formación extinción de incendios SAMU

SAMU pone en marcha un plan interno de formación en seguridad y extinción de incendios

En una apuesta por la seguridad de las personas que forman parte de la organización y por la prevención de riesgos laborales, SAMU ha puesto en marcha un programa de formación de extinción de incendios dirigido a toda su plantilla. Esta iniciativa se ha centrado de forma especial en los profesionales de los centros de acogida de menores que Fundación SAMU gestiona en diferentes puntos de España, además de en los trabajadores de las residencias y unidades especializadas en la atención de personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta, y de la clínica de salud mental SAMU Wellness situada en Montequinto (Sevilla).

El objetivo de estos cursos teórico-prácticos, que arrancaron hace casi un año, es formar a los trabajadores de SAMU sobre cómo actuar en caso de un incendio y, de forma particular, cómo utilizar un extintor. “Tenemos una imagen muy distorsionada de los incendios. No somos conscientes de lo rápido que se propaga un fuego y de su peligro”, advierte Eduardo Sánchez Manzanares, bombero de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y de la Diputación de Sevilla, además de instructor de este curso. “En mi clase pongo un vídeo donde se aprecia cómo en sólo tres minutos un salón queda totalmente calcinado”.

A través de este curso, de seis horas de duración, se pretende que los trabajadores de SAMU sepan cómo actuar en caso de alerta por fuego, que tengan conocimiento de cómo es un incendio en realidad y que, si algún día tienen que utilizar un extintor, sepan cuál es su capacidad. “Que no sea ésa la primera vez que cojan un extintor, que tengan una experiencia previa en su manejo y lo hagan con seguridad”, apunta el bombero.

Eduardo Sánchez ha viajado a los diferentes recursos que SAMU tiene en las provincias de Zaragoza, Madrid, Málaga, Córdoba o Cádiz para impartir este curso de extinción de incendios, mientras que otros trabajadores han acudido a las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla) para recibir la formación, como fue el caso en julio de las plantillas del centro de Inserción Socio-Laboral (ISL) Polanco y de los nuevos recursos de El Castillo de las Guardas y Corteconcepción, todos ellos en la provincia de Sevilla.

“Aunque yo os grite, tenéis que mantener la calma. Os grito porque, si se produce un incendio, os vais a encontrar una situación muy estresante y caótica y tendréis que mantener la calma”, indicaba a algunos de los empleados del centro ISL Polanco Eduardo Sánchez, que también colabora con Escuela SAMU es sus cursos de rescate en altura desde hace varios años. “¡Apuntad a la base, al origen del fuego!”, gritaba. “¡Corre, coge otro extintor, ése está vacío!”; “Corre, corre, que te quemas”; “¡Aquí hay madera de bombero!”.

Los empleados de SAMU realizan las prácticas del curso ataviados con un casco y una chaqueta propia de los bomberos. “El calor no es el problema, sino lo que pesa la chaqueta, que te impide moverte con facilidad”, señalaba una trabajadora del centro ISL Polanco.

“El que no le tiene miedo a un incendio no es un valiente, es un inconsciente”, comentaba Eduardo Sánchez, que a los 28 años dejó su trabajo en una empresa especializada en la organización de eventos para presentarse a las oposiciones de bombero, su sueño desde niño. “Un televisor o un aire acondicionado, por el mero hecho de estar enchufados, pueden provocar un incendio, aunque estén apagados, por eso es tan importante tener en casa detectores de humo”, explicaba el bombero. “El monóxido de carbono actúa como anestesia y, por desgracia, he vivido casos donde las víctimas han fallecido mientras dormían por respirar monóxido de carbono, es decir, por el humo, no por el fuego”.

Lecciones aprendidas en los atentados de Barcelona

El atentado terrorista del 17-A en Barcelona puso a prueba la capacidad de los servicios sanitarios de emergencias, que respondieron con una enorme eficacia y profesionalidad. En unas circunstancias excepcionales, capaz de romper los esquemas de trabajo de equipos especializados en actuar al límite, el dispositivo logró atender a las múltiples víctimas en menos de tres horas y salvar decenas de vidas. Aun así, aquella tarde aciaga estuvo llena de lecciones y aprendizajes, tal y como reconoce la directora del área operativa del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) Catalán. La doctora Judit Sánchez Castro, que estuvo al frente del dispositivo, y que compartió su experiencia con los alumnos del Máster en Atención Prehospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y Universidad de Sevilla.

“El terrorismo está cambiando completamente la forma en la que tenemos que trabajar”, apuntó Sánchez Castro, que reconoció que, en escenarios tan complejos y duros, los profesionales sanitarios tienen que estar preparados no solo para salvar vidas, sino a conseguir perder al menor número de heridos posible: “Surge un conflicto muy duro en el momento en el que no eres capaz de llegar a todo y tienes que priorizar. Es algo para lo que no nos han preparado y que es contrario a nuestro instinto de auxilio”, reflexionó.

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De la actuación del SEM, los estudiantes y profesionales que participaron en esta jornada inaugural del máster en la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad de Sevilla pudieron extraer numerosas conclusiones relevantes. Como ejemplo, la activación inmediata de dos sectores en Emergencias: uno dedicado en exclusiva al atentado; y otro, completamente aislado, dedicado a seguir tomando el pulso a una ciudad en la que aquella tarde se siguieron produciendo emergencias médicas de todo tipo.

El número de recursos sanitarios se igualó al número de víctimas. 59 ambulancias participaron en la operación para atender a 139 heridos con diferentes consideraciones: 13 fallecieron en el acto, 16 estaban graves, 23 presentaban heridas leves y otros 50 resultaron prácticamente ilesos.

La red hospitalaria de alta resolución de la que dispone Barcelona influyó de forma decisiva en el éxito del dispositivo. En las 72 horas posteriores al ataque, que abarcan el periodo en el que se mide la eficacia y la capacidad de respuesta de un dispositivo, únicamente murió una de las víctimas, que llegó al hospital en estado crítico. “¿Qué hubiera ocurrido si el atentado se hubiese producido en otra ciudad con menos medios hospitalarios? Posiblemente estaríamos hablando de otra situación”, observó la directora.

El triaje en Las Ramblas fue de nuevo un punto complejo del dispositivo, debido a la dispersión de heridos a lo largo de más de 500 metros. Éste estuvo a cargo de un Vehículo de Intervención Rápida, que rastreó toda Las Ramblas. A partir de ahí, surgió la cuestión de cómo formar un área sanitaria en un espacio tan grande, “cómo adaptarse a una situación así”. Se estableció el Puesto de Mando Avanzado, en un principio, en Plaza de Cataluña, aunque, dada la dispersión de heridos, acabaron estableciéndose varias áreas sanitarias.

La doctora Sánchez Castro puso el acento en la seguridad de los propios sanitarios como una cuestión sobre la que hay que reflexionar. Admitió que su equipo entró en la “zona caliente” sin garantías de que no hubiera peligro, algo que quedó al descubierto cuando estallaron varios petardos que hicieron pensar en la existencia de uno o varios tiradores activos en el lugar. Hubo que trasladar el mando a El Corte Inglés. “Fue una falsa alarma, de lo contrario posiblemente no estaría aquí dando esta conferencia”, recordó. “Tenemos un procedimiento pero nuestras unidades tienen que adaptarse. No solo hablo de chalecos, cascos… Tenemos nuestro sistema de triaje, incluso en el más básico, pero debemos reflexionar sobre qué hacer en una situación en la que la seguridad no está garantizada. ¿Tal vez debamos mantenernos fuera? Nos han enseñado a cómo atender al crítico, a cómo salvar vidas, pero tal vez llegará un día en el que nos tengamos que mantener al margen porque tenemos que volver a casa”, reflexionó.

Otra de las lecciones cruciales aprendidas del atentado de Barcelona se refiere a la demanda de atención psicológica no solo de los heridos, sino de los damnificados, personas relacionadas con el accidente pero que son demandantes de atención (familiares, amigos, viandantes…), y, por supuesto, al propio personal sanitario que ha participado en el dispositivo, y que al día siguiente tiene que estar preparado para seguir enfrentándose a situaciones de emergencia.

La responsable del Servicio de Emergencias Médicas de Cataluña también se refirió a la trazabilidad de los pacientes como asignatura pendiente, sobre todo ante situaciones en las que la avidez de información por parte de las autoridades políticas es enorme. “Es un punto muy difícil de mejorar, pero cuando te piden información diaria, tres veces al día, de cómo están los pacientes, es complicadísimo. El recuento inicial de fallecidos en Las Ramblas fue una locura. En la zona caliente, un bombero, un médico y un policía tuvieron que hacer un barrido por la propia calle contándolos uno a uno. Es lo que al político le preocupa, porque lo tiene que decir él. La presión es brutal y es una situación complejísima para nosotros, con afectados de muchos países, y en la que no te puedes equivocar”.

Sánchez Casto advirtió que el sistema de emergencias tiene que estar preparado para estos “nuevos escenarios” que plantea el terrorismo. “Se hizo bien, pero nos queda mucho por aprender”, reflexionó, antes de admitir que, a pesar de lo «durísimo» de la experiencia, “no habría querido estar en otro lugar que no fuera allí”.

Qué hacer ante un accidente de tráfico

Ser testigo de un accidente de tráfico es una experiencia traumática. Lo normal es que no sepamos cómo actuar o temamos socorrer a las víctimas y perjudicar su vida por hacer algo mal.

Lo cierto es que, ante un acontecimiento de este tipo, todo ciudadano está obligado a prestar ayuda, aunque sea mínimamente. No solo se pueden salvar vidas si actuamos a tiempo, sino que las leyes españolas nos obligan a socorrer a los heridos.

Qué hacer si somos testigos de un accidente

Lo primero es aparcar en una zona segura, manteniendo por lo menos unos 50 metros de distancia del accidente, utilizando el chaleco reflectante si se decide bajar del vehículo. Luego se debe llamar al 112 o también se puede recurrir a las cabinas de S.O.S. situadas en varios puntos de las diferentes carreteras y decir su nombre, donde se encuentra y qué es lo que ha sucedido. Uno nunca se debe aproximar al accidente si no se está seguro de que la escena es segura, ya que esto podría hacer que la persona que intenta socorrer se convierta en otra víctima.

La mayoría de las personas, por lo general, no tienen nociones sobre primeros auxilios, por eso es necesario seguir las instrucciones que se reciban de los servicios de emergencias por teléfono antes de que lleguen al lugar del accidente.

Una vez que se ha contactado con los servicios de emergencias, estos harán preguntas sobre la situación, apoyando con instrucciones y facilitando la ayuda a las víctimas. No intente detener o redirigir el tráfico por su cuenta.

Nunca se debe intentar mover a las víctimas, ya que éstas podrían tener lesiones no visibles y su movilización podría comprometer su vida o incurrir en lesiones que produzcan algún daño permanente.

En caso de que el herido sea un motorista, bajo ningún concepto se le deberá quitar el casco, y probablemente desde emergencias indiquen que no se mueva a la víctima.

Tampoco deben arrancarse los objetos que haya podido clavarse el accidentado, a pesar de que le esté saliendo abundante sangre. Es posible que los servicios de emergencias indiquen por teléfono a la persona que está socorriendo a las víctimas que intente limpiar parte de la herida con una tela o gasa limpia, presionando la misma.

Los datos que deberán facilitarse a los servicios de emergencia

Los servicios de emergencias llevarán a cabo varias preguntas con respecto al accidente, algunas de las cuales estarán dirigidas al número de heridos que hay, el lugar exacto donde se produjo y ciertos aspectos necesarios para poder evaluar los primeros auxilios que se deben prestar en el mismo momento.

El apoyo a las víctimas es crucial, pues de éste depende que se salven vidas. Por esta razón, debe llamarse a los servicios de urgencias de inmediato. Ser testigos del accidente también favorecerá a las víctimas a la hora de hacer valer la cobertura de seguro para los gastos médicos posteriores.

 

SAMU renueva y amplía sus servicios sanitarios con el Sevilla FC

SAMU renueva y amplía sus servicios sanitarios con el Sevilla FC

SAMU se encargará por segunda temporada consecutiva del dispositivo sanitario de los partidos que el Sevilla FC juegue en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. En esta nueva temporada 2017-2018, como novedad, se ha ampliado el acuerdo con el club y SAMU cubrirá también la asistencia de urgencias y emergencias en los partidos del Sevilla Atlético, el equipo juvenil y el primer equipo femenino de la entidad sevillista, además de otras actividades en la Ciudad Deportiva del club.

Después de la exitosa experiencia de la temporada 2016-2017, SAMU renueva y amplía este servicio con el Sevilla FC. En el Sánchez Pizjuán, el equipo de SAMU despliega un dispositivo para dar cobertura sanitaria de primera intervención a posibles episodios de atención sanitaria, urgencias, emergencias y/o atención a múltiples víctimas tanto a los jugadores como a los espectadores en el estadio y el propio personal del club.

Este servicio se ha convertido en una prueba de gran éxito para la organización dada la magnitud técnica de cada evento, en un estadio con 40.000 localidades, y su enorme dimensión social. La peculiaridad principal del dispositivo en el estadio es que se trata de un recinto cerrado y con gran afluencia de público, en el que los patrones de evacuación son fundamentales.

Desvanecimientos, caídas, cortes, golpes e infartos son los incidentes más habituales en este tipo de eventos, aunque el equipo de asistencia sanitaria tiene que estar, desde antes del partido y hasta que los espectadores abandonen el estadio, en situación de alerta y preparados para intervenir frente a cualquier eventualidad.

En el primer partido de la Liga, celebrado este sábado 19 de agosto contra el RCD Espayol, SAMU desplegó un dispositivo formado por 26 profesionales, con tres médicos, ocho enfermeras y 15 TES (Técnicos en Emergencias Sanitarias), dos UVI Móvil, una ambulancia convencional, un vehículo de apoyo logístico y 10 puntos de desfibrilación precoz. Nacho Ávila, Jefe de Operaciones de SAMU, está al frente de este operativo que representa una prueba de altísimo nivel para cualquier organización dedicada a las emergencias sanitarias.

Al igual que en la temporada anterior, en este dispositivo también participarán de forma voluntaria alumnos de la Escuela de Emergencias de SAMU, lo que les permitirá profundizar y afianzar sus conocimientos y participar en la asistencia de casos reales.

Alumnos del curso de Rescate en entornos cambiantes, durante sus prácticas en la Escuela de Gelves.

Sanitarios que se convierten en rescatistas

La Escuela de Emegercias SAMU ha dado un paso más este año en su calendario de formación con la incorporación de un proyecto experimental que tiene como objetivo formar a profesionales sanitarios, de forma específica, en técnicas de rescate. Es el curso de Rescate en Entornos Cambiantes, que, además de adiestrar a estos especialistas todoterreno, tiene un carácter abierto y multidisciplinar: ha reunido cada martes en las instalaciones de Gelves, en Sevilla, a alumnos y exalumnos del centro, técnicos, personal de la plantilla de SAMU y también a personal externo relacionado con el mundo de las emergencias.

La iniciativa del director de la escuela, Juan Escalada, arrancó en enero bajo el liderazgo del bombero e instructor especializado en rescate Eduardo Sánchez. Una quincena de alumnos de diversos perfiles ha formado parte del equipo de trabajo, que se ha reunido durante la mañana de los martes en el campo de entrenamiento de Gelves. “Nuestro objetivo era que estos alumnos sepan desenvolverse en escenarios que te puedes encontrar en tu día a día, en la vida real, y que sean capaces de rescatar a personas de situaciones verdaderamente complejas”, relata Sánchez.

La formación comenzó “de cero”, con teoría. De forma progresiva, los alumnos han ido adquiriendo conocimientos y dominando técnicas. En primer lugar, trabajaron en autonomía vertical con el objetivo de que cada persona sea capaz de subir y bajar con cuerdas con seguridad y ser autosuficiente en una operación que requiera el uso de estos elementos.

Después, Sánchez y su equipo han desarrollado las más diversas operaciones de rescate en espacios abiertos y en espacios confinados: “desde un señor que está pintando una fachada y necesita asistencia sanitaria, a casos de politraumatismo que requerían inmovilización y evacuación en camilla, rescates en vertical en coche suspendido o, por ejemplo, rescates en espacios confinados como pozos o arquetas que requieren equipos de respiración y detectores de gases y explosividad”.

Los ejercicios han sido exigentes desde el punto de vista físico y también han requerido una gran concentración y autonomía por parte de todos los participantes a la hora de afrontar los rescates. A primera de cada jornada, el profesor plantea diferentes escenarios en el aula para que sean los propios participantes quienes vayan desarrollando sus planes de acción. Según explica Eduardo Sánchez, cada vez han ido demostrando más liderazgo y autonomía, aportando soluciones adecuadas para cada situación. Así, en los ejercicios de las últimas semanas, la intervención del instructor ha sido cada vez más puntual, pasando del liderazgo total en los ejercicios a una labor más centrada en la supervisión del trabajo de los alumnos y alumnas.

Aunque este tipo de formación ya se ha impartido en Escuela SAMU con anterioridad, es la primera vez que se hace de forma tan específica y sostenida en el tiempo, con prácticas de cuatro o cinco horas cada semana desde enero hasta junio, manteniendo a los alumnos activos y afianzando las técnicas con la práctica regular y con ejercicios imprevistos.

“La formación que hemos impartido es una formación de bomberos, no es habitual en el personal sanitario, pero aquí hemos ido más allá. El curso encaja muy bien con la filosofía de SAMU, que no enseña a sus alumnos de emergencias sólo a poner un vendaje, sino que les adiestra para estar en una catástrofe y saber actuar, a estar preparado para intervenir en cualquier escenario y a hacerlo de forma autónoma. En un rescate en altura o en un espacio confinado, estos alumnos ya tienen capacidad para ser autónomos, no dependerán de que los bomberos les tengan que trasladar de un sitio a otro como sujetos pasivos, y es un lujo poder trabajar con sanitarios así”, relata Sánchez.

El instructor valora la experiencia y avanza que la idea es que el programa de Rescate en Entornos Cambiantes continúe su desarrollo después del verano: “Después de todos estos meses de trabajo, como bombero puedo decir que yo me iría a intervenir en un rescate con este equipo con total garantía”, subraya.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

El otro equipo del Sánchez-Pizjuán

El final de la temporada 2017 del Sevilla F.C. ha sido también el fin de la temporada paralela de SAMU al frente del dispositivo sanitario en los partidos como local del equipo en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Este servicio, en el que nos estrenábamos este año, se ha convertido en una prueba de gran éxito para la organización y para nuestro equipo, dada la magnitud técnica de cada evento, en un estadio con 40.000 localidades, y su enorme dimensión social.

Un equipo formado por 30 personas de los más diversos perfiles y una flota de tres UVI móviles ha cubierto el dispositivo de emergencias en los partidos de fútbol. Victoria Galiani, con más de treinta años de experiencia en diversas responsabilidades dentro de SAMU, ha sido la responsable del dispositivo. “Ha sido una temporada en la que hemos respondido a un alto nivel, que también nos ha servido para aprender mucho, y en la que además no hemos tenido que lamentar situaciones extremadamente críticas”, relata Galiani desde el mando operativo.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

La responsable del dispositivo explica que la peculiaridad principal del dispositivo en el estadio es que se trata de un recinto cerrado y con gran afluencia de público, en el que los patrones de evacuación son fundamentales. SAMU asume la labor asistencial frente a emergencias y es responsable del traslado de heridos a la zona de concentración de ambulancias, en el lateral del estadio, y la posterior coordinación con Emergencias. “Esto nos hace estar en una tensión constante. En una maratón, tenemos a más de 20.000 personas repartidas en 42 kilómetros de recorrido en los que puede darse una situación de emergencia. Aquí, estamos concentrados en este recinto, que además está cerrado, que tiene diferentes puertas, diferentes alturas, escaleras…”.

El reparto de efectivos en cada partido ha respondido al siguiente patrón: En pista, un médico, un enfermero y dos TES (Técnicos de Emergencias Sanitarias) se encargan de atender a los futbolistas y cualquier circunstancia médica que ocurra sobre el terreno de juego. Tienen las camillas a su disposición para evacuar a los futbolistas a banda o directamente a vestuarios, en coordinación con el equipo médico del club, aunque, en caso de emergencias, es el director médico asignado a este equipo de pista quien se erige como máximo responsable de la estabilización y traslado del jugador hasta el hospital.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

En la Unidad de Estabilización, punto de reunión de equipo, atención sanitaria y acopio de material, operan un médico, dos enfermeros, y dos técnicos, con un jefe de transmisiones. El equipo satélite, con un médico, un enfermero y un TES, está preparado para cualquier contingencia, mientras que los TANGO, hasta siete en un partido normal, se reparten por todas las coordenadas del estadio, con dos o tres personas (en función de la proximidad al centro de estabilización) para la atención más inmediata al público que llena el graderío.
Galiani y el equipo que lidera han aprendido a identificar las altas variaciones de tensión que se producen en un escenario como es un partido de fútbol: ¿Quién es el rival? ¿El equipo gana, o va perdiendo? ¿En qué momento del partido estamos? ¿Qué se juega el club? “Es algo que se respira en el ambiente y que hay que valorar en cada momento. En el derbi, por ejemplo, la tensión es altísima, lo mismo que en los partidos de Champions”.

Desvanecimientos, caídas, cortes y golpes figuran en la mayoría de los partes médicos que se han abierto en el centro de operaciones. Los episodios más graves han sido varios infartos, según relata Galiani, aunque a lo largo de la temporada no se han lamentado situaciones de mayor gravedad.

La colaboración de SAMU con un club de máxima solvencia como es el Sevilla F.C. y con los distintos equipos de seguridad que forman parte del dispositivo organizativo de cada partido ha sido fluida y muy eficaz. Son decenas de especialistas que hacen posible que los partidos de fútbol sean un espacio seguro de disfrute para los ciudadanos, sea cual sea el resultado en el marcador cuando el árbitro pita el final del partido.

Las ‘reglas de oro’ de la DGT para llevar niños en vehículos

Las normativas de seguridad vial en Europa intentan mejorar la seguridad de los niños en el coche con diversas medidas, entre las que destaca la obligatoriedad de usar los sistemas de retención infantil (SRI), cuyo uso reduce de forma drástica los daños entre los más pequeños en caso de accidente de tráfico.

¿Dónde deben ir sentados los menores en función de su edad?

La Dirección General de Tráfico (DGT) reguló desde 2015 que los menores que no superen la estatura de 135 centímetros deben utilizar una silla infantil en el coche (un SRI) que se adapte a su talla y a su peso, y que esté debidamente homologado. Este sistema de retención deberá ir en el asiento trasero, aunque se atenderán ciertas excepciones.

Excepciones por las que el sistema de retención infantil no vaya en el asiento trasero

Las excepciones incluyen una obviedad: el hecho de que el vehículo no tenga asientos traseros. También podría ocurrir que los asientos traseros estuviesen ocupados por otros menores que presentasen las mismas características, teniendo, por ello, que recurrir al asiento delantero si hay que incluir a otro menor en el vehículo. Otro caso podría ser que la parte trasera no permitiera la instalación de estas sillas infantiles.

Si se dan los casos anteriormente descritos, se recurrirá al asiento delantero siempre que se disponga de un sistema de retención infantil adecuado al peso y a la talla del menor. Cuando se coloque una sillita infantil en el asiento del copiloto en sentido inverso a la marcha (sólo podremos hacerlo si las plazas traseras están ocupadas por niños), siempre tendremos que desconectar el airbag frontal de pasajero. Junto al asiento, o en la puerta, tienes una pegatina que te lo recuerda, y además lo indica la norma. Pero ten en cuenta que no todos los coches permiten desconectar el airbag; en algunos es un elemento opcional. Si el niño va en una sillita en sentido de la marcha el airbag debe ir conectado.

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Las novedades de 2017 con respecto a los elevadores

A partir de este año, la normativa estipula que no puede viajar ningún niño en un elevador sin respaldo si mide menos de 125 cm. Los modelos más antiguos permitían a los niños de menos de 125 cm viajar en coche sin respaldo y todavía se venderán, pero sólo durante un tiempo limitado.

La razón es evidente. Los elevadores con respaldo aseguran un mejor encaminamiento del cinturón de seguridad alrededor de los hombros y una protección mejorada en caso de impactos laterales. Este argumento es muy importante, ya que algunos dispositivos de seguridad dentro del vehículo (como cinturones o cortinas de airbag) a menudo no están desarrollados para niños de menos de 125 cm.

Otras consideraciones de seguridad

En muchas ocasiones llevamos objetos en el vehículo que, en el caso de frenazo o colisión, pueden convertirse en verdaderos “proyectiles”. Este hecho se agrava cuando hablamos de pequeños que viajan en un capazo de seguridad, tumbados, o en un portabebés en sentido inverso a la marcha, lo que aumenta el riesgo de impacto directo. Coloca estos pequeños objetos en el suelo, o en el maletero, para evitar estos riesgos.

Los ocupantes adultos, las mascotas o los objetos más voluminosos que llevemos deben ir sujetos con los cinturones o en el maletero, ya que en caso de impacto podemos golpear a los más pequeños al salir despedidos.

Reglas de oro de la DGT

  1. Nunca llevar al niño en brazos ni utilizar el mismo cinturón de seguridad que el adulto para protegerle.
  2. El uso de los sistemas de retención infantil (SRI) reduce en un 75% las muertes y en un 90% las lesiones.
  3. Asegurarse que la silla está bien instalada. No debe moverse. La mejor opción es el anclaje mediante el sistema Isofix.
  4. La cabeza del niño nunca debe asomar por encima del respaldo de la sillita. Si esto ocurre es necesario cambiarla por otra del grupo superior.
  5. Los SRI siempre deben ir bien anclados. En los trayectos cortos es donde se acumulan el mayor número de conductas de riesgo.
  6. Tráfico recomienda seguir utilizando el sistema de retención infantil homologado a su peso y talla hasta que el menor alcance los 150 cm. Con más altura deberá usar el cinturón de seguridad del vehículo.

Descarga este manual de la DGT para obtener más información