi corazón se ha quedado con ellos. Estoy seguro de que nos volveremos a ver de nuevo cuando todo esto acabe”, continúa el mando de la misión.

El 2 de octubre, este equipo de voluntarios regresó a Sevilla, pero con su vuelta no ha terminado la acción de SAMU en la isla bonita. El 11 de octubre viajó a la isla canaria un segundo equipo de profesionales de SAMU. En esta ocasión, el bautizado como Equipo de Reconstrucción tenía como objetivo presentar a las autoridades locales y poner en marcha el proyecto Emergency Homes SAMU, que se basa en levantar estructuras de construcción rápida con todas las prestaciones y calidades de una vivienda convencional dirigidas a familias palmeras desalojadas y cuyos hogares han quedado destruidos por la lava. De manera paralela, el área de Emergencias de SAMU estudia cómo colaborar con las autoridades canarias en el transporte de suministro a la isla.

Curso de Escuela SAMU dirigido al personal de Caterpillar

Escuela SAMU: Curso a medida para gigantes

La multinacional americana Caterpillar, que cuenta con una sede en Málaga, está creando entre sus trabajadores una brigada de emergencia para actuar en caso de incidente y, para ello, ha contado con la colaboración de Escuela SAMU. Así, un grupo de trabajadores del Centro de Demostraciones y Desarrollo de Caterpillar en Málaga se han formado con SAMU en primeros auxilios y gestión de incidentes con múltiples víctimas (IMV) a través de un curso diseñado a medida para ellos.

Las brigadas de emergencia son grupos de trabajadores debidamente organizados, capacitados, entrenados y dotados para prevenir, controlar y reaccionar en situaciones de alto riesgo, emergencia o desastre; y cuya función está orientada a salvaguardar a las personas y los bienes con los que cuenta la compañía. Unas 30 personas forman la brigada de emergencia del centro malagueño. Estos se dividen en tres equipos, uno de evacuación, otro de extinción de fuego y un tercero formado en nociones sanitarias básicas. Es a este tercer grupo, compuesto por 14 personas, al que se le ha impartido un curso profesores de Escuela SAMU, según explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, coordinador y profesor de este curso específico, junto a Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; y la enfermera Erica Williams-Carricaburu.

El curso, de cinco días de duración, se dividía en dos jornadas on line, dos presenciales en las instalaciones de la Escuela en Gelves (Sevilla), y una última jornada presencial en las instalaciones de la empresa en Málaga de más de 105 hectáreas, según detallan en su web. Hay que tener en cuenta que Caterpillar (CAT) es el fabricante más grande del mundo de maquinaria para la construcción y equipos de minería, motores diésel y turbinas industriales de gas.

Dadas las diversas nacionalidades de los trabajadores (Portugal, Alemania, Holanda, Francia y España), el curso se impartió en inglés. “El principal objetivo de este curso era enseñar primeros auxilios a estos trabajadores que no son sanitarios, cómo actuar ante un incidente, qué deben hacer cómo primeros intervinientes en un accidente y cómo comunicarse entre ellos y con el centro de coordinación de emergencias. Estos empleados han aprendido a realizar una reanimación cardiopulmonar, a poner un torniquete, a usar un ambu (unidad de ventilación manual) y a colocar una cánula de Guedel, entre otras cosas”, explica Andrés Rodríguez. “Ninguno de estos trabajadores son sanitarios, por lo que la formación se basaba más en cómo debían organizarse entre ellos, a las víctimas y los espacios; la comunicación entre ellos y el centro de coordinación de emergencias; y cómo gestionar una situación de crisis a la espera de ser evacuados y que lleguen los servicios de emergencias autorizados”.

El curso contó además con dos simulacros, uno de ellos en la Escuela de Gelves, que contó con la participación de los alumnos de primero del ciclo medio de FP en Técnico de Emergencias Sanitarias; y un segundo en las instalaciones de Caterpillar de Málaga, donde se utilizaron maquinarias pesadas y de grandes dimensiones para que el ejercicio fuera lo más realista posible.

Los resultados de las encuestas de satisfacción realizadas a los alumnos y a la dirección de la empresa tras el curso han sido muy positivos, por lo que no se descartan nuevas colaboraciones en un futuro entre ambas entidades.

Alianza entre Fundación SAMU y El Salvador

Fundación SAMU da un paso más en su alianza con El Salvador

Fundación SAMU ha suscrito un convenio de cooperación con el Ministerio de Salud de El Salvador en virtud del cual expertos de esta entidad prestarán asistencia técnica a profesionales sanitarios de este país. Este convenio, firmado por la directora de la Agencia de El Salvador para la Cooperación Internacional (ESCO), Karla de Palma, y por el presidente de Fundación SAMU, Carlos Álvarez Leiva, se produce después de que el pasado año, concretamente durante el mes de agosto de 2020, en los meses más críticos del Covid-19, un contingente formado por 28 profesionales de SAMU llevara a cabo durante un mes una misión de cooperación en el Hospital de El Salvador. El acto contó con la presencia del ministro de Salud, Francisco Alabí.

Por medio de este acuerdo, ambas partes trabajarán en la promoción y transferencia de tecnologías, intercambio de experiencias, actividades de investigación científica y la organización de programas académicos. “El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha puesto en primer lugar la vida de todos los salvadoreños, por ello se ha esforzado en generar un hospital, materiales y equipos de primer nivel para la atención de la pandemia. Es necesario que, a la par de la tecnología, contemos con la capacitación de las personas que estarán a cargo de la atención de nuestros pacientes para brindar un servicio más humano y empático, por ello, vemos con mucha alegría el establecimiento del programa que se implementará para profesionales de la salud”, indicó la vicecanciller Mira.

La diplomática destacó, además, que esta iniciativa permitirá fortalecer los lazos de solidaridad, igualdad y respeto mutuo que mantiene El Salvador con España. Asimismo, resaltó las gestiones realizadas por la embajada salvadoreña en España, “las cuales permitieron concretar este importante convenio que contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas”.

Por su parte, el ministro Alabí reiteró el agradecimiento a Fundación SAMU por este nuevo acompañamiento que brinda al país. “Fundación SAMU ha dejado una huella en el pueblo salvadoreño, en especial en los corazones de todos aquellos a los que, durante su estancia en el Hospital El Salvador, les ayudaron a luchar contra el Covid-19”, expresó el ministro. Agregó que el convenio “permitirá establecer programas de formación teórica y práctica, capacitación, evaluación y certificación de profesionales de la salud, tanto en la República de El Salvador como en el Reino de España”.

El presidente de Fundación SAMU, Carlos Álvarez Leiva, señaló: “en este país nuestros voluntarios se sintieron felices enseñando lo que saben con humildad”.

La Misión El Salvador, como SAMU denominó a la operación, se produjo después de que el Ministerio de Salud de El Salvador emitiera una solicitud de asistencia para dar apoyo a un nuevo hospital, el Hospital Nacional El Salvador, localizado en San Salvador, que abrió sus puertas el 21 de junio con 105 camas de UCI y 100 camas hospitalarias y está siendo adecuado de forma paulatina para poder ofrecer hasta 1.000 camas de UCI. La directora de la Agencia de El Salvador para la Cooperación Internacional (ESCO), Karla de Palma, señaló que “fue un verdadero acto de solidaridad por parte de la misión del grupo SAMU, puesto que en plena pandemia estuvieron dispuestos a estrechar sólidos lazos de cooperación con El Salvador”.

En los últimos dos años, SAMU ha llevado a cabo diversas misiones humanitarias y de cooperación en países como El Salvador o Honduras. Asimismo, ha dirigido diversos dispositivos contra el Covid-19 en España, entre las regiones de Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha. Actualmente, participa en los dispositivos de acogida de los menores procedentes de Marruecos que provocaron la crisis migratoria reciente en Ceuta. En septiembre, además, envió un contingente de voluntarios para asistir a las personas desplazadas por el volcán Cumbre Vieja, en La Palma.

Asimismo, SAMU viene llevando a cabo desde hace más de treinta años proyectos de carácter humanitario en numerosos lugares del mundo, y desde 2018 cuenta con presencia en Washington DC (EE.UU.) a través de SAMU First Response, cuyo objetivo es captar fondos y recibir donaciones corporativas y a título individual para llevar a cabo dichas misiones.

SAMU en la Titan Desert

SAMU Xsports regresa al desierto marroquí

SAMU, a través de su división SAMU Xsports, ha vuelto a desplegar el dispositivo de emergencias sanitarias de una de las pruebas ciclistas más duras y espectaculares del mundo, la Titan Desert, que celebró su 16ª edición entre el 10 y el 15 de octubre. Esta ultramaratón ciclista recuperó su escenario natural, el desierto marroquí, después de que su última edición se celebrara en Almería por las restricciones de la pandemia de Covid-19. 423 corredores acudieron a la llamada del desierto para enfrentarse a 640 kilómetros de recorrido y más de 7.600 metros de desnivel acumulado a lo largo de seis etapas. El equipo de SAMU veló por su bienestar como parte de la sobresaliente organización de la Titan Desert.

Alfredo Delgado, coordinador del dispositivo en zona, subraya que lo más importante de esta edición ha sido el retorno a los orígenes, con etapas de montaña, dunas y mucha navegación. En el puesto médico de SAMU se han realizado más de 600 asistencias, y, en carrera, unas 100, apunta Sergio Vitrian, responsable de SAMU Xsports. “Desde fracturas hasta gastroenteritis o lesiones cutáneas, además de todo tipo de asistencias, pero, por suerte, nada grave”, corrobora el mando de SAMU.

“Como marca nuestro ADN, ha sido un dispositivo de primer nivel, contando con excelentes profesionales, desde personal sanitario especializado en atención prehospitalaria y medicina intensiva, hasta personal de apoyo logístico. Todos ellos han mostrado un nivel de preparación para desenvolverse en entornos extremos a la altura de las exigencias de una prueba como ésta”, sostiene Vitrian.

El equipo desplegado ha estado formado por once personas, incluyendo personal de la estructura de SAMU Marruecos. Son Alfredo Delgado (mando del equipo médico); Patricia González (directora médica); Adnan Kenfaoui (médico); Paula Gil (enfermera); Andrea Rodríguez (enfermera); Juan Francisco Gutiérrez (Técnico en Emergencias Sanitarias); Erica Caroline Williams (Enfermera); Antonio Trani (enfermero); Irene Pérez (enfermera); Paola Mora (enfermera) y Alexander Cruz Hansen (enfermero). “El equipo ha demostrado ser excepcional, con unas capacidades pocas veces vistas en este segmento de eventos deportivos. Han trabajado de sol a sol y mucho más, y como siempre han dejado a la marca en el lugar que corresponde”, felicita Vitrian.

“No debemos olvidar que en la preparación de una prueba de este calibre también intervienen otras muchas personas, desde la propia dirección del área de Emergencias de SAMU, con Juan González de Escalada a la cabeza, pasando por José Antonio Vázquez (jefe de Operaciones), hasta el importantísimo equipo de logística, personal de apoyo de otras áreas, gabinete retrasado, o yo mismo; todos aportamos para que la maquinaria funcione”, sostiene el responsable de SAMU Xsports.

El nivel de entendimiento y coordinación del equipo de SAMU con la dirección de Titan Desert es cada vez mayor, tras varios años ya de colaboraciones en distintos escenarios. “Realmente formamos parte de la organización”, observa Vitrian.

En este último trimestre del año, SAMU Xsports participará en al menos dos pruebas más: la Non Stop Madrid Murcia en noviembre, y otra Titan Desert en Almería en diciembre.

Portada Revista 40 aniversario

SAMU publica una revista especial por su 40 aniversario

El equipo de comunicación de SAMU ha publicado una edición especial de Revista SAMU con motivo de la celebración del 40 aniversario de la organización. Esta publicación, con 84 páginas, una edición muy cuidada y un formato especial de impresión, es un repaso periodístico a los cuatro decenios de trabajo de SAMU, desde su fundación como empresa de emergencias sanitarias hasta su diversificación hacia los servicios de protección social y su expansión territorial, y la reciente lucha cara a cara contra el Covid-19 en España y más allá de nuestras fronteras.

La revista incluye un saludo de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, en la que analiza cómo los andaluces han afrontado la pandemia, destacando su “capacidad de adaptación” y “solidaridad”, y ensalza el papel del sector sanitario. “La sanidad es clave y los profesionales que forman parte de ella son los verdaderos protagonistas. Quiero desde aquí felicitar a SAMU en su aniversario, agradecerles su labor a todos sus integrantes porque cada uno de ellos es una pieza esencial que contribuye de forma decisiva a velar por la salud de los ciudadanos siendo ésta nuestro bien más preciado y el que debemos cuidar por encima de todo”, apunta el presidente de la Junta de Andalucía.

La Revista SAMU Especial 40 aniversario tiene una tirada superior a los mil ejemplares y ya está disponible para su lectura en todos los centros de la entidad, además de en formato digital accesible a través de las redes sociales de la entidad.

Emilia García, gerente de SAMU

40 aniversario de SAMU: La voz de los veteranos

Muchas cosas han cambiado desde que hace 40 años SAMU introdujo en España la primera UVI móvil para asistencia de emergencia. A partir de aquel vehículo pionero, equipado con tecnología por entonces casi desconocida en nuestro país, SAMU ha crecido hasta contar con una flota de 18 ambulancias atendidas por unas 90 personas. En 1981, SAMU era una pequeña empresa para el traslado de pacientes críticos y la atención a emergencias que ocurrían en la calle, fundada por el empeño del doctor Carlos Álvarez Leiva; hoy, cuenta con más de 1.700 profesionales dedicados a la salud y las emergencias, la formación, la atención a la diversidad funcional y la atención a menores.

Algunos trabajadores han estado presentes casi desde que arrancara este periplo. Han dedicado su vida profesional a la empresa, contribuyendo en estas cuatro décadas a logros colectivos como la apertura de delegaciones, de centros de atención a menores, mayores o de personas con discapacidad, la realización de misiones humanitarias internacionales o la apertura de dos hospitales temporales de emergencia durante la crisis por la pandemia del coronavirus.

Emilia García, en la retaguardia desde la Nochevieja de 1987

Emilia García es una de esas trabajadoras. El 31 de diciembre de 1987 fue su primer día de trabajo en SAMU. La empresa buscaba a alguien que se ocupase de la limpieza, el desmontaje y la reposición del material de las ambulancias, y Emilia, que acababa de terminar Auxiliar de Clínica, pensó que podría servir para eso. Ese mismo día, tras la entrevista, realizó su primer servicio. Desde aquellas navidades no ha dejado de trabajar hasta convertirse, hace ahora un año, en gerente.

Cuenta Emilia que en SAMU se hace de todo, así que pronto le tocaron más tareas que las que la habían asignado al principio. “Empecé limpiando ambulancia y realizando funciones de administrativa, pero me sobraba mucho tiempo, así que me ponía con la chica de la oficina de recadera”, recuerda. Eran tiempos en los que se comunicaba con Carlos Álvarez Leiva por radiofrecuencia. “Hacía de todo, desde poner lavadoras a preparar una comida, o dar apoyo como auxiliar de clínica. También las guardias de coordinación o la atención del teléfono de urgencias. No podías decir ‘no sé hacer esto’”.

Los últimos 25 años los ha dedicado a la administración y la contabilidad del grupo. Como ella dice, “en la retaguardia”. Como cuando el 18 de marzo de 2020, a las tres de la madrugada, le sonó el teléfono: “Era mi jefe alertándonos de que teníamos que montar dos hospitales para enfermos de Covid, en La Línea y en Sevilla. “A partir de ahí estuvimos a tope: 24 horas vía Zoom con el equipo sanitario, atendiendo cualquier necesidad logística o de personal”, resalta.

Es una muestra del espíritu de superación ante las adversidades y la capacidad de adaptación a los retos del día a día. “Esto es una odisea cada mañana porque no sabes lo que te vas a encontrar. Creo que nos llaman porque nunca decimos que no. Quizá es también parte del éxito de la empresa”, comenta.

“Aprendo cada día. Tienes la oportunidad de avanzar, no te ponen trabas en nada, te hacen ser autónoma. Me gusta mi trabajo”, cuenta orgullosa. Eso sí, admite que tiene una espina clavada: “Colaboro en todo, pero siempre digo que me da pena no haber intervenido en alguna misión humanitaria”.

Juan Meléndez, más de 30 años al volante

Como Emilia, Juan se incorporó a SAMU en 1987, cuando la empresa apenas contaba con dos UVIs móviles que guardaba en una nave de la calle Asunción. Lo primero que recibió fue algo que ya no existe: un busca para estar permanentemente localizable ante cualquier emergencia. “Yo no tenía experiencia previa. Nunca me había metido en una ambulancia, y menos en una UVI móvil, pero fui haciendo cursos y aprendiendo”, recuerda hoy este experto conductor, que ha pasado más de tres décadas al volante de estas unidades.

Juan es técnico de emergencias, y por aquel entonces conducía las primeras UVIs móviles que había en España. De Huelva a Madrid, Juan recorrió el país en aquellos vehículos, tan sofisticados para la época que causaban admiración allá donde paraban. Tenían respirador, monitores, oxígeno… Servicios impensables para la época. “Los médicos salían del hospital para verlas”.

Meléndez reconoce que al principio le costó sobrellevar algunos traslados. “Nosotros éramos los únicos que teníamos incubadoras portátiles, así que a veces teníamos que llevar a recién nacidos a Madrid. Ver a niños tan pequeños y con problemas desde que nacen te afecta”.

Como otros trabajadores, Juan recuerda con especial viveza los preparativos de la Expo Universal de Sevilla 92. El SAS finalizaba el turno a las ocho de la tarde, dejando a los trabajadores del tajo nocturno sin servicio de emergencias. El accidente de un trabajador en el puente de la Barqueta motivó que se contratase a SAMU para garantizar la asistencia a esos obreros. Como recordaba el doctor Álvarez Leiva, “durante dos meses estuvimos durmiendo en la ambulancia, pasando muchísimo frío por las noches, porque ahí no había nada construido”.

Poco después, SAMU asumió la labor a tiempo completo. Más de 60 personas formaron el equipo sanitario de SAMU en turnos de 24 horas, atendiendo más de 30.000 incidencias en aquel verano del 92, cuando más de 40 millones de personas pasaron por la isla de La Cartuja. El balance: una sola queja.

Paco Jarillo, siempre al lado de Carlos Álvarez Leiva

“Yo empecé cuando empezó SAMU”, suelta de primeras Paco Jarillo, que cuenta así su primer trabajo para la empresa: “Había venido una marca alemana a probar coches a una carretera pegada a Los Palacios. No teníamos ambulancias, así que nos prestaron una UVI móvil de la Mercedes y se alquiló un helicóptero. En una de las peores curvas pusimos la ambulancia, y para cubrir el resto el helicóptero”. Afortunadamente, nada pasó.

Como ocurrió aquel día, Paco Jarillo, que conoce “desde chico” al doctor Álvarez Leiva, siempre ha estado dispuesto a ayudar. Con experiencia en la conducción de camiones, ha realizado multitud de sustituciones a los conductores de ambulancia, y ha transportado suministros como ropa y oxígeno a los equipos de la empresa fuera de Sevilla.

Mucho ha cambiado todo. Por ejemplo, las carreteras, que Jarillo conoce bien. “Aquello no eran carreteras, eran agujeros”, cuenta. A pesar de las dificultades, la conducción y la atención eran exquisitas: “Una vez llegamos a un hospital de Mérida a recoger un paciente al que le había pasado un coche por lo alto, y el médico nos preguntó cómo íbamos a llevarlo a Córdoba. Estaba en la UCI con todos los aparatos puestos, y había que ir quitándoselos y ponerlo en la camilla, estabilizarlo y llevarlo a la ambulancia. Pero íbamos con pies de plomo”.

“En una ambulancia tienes que tener mucho cuidado”, continúa: “Lo que llevas puede ser una persona que se está muriendo”. Por eso, Jarillo ha hecho muchos viajes con el “pellizco encima”, consciente de que no podía transportar carga más preciada: “Imagina montar en el coche un niño de cuatro días que pesa un kilo y pico…”.

Aunque su labor era llegar al hospital para dejar el paciente a cargo de los médicos, muchas veces se encontró llamando para interesarse, porque este trabajo es de los que se vive todo el día y para siempre: “Te toca la fibra, no hay más remedio”.

Usuarios de la Residencia San Sebastián de Fundación SAMU

Un punto de inflexión en sus vidas

Las distintas áreas de trabajo de SAMU coinciden en un objetivo final: ayudar a las personas. Desde traslado de críticos a menores o SAMU Wellness, el equipo de SAMU ha cambiado la vida de cientos de personas. En las próximas líneas rescatamos algunas de estas historias.

Una odisea de 155 kilómetros hacia la vida

Con el objetivo de salvar la vida a una niña de tan solo 20 meses, efectivos de la Guardia Civil y de cuerpos sanitarios, entre los que figuraba SAMU Málaga, llevaron a cabo en la primavera de 2017 una misión extraordinaria cuyos protagonistas difícilmente olvidarán. Consistió en el traslado de la pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación, un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos, y el mejor desempeño de todas las personas implicadas para dar una oportunidad a una vida que tan solo comenzaba.

La pequeña estaba ingresada en el Hospital Materno de Málaga pendiente de unos estudios que debían determinar si necesitaba un trasplante cardíaco. En ese trance, sin embargo, su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, Oxigenación por Membrana Extracorpórea), pero este equipo solo podía ser útil para la paciente durante unos días.

La niña requería su traslado urgente al Hospital Reina Sofía de Córdoba: primero, porque necesitaba un trasplante cardíaco que sólo se realiza en este centro; y, segundo, porque en el Reina Sofía disponían de otro equipo ECMO más sofisticado al que la pequeña podría estar conectada durante más tiempo, mientras esperaba la llegada de un donante compatible.

Las circunstancias eran cualquier cosa menos rutinarias. El ECMO debía instalarse en una UVI Móvil, un procedimiento para el que no existía manual, que nunca se había realizado en Andalucía y que en España sólo había uno o dos antecedentes. Además, el traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

La responsabilidad logística recayó en el Técnico en Emergencias Sanitarias de SAMU Málaga Francisco Guerrero, especializado en traslado de pacientes críticos, que actuó con el apoyo de dos de sus compañeros, Miguel Ángel Maisanaba (TES) y Tatiana Mérida (enfermera). “Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme”, explica Francisco Guerrero.

El TES de Málaga se reunió en el Materno con el equipo de la UCIP (Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos). “Estuvimos cinco horas reunidos intensivistas, perfusionistas, enfermeros de UCIP y un cirujano cardiovascular para estudiar si era posible realizar un traslado con ECMO en una ambulancia. Desmontamos otro ECMO que tenían allí similar al que estaba conectado la niña y vimos dónde y cómo podíamos transformar la UVI para que todo se acoplara y para que su funcionamiento no se viera afectado en ningún momento durante el traslado”, relata.

Equipo de críticos de SAMU Málaga

Equipo de críticos de SAMU Málaga

La problemática se acrecentaba porque todo el material electromédico debía estar conectado a la red eléctrica y ésta debía mantener el abastecimiento de energía durante el trayecto: “consola de la ECMO, calentador, filtros, alrededor de 15 bombas de perfusión, respirador, monitores y un largo etcétera”, enumera el especialista de SAMU Málaga. “Me vi rodeado de grandes profesionales a los que tenía que explicar cómo actuar en mi ámbito, una UVI Móvil, algo que desconocían”.

Además de la UVI Móvil titular, se movilizó una segunda por si la primera sufría problemas eléctricos. El dispositivo se replicó en esta segunda, en la que también se cargó el soporte físico de la ECMO después de que el equipo desmontara “hasta todo lo desmontable” para mantener el soporte de la pequeña. “No podía salir bien, tenía que salir perfecto. No había lugar para el error”. En la UVI que transportaba a la niña estaban operativos dos intensivistas, una enfermera de UCIP, un perfusionista controlando la ECMO, y la enfermera de SAMU Tatiana Mérida y el propio Guerrero. En la otra unidad, otra enfermera de UCIP y un cirujano cardiovascular preparado para actuar en caso de urgencia. Además, participó el 061 Málaga a cargo de un VIR (Vehículo de Intervención Rápida) con un técnico, un enfermero y un médico.

A las 8:00 del 31 de mayo comenzó la operación en el Materno, con salida de los vehículos a las 11:00 y llegada al Reina Sofía alrededor de las 13:00 horas.

Desde Málaga, dos motos de la Guardia Civil abrieron paso a la comitiva a fin de garantizar que el transporte no sufriera ningún tipo de interrupción ni percance, y, ya en la provincia de Córdoba, dieron el relevo a un vehículo de la propia Benemérita que llevó a los sanitarios hasta la misma puerta del hospital cordobés.

En total, fueron 155 kilómetros en unas dos horas de máxima tensión que acabaron en éxito gracias a la coordinación de todos los implicados. Para la pequeña, fue un paso más, impulsado por más de treinta especialistas de los servicios sanitarios y de seguridad, en su particular carrera hacia la vida.

Juan Carlos Moreno: “Mi gran logro es haber podido sacar todo lo malo que tenía desde hace años en mi interior”

Juan Carlos Moreno ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness en el verano de 2020 tras pasar el confinamiento de marzo por la pandemia de Covid-19 en un centro especializado en el tratamiento de adicciones de Sevilla. La suya es una historia de superación personal, con el apoyo de la familia de SAMU Wellness. Recuerda que comenzó a salir con sus amigos de noche a los 17 años y, en torno a los 24, comenzaron sus problemas de adicción, no solo de alcohol, sino también de drogas más duras. Él mismo se define como un consumidor social, aunque admite que el nivel de consumo de alcohol y drogas era mayor al de sus compañeros.

“Nunca he consumido todos los días de forma compulsiva, era más bien un consumidor social, pero reconozco que no controlaba la situación”, admite Juan Carlos Moreno, madrileño que hoy tiene 39 años y ha pasado por numerosos centros de desintoxicación. “El estrés, la ansiedad y la frustración me hacían consumir y buscar la evasión a través de estas sustancias. Empezaba con unas cervezas, hasta que se me iba de las manos y mezclaba el alcohol con cocaína”.

Juan Carlos Moreno

Juan Carlos Moreno

Hasta que llegó a la clínica de salud mental SAMU Wellness en julio de 2020, Juan Carlos siempre había recibido terapia para superar sus adicciones pero sin profundizar en el fondo del problema, sin realizar un abordaje integral a su situación. “Yo necesitaba apoyo psicológico, no solo terapia de grupo. Estaba cansado ya de las terapias de grupo, y solo hacía recaer una y otra vez”, reconoce.

Juan Carlos pasó el confinamiento de primavera en un centro de adicciones de Sevilla. Allí conoció a una mujer sumida en una profunda depresión. “No se movía, no interactuaba. Estaba muerta en vida. La trasladaron a SAMU Wellness y cuando volvió tres semanas después era otra persona. Era feliz. Me miró y me dijo: ‘Eso es lo que tú necesitas’. Yo no la escuché, no le hice caso. Me fui a Madrid y volví a consumir”, cuenta el madrileño. “Toqué fondo y fue entonces cuando le pedí a mi compañera que me pusiera en contacto con el equipo de SAMU”.

Juan Carlos ha pasado seis meses en las instalaciones de la clínica en diferente régimen, desde un ingreso hospitalario hasta la convivencia con un compañero en una casa de SAMU, pasando por el Hospital de Día. “En SAMU han ido más allá de mis problemas con las adicciones. Han ido al origen del problema y han realizado un trabajo integral. No han tratado mis adicciones como un problema aislado sino vinculado a otro problema que me diagnosticaron ya de adulto, el TDH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”, explica Juan Carlos Moreno.

“De pequeño, mi familia y mis profesores siempre me consideraron un niño malo e inquieto. Estudiaba en el último minuto y tenía problemas de concentración. Nunca se me dieron bien las Ciencias. Tuve muchos profesores particulares pero cuando llegaba el examen, no era capaz de entender qué me pedían y suspendía. La rabia y la frustración era enorme. Mi familia nunca me apoyó y siempre me han considerado una bala perdida”, relata el joven.

“En SAMU Wellness he logrado soltar todo lo que tenía dentro y me hacía tanto mal. He podido superar el duelo de mi madre. Mi madre murió sin verme bien y eso me ha provocado mucho sentimiento de culpa durante muchos años. He podido hablar de toda mi mierda y me han ayudado a gestionar mis emociones y a controlar mis impulsos”.

Juan Carlos tiene planes de futuro en Sevilla, donde quiere formarse para ayudar a otras personas en una situación similar a la suya. “No quiero volver a Madrid, aunque mi familia esté allí, creo que en estos momentos puede ser perjudicial para mí y para mi evolución. Ahora me encuentro muy bien. Si yo me encuentro bien a nivel psicológico, no tengo necesidad de consumir”.

Juan Carlos Moreno lleva ya casi un año sin consumir, pero, como él mismo asegura, el verdadero logro no es ése, sino haber podido sacar todo lo malo que llevaba años en su interior, ser capaz de afrontar con autonomía sus problemas del día a día y decidir por si mismo no volver a Madrid porque no le va a hacer ningún bien. “Ese es mi gran logro”.

Ismael Kone: “Cuando veo chicos deprimidos, les enseño fotos mías de cuando llegué a España y les cuento cómo es posible salir adelante”

Bounama Sarr e Ismael Kone forman parte de la plantilla del centro de Recepción de Menores Extranjeros no Acompañados (Recep) del Campo de Gibraltar y del Centro Extranjero de Primera Acogida (CEPA) de Pelayo (Algeciras), ambos gestionados por Fundación SAMU. Aquí atienden y ayudan diariamente a los menores inmigrantes que cruzan en patera el Estrecho de Gibraltar en busca de un futuro mejor. Actúan de mediadores, ya que ambos conocen a la perfección qué piensan y qué sienten estos chicos. Hace no mucho tiempo ellos atravesaron la misma situación como jóvenes migrantes.

Hoy han conseguido salir adelante bajo la tutela de SAMU y un extraordinario espíritu de superación.

Ambos jóvenes, hoy amigos, se marcharon de su casa cuando apenas tenían 16 años. Sarr, como todo el mundo conoce a Bounama Sarr, es natural de Senegal. Gracias a los ahorros de su padre, pudo viajar en coche hasta Mauritania y luego en avión hasta Marruecos, donde estuvo ocho meses trabajando como albañil y en un mercado, entre otras cosas, hasta que logró cruzar a España. “Intenté cruzar a España hasta en 14 ocasiones, pero siempre me pillaban. Sufrí mucho, me maltrataron. Nunca me imaginé que viviría cosas así”, reconoce el joven.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

La última vez que intentó cruzar, en marzo de 2018, hacía muy mal tiempo. Era de noche y la tempestad casi hunde la embarcación en la que viajaba. “Nos salvamos gracias a la ayuda de Dios. Estábamos más muertos que vivos”, relata Sarr, aunque no todos sus compañeros sobrevivieron. “Había dos pateras con once personas cada una, y, a los cinco minutos de partir, la embarcación en la que iba yo se pinchó. Nadé como pude hasta la otra embarcación. Pasé mucho miedo. Estaba lloviendo. Mi único objetivo era sobrevivir”. Sarr logró alcanzar la segunda patera, ya de por sí sobrecargada. Sólo él lo consiguió.

Ismael no tuvo mucha mejor suerte. Natural de Boundiali, en Costa de Marfil, el joven llegó a San Fernando el 28 de octubre de 2017, con 16 años. “El viaje no fue fácil porque tuve que pasar por diversos países como Mali, Argelia y Marruecos. No tenía dinero y estaba solo frente a mi destino, joven, asustado y preocupado por mi familia. No tuve tiempo de explicarle a mi madre que pretendía viajar a Europa, ni ganas de decírselo porque me preocupaba su salud y la de mi padre”, confiesa Ismael.

Ambos jóvenes decidieron emigrar para encontrar un trabajo digno y poder ayudar económicamente a sus familias. La hermana de Sarr ya había hecho el mismo camino antes que él y actualmente vive en Mallorca. “España es la puerta de Europa, de ahí que fuese mi destino”, explica Ismael. “Cuando vivía en Senegal, veía vídeos de España. Me gustaba mucho aunque no entendía nada de lo que decían los vídeos. El sueño de mis amigos era ir a Francia, pero yo tenía claro que prefería España”, añade Sarr.

Ismael reconoce que lo que más le llamó la atención cuando llegó a nuestro país fueron las infraestructuras, como los edificios y las carreteras, pero también ver a tantas personas diferentes. “Lo que más me sorprendió fue ver a tantas personas blancas, les miraba y ellos me miraban con incredulidad. No podía creer que estuviera en Europa”. A Sarr, sin embargo, le llamó la atención “el racismo” que sufrió. “No me lo esperaba. Me trataron mal y me sorprendió mucho encontrarme con ese rechazo inesperado”.

Ambos jóvenes fueron derivados a diferentes recursos para menas (Menores Extranjeros no Acompañados). Ismael pasó por el Centro de Menores Juan Ramón Jiménez en Huelva, la UATE Arcos en Arcos de la Frontera y el ARB El Bosque en Algeciras (los dos últimos de SAMU); mientras que Sarr estuvo en los recursos que SAMU tiene en Jimena de la Frontera y Pelayo, ambos en la provincia de Cádiz.

Todo lo que soy lo aprendí en SAMU. Gracias a SAMU he podido aprender el idioma, la cultura española, he estudiado. Me han ayudado muchísimo. Han cubierto todas mis necesidades. Juan Rodrigo Gil, antiguo director del UATE de Jimena de la Frontera, ha sido un padre para mí. Me quería demasiado y yo no sabía por qué. Él siempre me decía, ‘Sarr, tú tranquilo. Sigue trabajando duro como hasta ahora y llegarás lejos. Tienes mucho futuro en SAMU”.

Ismael también tiene palabras de agradecimiento para sus educadores. “En SAMU he aprendido a tener una disciplina, el idioma, la cultura española y las posibilidades que se me brindaba a la hora de legalizar mi situación en España y poder adentrarme en el mercado laboral. SAMU me ha ayudado mucho a la hora de la integración, tanto social como laboral. También he conocido a muchas personas con las que sé que puedo contar a lo largo de mi vida”, destaca el joven marfileño.

“La persona que más me ha ayudado ha sido Laura Rodríguez, ex directora de la UATE Arcos. También Palma Díaz como directora de El Bosque y, por último, Karen Gil, directora del centro donde trabajo en la actualidad. Todas ellas han confiado en mí cuando era menor y ahora como trabajador”.

Al cumplir la mayoría de edad, tanto Sarr como Ismael decidieron ayudar a otros jóvenes en la misma situación que ellos.

“Después de toda la experiencia que viví durante mi estancia en centros de menores creo que puedo ayudar a otros chicos a entender el funcionamiento de un recurso de estas características. También, a través de mi ejemplo, pueden ver cómo uno puede cambiar de vida si tienes un buen comportamiento, si tienes actitud y objetivos. La empatía que puedo llegar a tener con los chicos es más fuerte que otros trabajadores que no han pasado por la situación de tener que emigrar de su país y en las mismas circunstancias que las mías”, explica Ismael Kone, que reconoce que lo que más le gusta de su trabajo es “poder ayudar a los menores en su evolución desde su llegada hasta la salida del centro donde trabajo”.

La voz de la experiencia

“Cuando llegan al centro, les hablo un poco de mi pasado, de cómo era antes de llegar al centro y de mi estancia en él. Les cuento que llegué como ellos, sin nada, y que, en la actualidad, lo que tengo es gracias a SAMU. El idioma, el trabajo, la documentación… Les hablo de todo lo que he conseguido”, explica Ismael. Su compañero Sarr también utiliza la misma metodología. “Cuando veo a los chicos deprimidos, tristes o perdidos, les enseño fotos mías de cuando llegué y les cuento mi evolución hasta ahora y cómo es posible salir adelante”.

Recientemente, ambos jóvenes estuvieron un mes trabajando en Las Palmas de Gran Canarias como refuerzo en los recursos de SAMU ante la llegada masiva de inmigrantes en 2020, muchos de ellos menores de edad. “Lo que más me llamó la atención fue la cantidad de menores que llegaron a la isla”, apunta Ismael. “Los niños llegaban muy asustados, sobre todo los menores procedentes del Sáhara por los conflictos que se están generando en su tierra. Los menores que proceden de países como Mali también están muy asustados por temas bélicos y terroristas”.

Tanto Sarr como Ismael han logrado regularizar su situación en España y, de momento, no se plantean marcharse del país, aunque no descartan nada. “En la actualidad estoy bien en España pero no descarto viajar a otros países si el destino me lleva a ello. Después de todo lo vivido, ahora estoy centrado en el día a día, vivo el momento. Hoy estoy trabajando para SAMU pero no sé que me puede deparar el futuro. No pienso a largo plazo, pero si me gustaría poder seguir ayudando a los chicos que llegan a España y también me gustaría tener mi propia familia en un futuro, así como un negocio en mi país”, apunta Ismael. Sarr también se muestra muy satisfecho con su trabajo actual, que le está permitiendo pagar los estudios a sus hermanos menores que viven en Senegal para que no tengan que verse obligados a emigrar como él.

Pepi Soult: “Ahora estoy feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos”

Hace más de 20 años que Pepi Soult, natural de Dos Hermanas (Sevilla), venía arrastrando una depresión que condicionaba su vida hasta el extremo. Todo comenzó pocos años después de su divorcio, tras el que ella se quedó a cargo de sus dos hijos menores de edad. En este tiempo, acudió a varios profesionales, pero no lograba superar su situación. La crisis sanitaria del coronavirus y el confinamiento empeoraron su estado hasta que, en septiembre de 2020, decidió ingresar voluntariamente en la clínica SAMU Wellness.

Estaba muerta en vida. Una depresión es algo muy duro. Era una viejecita senil, sin ganas de nada. Sinceramente, me quería morir. No entendía por qué no podía volver a ser la persona que era antes”, relata esta mujer de 65 años. “Yo iba al psiquiatra dos veces al año, pero lo único que hacía era ajustarme el tratamiento, nada más. La pasada primavera lo pasé fatal a causa del Covid-19. Tenía miedo a salir de casa, me daba pánico. La situación se volvió verdaderamente insostenible”.

A finales de septiembre, apoyada por su familia, Pepi Soult ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness, donde estuvo un mes. Después pasó al Hospital de Día. “Estoy muy contenta de haber venido. El personal es excepcional y el trato con los pacientes es extraordinario. Estoy muy contenta, sobre todo con mi psiquiatra, Gabriela”, cuenta la mujer. “Ahora hago ejercicio físico una hora al día, cocino para nueve personas, me mantengo ocupada. Me siento súper feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos. Ahora, incluso, los veo más que antes. Mi vida ha cambiado”.

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Fernando González, Triana: “El personal se desvive por nosotros”

El 19 de enero, Fernando González, más conocido como Triana, dijo adiós a la Residencia San Sebastián tras casi once años. Sus compañeros y los trabajadores del centro se despidieron de él con una gran fiesta en el jardín de la residencia de Cantillana. “SAMU me ha dado la vida. Se lo debo todo. Soy otra persona”, reconoce Triana meses después de su marcha.

Fernando González, natural de Sevilla, ingresó en la Residencia San Sebastián en mayo de 2010. Tenía 32 años. “Yo llevaba muy mala vida. Bebía, me drogaba, incluso tenía problemas judiciales. Mis malos hábitos me ocasionaron muchos problemas con mi familia y mi salud empeoró. Tengo una discapacidad intelectual permanente del 65%”, explica Triana, que ha vuelto a vivir con su madre después de su paso por la Residencia San Sebastián.

“Al principio, me costó mucho adaptarme a la vida en la residencia. No quería estar allí, pero nunca di problemas. Formé parte de la compañía de teatro Idilio Escénico. Mi único propósito era mejorar y salir de allí, recuperar mi vida”.

Triana tiene palabras de agradecimiento para toda la plantilla de San Sebastián, pero en especial para el celador Fran Jiménez, la educadora Estela Garrido y para Alba Garrido, responsable de la compañía de teatro del centro. “Fran Jiménez es un monstruo, es todo corazón. Y Estela me ha dado la vida. Ella ha sido mi educadora. Me ha cuidado, me ha guiado y me ha llevado por el buen camino”.

También guarda un gran recuerdo de algunos de sus compañeros, entre ellos Chiquito, que falleció en 2020. “Era mi socio. Lo hacíamos todo juntos. Éramos una piña”, recuerda. “También echo mucho de menos a Manoli Márquez. Nos hemos ayudado mucho mutuamente. Yo me apoyaba mucho en ella y le daba consejos cuando ella hacía algo que estaba mal”.

Durante su estancia en la Residencia San Sebastián, Triana logró sacarse el título de la ESO. “SAMU me ha dado la vida. Se me saltan las lágrimas cada vez que hablo de la Fundación. El personal se desvive por nosotros. Me lo han dado todo, Soy otra persona. Mi familia está feliz. Ahora vivo con mi madre y le ayudo mucho”.

Triana reconoce que le gustaría seguir vinculado a Fundación SAMU o trabajar como voluntario. Actualmente busca empleo y pronto comenzará una formación que le permitirá realizar prácticas remuneradas a través de la Asociación Paz y Bien.

Francisco Bonilla (061) y Carlos Álvarez Leiva (SAMU)

Francisco Bonilla (EPES-061): “Debemos estar orgullosos de lo bien que trabajamos juntos”

Durante 17 años, el médico Francisco Bonilla (Sevilla, 1957) ha sido director provincial del 061 en Sevilla, empresa de emergencias pública andaluza que echó a andar oficialmente el 15 de abril de 1992, cinco días antes de la inauguración de la Expo Universal del 92. Hasta entonces, SAMU, de índole privado, era la única empresa de emergencias en Sevilla y ambas entidades tuvieron que aprender a caminar juntas. Las dos organizaciones han compartido experiencia y formación. De hecho, tal como reconoce el propio Bonilla, más del 80% de la plantilla del 061 en Sevilla se ha formado en SAMU. Francisco Bonilla, a sus 63 años, comenzaba a principios de 2021 una nueva etapa en EPES-061 como responsable de las emergencias colectivas y catástrofes a nivel regional.

—Durante 17 años ha sido director provincial del 061 en Sevilla, y, anteriormente, estuvo casi cinco en Huelva ocupando el mismo cargo. Ahora, da un paso atrás y se aleja de la primera línea. ¿A qué se debe este cambio?
—Ya me queda poco para jubilarme y me ofrecieron, dada mi experiencia, terminar mi carrera profesional en el 061 al frente de los dispositivos de riesgos previsibles, encargándome también de la planificación y organización de grandes dispositivos de emergencias como el Plan Romero (El Rocío); el Plan del Cerro (Romería de la Virgen de la Cabeza) o el dispositivo del Campeonato de Motos de Jerez, entre otros dispositivos de riesgo previsibles. Es un cargo más tranquilo. Ya no llevo la gestión del personal en el día a día. Es un trabajo más centrado en la planificación y formación.

—Vayamos a los orígenes. ¿Cómo surge su relación con las emergencias?
—Yo estudié Medicina y el primer trabajo que tuve fue una sustitución en un servicio normal de urgencias, como se llamaba entonces, en Dos Hermanas a principios de los 80. Me gustó y surgió la posibilidad de entrar en el servicio especial de urgencias de Sevilla. Me gustó tanto que en todos estos años no he salido de esta rama. Fui encadenando sustituciones e interinidades una detrás de otra hasta que se creó en 1991 el 061. Opté por una plaza, la saqué y hasta hoy.

—¿Cuándo conoció a SAMU y al doctor Carlos Álvarez Leiva?
—Al doctor Álvarez Leiva lo conocí en el servicio militar. Yo era cabo primero de sanidad militar y él, capitán jefe de la UCI del Hospital Militar de Sevilla. Después, cuando terminé la carrera y empecé a trabajar en el servicio de urgencias, me matriculé en varios cursos de emergencias y urgencias y, casualmente, él era el docente. En el máster que hice de urgencias y emergencias de la Universidad de Sevilla, él impartía el módulo de emergencias colectivas y catástrofes. Para entonces, ya nos conocíamos más y, poco a poco, la relación fue estrechándose.

—¿Cómo era el doctor Álvarez Leiva como profesor en aquellos años?
—Aquí ya hablas con parte interesada. Yo no soy aséptico, lo digo siempre. Con Carlos Álvarez Leiva pierdo los papeles. Es un magnífico profesional. Yo lo tengo como un maestro, con la acepción grande que es ser un maestro, no profesor. Es un hombre que sabe mucho y que sabe transmitir muy bien lo que sabe. He aprendido mucho de él, y sigo aprendiendo.

—¿Cuándo nació el 061?
—Oficialmente, el 061 se creó el 15 de abril de 1992, cinco días antes de la inauguración de la Expo’92, pero nosotros ya estábamos trabajando desde febrero del 91 en silencio desde el Centro Coordinador de Urgencias, que antes se llamaba Centro Provincial de Comunicaciones Sanitarias. No teníamos UVI-móviles propias, sino que coordinábamos las ambulancias y los médicos del servicio de Urgencias del SAS. No se le dio publicidad. De hecho, en aquellos meses previos, hubo un desprendimiento en el Puente de Hierro, y quien atendió a los heridos fue SAMU porque el 061 aún no funcionaba oficialmente.

—¿Cómo fue la relación entre ambas entidades, una pública y otra privada, en aquellos primeros años?
—La relación entre el 061 y SAMU, al menos en Sevilla, siempre ha sido excelente, siempre. Y lo digo a boca llena.

—¿Son compatibles en Andalucía dos servicios de emergencias?
—Bajo mi punto de vista, sí, totalmente. Se complementan.

—¿Fue en la Expo’92 la primera vez que coincidieron ambos servicios de emergencias?
—Efectivamente. Durante la Expo´92, SAMU se encargó de la asistencia sanitaria dentro del recinto de la Cartuja desde la colocación de la primera piedra, mientras que el 061 se encargó del dispositivo sanitario de los eventos y actividades vinculados a la Expo fuera del recinto, además de la cobertura sanitaria de los mandatarios que visitaban la Exposición Universal.

—¿Es cierto que siguieron a Mijail Gorbachov por el sevillano barrio de Santa Cruz?
—En la Expo, cada día se dedicaba a una nación distinta. El día de Rusia, Mijail Gorvachov viajó hasta Sevilla. Como le he comentado, el 061 se encargaba de la cobertura sanitaria de los mandatarios. Durante el día, una UVI Móvil sin identificar ni rotular acompañaba a la comitiva. Incluso el personal sanitario que iba dentro de la ambulancia iba vestido de paisano. Pero por la tarde noche, esa ambulancia terminaba su turno y entraba una unidad del 061, todos con sus uniformes naranjas. Aquel día, Gorvachov paseaba por el barrio de Santa Cruz y la unidad del 061 iba detrás de la comitiva. En un momento dado, Gorvachov preguntó quiénes eran esos hombres vestidos de naranja que tanto le inquietaban. No es que se asustara, pero sí le llamó la atención.

—¿En qué otras ocasiones han colaborado SAMU y 061?
—Hemos trabajado en numerosos simulacros y ejercicios prácticos de diferente índole y escenarios, como los realizados en el aeropuerto San Pablo o en infraestructuras ferroviarias. También hemos participado en varias ediciones del Crisis Task Force, ejercicio que organiza anualmente SAMU, además de en hechos reales. Por ejemplo, la noche del 5 de enero de 2021 hubo un incendio en una residencia de mayores de Sevilla y SAMU y el 061 trabajaron codo con codo. SAMU está contratada en Sevilla para el traslado de pacientes críticos, y en un momento de desbordamiento o necesidad, los llamamos y ellos acuden y a la perfección.

—¿Cómo cree que beneficia este tipo de simulacros conjuntos a trabajadores y alumnos de ambas entidades?
—El beneficio es total porque pones toda la teoría en práctica y aprendes a atender a varios pacientes a la vez, no de uno en uno. En el incendio de la noche de Reyes se asistió a 92 personas. Esto no es fácil. Hay que hacerlo con una metodología específica, y eso tienes que ejercitarlo. Puedes tener la teoría muy trillada, pero cuando te enfrentas a una situación así, te puedes bloquear y te come el lobo. Los simulacros son para evitar exactamente eso.

—En el caso del incendio del pasado día de Reyes en Sevilla, los medios aplaudieron la rápida y eficaz actuación de los servicios de emergencias.
—Eso es gracias a los numerosos ejercicios y simulacros conjuntos que hacemos. Y uno de los pioneros en poner este tipo de actividad en práctica fue el doctor Carlos Álvarez Leiva. En Sevilla, los servicios de emergencias trabajan muy muy bien. Todos, no solo los sanitarios. Bomberos, Policía Nacional, Policía Local, la Guardia Civil, el DCU. ¿Pero sabe usted por qué? Porque llevamos muchos años trabajando conjuntamente. Debemos estar orgullosos de lo bien que funcionamos juntos.

—Algunos trabajadores del 061 se han formado en la Escuela SAMU.
—Algunos no, muchos. Entre el 80% y el 85% de la plantilla del 061 de Sevilla proviene de SAMU. Son exalumnos de SAMU. En el resto de provincias andaluzas, el porcentaje también es bastante alto. Te hablo de Sevilla porque es el servicio que conozco perfectamente. Además, los médicos residentes de familia que se incorporan al 061 reciben un curso específico de emergencias que se imparte en SAMU, es decir, vienen al 061 con la doctrina de SAMU. Yo mismo vengo de una escuela de SAMU.

—¿Qué destacaría de la formación que se imparte en SAMU?
—La disciplina y el hecho de priorizar la práctica a la teoría. El doctor Carlos Álvarez Leiva es uno de los pocos profesionales especializados en la formación sobre el puesto de mando y el mando. Hay muy pocos textos escritos sobre este campo. SAMU lo tiene a él y sabe impartir estos conocimientos muy bien.

—¿Tiene el 061 una línea de formación en emergencias?
—Luis Olavarría Govantes, antiguo gerente de EPES-061, es el encargado ahora del área de formación. Yo nunca he sido trabajador de SAMU pero Olavarría sí. El 16 de julio de 1992, durante el ensayo de la ópera Otello en el Teatro de la Maestranza, el decorado se desplomó. En el accidente murió una persona y 36 resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad. La primera unidad móvil que llegó al lugar fue de SAMU y Olavarría iba dentro como médico.

—No puedo terminar esta entrevista sin preguntarle sobre el Covid-19. ¿Cómo están viviendo esta crisis?
—En la primera ola, el servicio del 061 de Sevilla fue el más afectado. Yo mismo me contagié diez días después de la declaración del estado de alarma. Caímos unos 18 médicos, 20 teleoperadores, tres o cuatro enfermeros y un técnico. Le hablo de memoria. La primera ola nos cogió a todos con la guardia baja y no contábamos con el material que deberíamos haber tenido. La segunda ola fue diferente. Teníamos una experiencia y contábamos con material. En aquel momento solo cayeron enfermos tres enfermeros y uno o dos técnicos. Ningún teleoperador. Llevamos más de un año trabajando sobrecargados, sobre todo en la sala de coordinación. Sin embargo, la asistencia en la calle y a domicilio ha disminuido.

—¿Y el ánimo de los trabajadores?
—El nivel de espíritu de trabajo no ha disminuido, al revés. La gente sigue con un ánimo y un espíritu de trabajo encomiable, pero claro, somos humanos, de carne y hueso, y todos tenemos miedo, no tanto por uno mismo, sino por nuestros familiares. Lo que más temes es coger el virus y que puedas contagiárselo a tus seres queridos.

—¿Es ésta la peor crisis sanitaria que usted ha vivido?
—Prolongada en el tiempo, sí. Puede que haya vivido situaciones más críticas pero durante unas dos o tres horas. De forma prolongada, nunca antes había vivido algo así. Esto no se lo esperaba nadie. Quizás, cuando la crisis del ébola, algunos vislumbrábamos que algo así podía ocurrir. Recuerdo que yo decía, ‘como el ébola entre en España o en Europa nos vamos a reír’, sin pensar que otro bichito hasta entonces desconocido iba a llegar. Posiblemente el ébola hubiera sido mucho peor que el Covid: es más mortal.

Primera ambulancia de SAMU

Cuatro décadas de ambulancias: La evolución de una especie

Mucho ha llovido desde aquella primera UVI-Móvil de marca Volkswagen que el doctor Álvarez Leiva adquirió en Alemania a principios de los 80. SAMU nació en esa ambulancia blanca con franjas naranjas y letras azules. Aquel vehículo aún se conserva y la organización ha querido restaurarlo con motivo de su 40 aniversario.

SAMU es hoy una entidad especializada en los ámbitos de la salud y la acción social con 40 años de existencia y una plantilla de 1.800 profesionales cuyos principales ámbitos de actuación son la salud y las emergencias, la formación, la atención a la diversidad funcional y la gestión de menores, pero su origen siempre estará en las ambulancias y el traslado de pacientes.

Uno de los primeros acontecimientos en los que estuvo presente una ambulancia de SAMU fue durante los preparativos y la celebración de la Exposición Universal de Sevilla 92. Siete años más tarde, en 1999, SAMU empezó a prestar el servicio de emergencias en Málaga. En 2011, se activó en Huelva; y en 2017, SAMU abrió una base de emergencias en Tánger (Marruecos).

Actualmente, la entidad cuenta con dos servicios de ambulancias. Por un lado, está el traslado de pacientes críticos, servicio para el que se utilizan las llamadas “ambulancias blancas”, una UVI Móvil completa en la que viajan un Técnico en Emergencias Sanitarias, un médico y un enfermero.

El segundo producto que ofrece SAMU son servicios privados y dispositivos de riesgo previsible (DRP). Aquí se utilizan las conocidas por la plantilla de SAMU como “ambulancias amarillas”, que son las que acuden a las coberturas sanitarias de eventos deportivos como la tradicional Carrera Nocturna del Guadalquivir, la Maratón de Sevilla, la Titán Desert en Arabia Saudí y Almería o los partidos de fútbol disputados en el Estadio Sánchez-Pizjuán, donde juega el Sevilla FC.

“SAMU cuenta con una plantilla de más de 90 personas en el servicio de ambulancias, todas ellas formadas en Escuela SAMU”, detalla Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. “Aquí todos hacemos de todo e intentamos tocar todos los palos. Todos tenemos una ocupación principal pero también participamos en otros servicios. Sólo un pequeño grupo se dedica exclusivamente al traslado de críticos, pero, por lo general, los instructores de Escuela SAMU también participan en los DRP o en el traslado de pacientes críticos, por ejemplo”.

Hoy, SAMU cuenta con una flota de 18 ambulancias distribuidas entre las bases de Sevilla (Isla de la Cartuja), Málaga, Huelva, Madrid y Tánger (Marruecos).

Además, a finales de 2019, SAMU puso en marcha una nueva plataforma para la reserva de sus servicios de ambulancia de forma fácil, rápida y cómoda, a través de una página web, y con todas las garantías de una de las organizaciones líderes del sector. El objetivo de esta iniciativa es dar respuesta rápida a los usuarios de este tipo de servicios, cada vez más demandados.

A través de la página web ambulanciassamu.es, cualquier persona puede contratar en solo unos minutos una ambulancia para diferentes tipos de servicios, como traslado de pacientes, competiciones deportivas, actividades culturales, bodas, exposiciones y congresos, fiestas populares o cualquier tipo de evento.

Los servicios son de gran versatilidad y capacidad de individualización. Van desde la activación de una ambulancia convencional con Técnico en Emergencias Sanitarias y su dotación de material electromédico, y el refuerzo de esta cobertura con un enfermero para una mayor capacidad asistencial e incluso con un médico para una gestión completa de cualquier incidencia sanitaria, hasta la inclusión de varios recursos de distintas categorías (ambulancias colectivas, convencionales y UVI-móviles). El servicio puede incluso contemplar el diseño personalizado de un plan de autoprotección y su ejecución para una actividad de gran aforo.

En estos casi 40 años no sólo ha evolucionado la idiosincrasia de SAMU y el servicio por el cual nació, sino también el diseño de sus ambulancias. Atrás quedó aquel vehículo de intervención inmediata blanco, sencillo y sin comodidades que se utilizó durante la Expo’92 y cuyo único diseño eran dos franjas naranjas, una arriba y otra abajo, entre las cuales se podía leer ‘Sanidad’.

En el verano de 2020, SAMU presentó su nueva ambulancia con un diseño revolucionario. Entre las características destacan un serigrafiado integral en material reflectante y un puente de luces integrado de última generación. SAMU contó con la colaboración de las empresas Rodríguez López, JPP Electrónica y Avery para su desarrollo. “Según explica el proveedor, ésta es la primera UVI Móvil que cuenta con un rotulado integral reflectante. Por lo general, las ambulancias más vanguardistas sólo tienen una parte del rótulo reflectante, por lo que la nueva UVI de SAMU es un proyecto pionero”, explica Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU. “El objetivo principal es conseguir una mayor visibilidad en todas las condiciones posibles y, por tanto, lograr una mayor seguridad pasiva para el vehículo, sus ocupantes y los demás usuarios”.

Una de las primeras salidas de esta nueva ambulancia fue durante la reanudación de la Liga española de fútbol, durante el partido del Sevilla FC y el Real Betis, derbi sevillano que se jugó en el Estadio Sánchez-Pizjuán el 11 de junio de 2020. Desde entonces, es un elemento común del paisaje de las carreteras de Andalucía y de todo el país.