SAMU Innovación. Plan de Acción

La innovación como bandera

SAMU ha experimentado un épico crecimiento en su última década, lo que ha requerido de una gran resiliencia como organización para adaptarse a los rápidos cambios que ese mismo crecimiento ha exigido. En este marco de desarrollo, SAMU apuesta por ser referente en el ámbito socio-sanitario español y, por ello, el consejo de dirección se ha propuesto como objetivo implantar una estrategia I+D+i alineada con los intereses de negocio y comerciales, de tal forma que la cultura innovadora se confiera como eje transversal en las iniciativas y actuaciones de la entidad.

Tras un proceso de valoración liderado por el equipo de Innovación, se identificaron líneas de mejora de la entidad, a partir de las cuales en 2018 se creó un Plan Estratégico I+D+i que incluye retos estratégicos distribuidos en 35 objetivos. Estas líneas estratégicas persiguen, entre otros aspectos, el fomento del liderazgo, de la motivación y del orgullo de permanencia, la potenciación y especialización en gestión de recursos humanos, un plan de formación interno, el fomento de herramientas de comunicación que potencien la comunicación interna, el cumplimiento de GDPR y Compliance, el fomento de la cultura innovadora o la participación de SAMU en plataformas tecnológicas relevantes para el sector socio-sanitario.

Un año después de la elaboración de este Plan de Acción, SAMU ha logrado cumplir cerca del 70% de sus objetivos. Algunos se han cumplido al 100%, como los relacionados con el fomento del liderazgo y de herramientas de comunicación bottom-up, o favorecer espacios de trabajo innovador y aprendizaje.

“Tanto el director general de SAMU como el comité de Innovación y yo misma hemos valorado los avances realizados en Innovación. Partimos de menos uno porque la estructura de SAMU no estaba preparada para acceder a la filosofía I+D+i, por lo que la asignación de responsables, órgano de decisiones, estructura de funcionamiento o el arranque de acciones de modernización básicas ha sido un gran esfuerzo”, explica Almudena Chávez, directora de Innovación de SAMU.

Entre los objetivos que se plantea para 2020 destacan consolidar la estructura innovadora que se ha ido generando y adentrarnos en campos internacionales de carácter innovador, sobre todo en lo relativo a la investigación, además de la creación del Centro de Investigación SAMU, lograr apoyo económico para ideas innovadoras y avanzar en la elaboración de un software adaptado a las necesidades de los profesionales.

SAMU El Castillo de las Guardas

Los chicos de El Castillo de las Guardas superan los primeros retos del curso

Después de un verano de piscina, de disfrute de las largas noches charlando entre compañeros de habitación sobre sus inquietudes y de tardes paseando por cada rincón del pueblo hasta la puesta del sol, los chicos del centro de menores de El Castillo de las Guardas (Sevilla) se han enfrentado a su incorporación al instituto con una ilusión desmedida.

La nueva etapa que arrancó en septiembre y ha terminado en diciembre ha supuesto un paso esencial más para su proceso de completa integración.

La casa se llenó de un sinfín de emociones (ilusión, alegría, miedo, curiosidad…) de cada uno de estos jóvenes al saber que, tras cuatro meses viviendo en este pueblo de la serranía sevillana, iban a comenzar a estudiar como el resto de menores de El Castillo de las Guardas.

Comenzaron los cambios en sus rutinas, con el instituto y sus clases convertidos en el eje central de sus días. Ha tocado adaptarse a los nuevos cambios y horarios. Y todos ellos, junto al equipo educativo que los acompaña en este nuevo camino, han conseguido planificar sus horarios de estudio, de ocio y tiempo libre con éxito.

Los chicos se sienten privilegiados y afortunados por tener la oportunidad de estudiar para obtener un título que les permita alcanzar un futuro digno, como cualquiera de nosotros. Nuestros menores, además de aprender español, necesitan también sentirse integrados y queridos como el resto de jóvenes de la sociedad.

Para ellos supone un gran esfuerzo cursar cada una de las materias que les imparten debido a la barrera lingüística y al contenido de cada una de ellas, puesto que éstas son completamente distintas a las que han podido estudiar en su país de origen. Este proceso de aprendizaje es todo un reto que ellos afrontan con muchas ganas y ante el cual están completamente implicados y plenos de motivación.

En los centros educativos, los chicos han sido recibidos con entusiasmo por parte de maestros y compañeros. Todos ellos se han mostrado muy ilusionados por la llegada de estos nuevos alumnos, a quienes recibieron con los brazos abiertos, y les han ofrecido todo su apoyo y ayuda estos meses.

Nuestros chicos se sienten agradecidos por la acogida recibida en este primer trimestre y por sentirse acompañados en esta nueva etapa, en la que el mayor reto es su completa integración para alcanzar sus proyectos de futuro.

La integración a través de la escuela es un camino necesario para estos menores que apenas hemos empezado a recorrer, juntos, no sin incertidumbre, pero con la certeza de que nos lleva hacia un destino ilusionante.

SAMU Rivas

Mohsin ya no teme a los 18

Mohsin nació en Tetuán (Marruecos), y volvió a nacer cuando tenía 16 años, en su tercer intento de cruzar el Estrecho de Gibraltar en patera, que le llevó por fin a España, aunque sin ninguna noción de español y aún menos documentación. En Tetuán dejaba a su padre, a su madre, a sus tres hermanos y a sus amigos. Toda una vida.

En un primer momento estuvo viviendo en un centro de La Línea (Cádiz). Después pasó por otro centro de Jerez, del que escapó, antes de llegar a Rivas, donde vive desde hace un año en un piso gestionado por Fundación SAMU.

Muchas son las historias que ha (hemos) vivido, y muchos también los logros que ha ido alcanzando. El 6 de abril, Mohsin cumplirá 18 años y, afortunadamente, podrá seguir su camino teniendo consigo su permiso de residencia y también su permiso de trabajo. Ambos documentos serán clave para hacer posible su integración en la sociedad como adulto y para que pueda labrarse un futuro.

Como paso previo a su mayoría de edad, Mohsin vive en la llamada “casa de autonomía” de SAMU Rivas. Trabajamos con él y con otros chicos que están en su misma situación para que poco a poco vayan tomando conciencia de lo que supone salir del sistema de protección que en su minoría de edad les ampara. También intentamos que sea consciente de la suerte y la ventaja que significan para él el hecho de que ya tenga prácticamente en orden la regularización de su documentación.

El de Mohsin es el ejemplo de que, con mucho esfuerzo, es posible alcanzar tus objetivos. En su caso: tener un futuro mejor, conseguir un trabajo y ayudar a su familia, que en su día hizo un enorme sacrificio para facilitar que su hijo llegase aquí.

Desde el principio, este joven se ha formado y ha dedicado sus esfuerzos para encontrar trabajo en el sector de la hostelería como ayudante de cocina, profesión en la que tenía cierta experiencia. Con él hemos redactado su currículum, su carta de presentación y le hemos acompañado a entrevistas, y él mismo, de manera autónoma, ha asistido a cursos en los que le han orientado y ayudado en su proceso.
Hasta ahora ha tenido varios trabajos y ha demostrado ser capaz de cumplir con las responsabilidades y obligaciones que eso conlleva. Ahora ayuda su familia y, desde hace poco, a su hermano, que también busca en España un futuro mejor.

Arteterapia en el Coisl SAMU Motril

Arteterapia y espacio consciente en el COISL SAMU Motril

El arteterapia consiste en el uso del proceso creativo con fines terapéuticos y, en el contexto de los centros residenciales de menores gestionados por Fundación SAMU como el COISL SAMU Motril (Granada), es una herramienta que tiene como fin la mejora de la calidad de vida de las personas con las que trabajamos.

A través de la creación artística, somos capaces de hallar una vía de expresión diferente al lenguaje que ayuda a resolver conflictos emocionales y a expresar los sentimientos y emociones que muchas veces se desconocen pero que generan un profundo malestar.

Generamos un espacio para la comunicación que ayude a la comprensión del mundo interno de cada individuo, proporcionando un espacio donde el juego se pueda hacer posible [Winicott, 1971] y donde cada cual pueda explorar creativamente su imaginación, enfrentarse a sus miedos y adentrarse en el subconsciente a través de la fase de creación.

Esta vía de expresión alternativa permite que los jóvenes adquieran un mayor conocimiento no solo de sí mismos, sino también de las relaciones que establecen con su entorno, por lo que el arteterapia también se convierte en una herramienta de inclusión social.

Dentro del trabajo con menores, estas dinámicas se presentan como una oportunidad de generar un “espacio consciente” donde se pueden trabajar tanto las dificultades y vivencias individuales como las que puedan surgir dentro de la dinámica de la convivencia del centro.

En el COISL SAMU Motril desarrollamos sesiones grupales en las que se trabajan tanto la identificación individual como la grupal. Se persigue mejorar la comunicación de las propias emociones y sentimientos, fomentar el respeto hacia los demás, ser capaces de ponerse en el lugar del otro y encontrar similitudes en las diferencias culturales.

En las dinámicas individuales, buscamos que los chicos expresen vivencias que no pueden ser expresadas de forma verbal. Los dibujos que ilustran este reportaje muestran elementos que nos llevan a sus lugares de origen, viajes y reencuentros emocionales.

La palabra “espacio” cobra gran importancia en este proyecto. No solo nos referimos al espacio de los jóvenes dentro del recurso residencial, sino del lugar que ocupan como integrantes de una nueva sociedad, un nuevo espacio en el que tienen que vivir y un revulsivo frente al desapego que sufren lejos de su hogar.

Autora: Maria de las Nieves Muñoz. Educadora, COISL SAMU Motril.

Plan de choque contra las drogas desde los centros de menores de SAMU

Fundación SAMU amplía su intervención en el ámbito de lo social e incorpora un nuevo proyecto dedicado a combatir y prevenir el consumo de tóxicos y sustancias adictivas en los centros de protección de menores que esta entidad gestiona. Dicho proyecto, aún en proceso de elaboración, se llevará a cabo con el apoyo y colaboración de profesionales y expertos en la materia, así como con el resto de los agentes públicos implicados, garantizando una realización eficiente y satisfactoria.

Según datos de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, la edad media de inicio del consumo se sitúa en la adolescencia, siendo cada vez más temprana. Además, se observa un consumo más acusado en hombres que en mujeres.

“Según nuestros sondeos, aproximadamente el 20% de los menores que habitan en los centros de SAMU de Andalucía consume cannabis, y el 30%, tabaco”, explica Adrián Moreno, trabajador social del área de menores de Fundación SAMU. “También hemos observado el consumo esporádico de alcohol. Sin embargo, al menos en Andalucía, no es muy común la adicción a los disolventes, algo que sí ocurre en otras zonas del país como Madrid”.

Adrián Moreno hace hincapié en el hecho de que muchos de estos chicos llegan a España con un historial de consumo en su país, ya que se trata de una conducta normalizada en ciertos contextos sociales, convirtiéndolos en una población vulnerable y con un alto riesgo de continuar con el consumo.

Desde Fundación SAMU se está trabajando en un protocolo de actuación y en un programa de prevención en concordancia con los objetivos de la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024.

Nuestra labor pretende retrasar la edad de inicio del consumo de drogas y de comportamientos que puedan producir dependencia y disminuir los daños asociados, así como erradicar dichas conductas de consumo. Para ello, es imprescindible ofrecer información a los jóvenes sobre las consecuencias y efectos sobre la salud que provocan las drogas, así como las consecuencias derivadas en el ámbito judicial y, en general, el deterioro que éstas producen en la faceta laboral, familiar o personal”, comentan desde Fundación SAMU.

“La presencia de algunos factores de riesgo en los menores hace que la puesta en marcha de nuestro nuevo proyecto sea una cuestión más de urgencia que de cautela. El desarraigo familiar, social y cultural en el que se encuentran los menores, los problemas psicológicos, las vivencias traumáticas tempranas y los problemas de integración e inclusión social, se unen a la escasez de alternativas de ocio y el escaso desarrollo de habilidades sociales, entre otros”, señala Adrián Moreno.

De este modo, SAMU llevará a cabo actuaciones encaminadas al establecimiento de límites, el fomento de la responsabilidad, el desarrollo de habilidades sociales (resistencia a la presión del grupo, asertividad, comunicación) y el aumento de la autoestima, así como el establecimiento de redes de apoyo de referencia (amigos y profesionales), entre otras.

“Los impulsores de este proyecto destacan su perspectiva global e integral, es decir, no se intervendrá sobre las conductas adictivas como un comportamiento aislado del menor, sino como consecuencia de una serie de variables que están influyendo en su aparición y continuidad en el tiempo, variables desde el punto de vista personal y social que deben ser tenidas en cuenta a la hora de la intervención.

SAMU es consciente de la importante labor del trabajo en red para la consecución de los objetivos propuestos, tanto con instituciones públicas como con entidades privadas, cuyo ámbito de actuación esté centrado en la prevención y/o intervención en casos de consumo de drogas. La especificidad de los distintos recursos, la no duplicación de servicios, la complementariedad y la persecución de objetivos comunes hacen que el trabajo en red sea imprescindible en un proceso tan complejo y multidisciplinar como es el que se intenta acometer.

Carmen Pastor, directora de SAMU Dúrcal

SAMU Dúrcal se despide de Carmen Pastor: Directora, guía y compañera

En el trayecto de una vida hay despedidas que entristecen, que hacen llorar, pero en esta ocasión hablamos de una despedida que no es motivo de tristeza y melancolía, sino de emoción: es el fin de una etapa para comenzar otra. En el Centro de Inserción Social y Laboral SAMU Dúrcal despedimos a Carmen Pastor Ruíz, la directora del recurso, nuestra mudira.

Para este equipo, Carmen significa sabiduría, compromiso, dedicación, tenacidad, cariño, paciencia y, sobre todo, bondad, una bondad mayúscula. Todos hemos sido testigos de cómo se ha levantado este proyecto, de la calidad del trabajo realizado por Carmen y, también, protagonistas de gran parte de su proyecto. Hemos vivido cómo un establecimiento impersonal ha cobrado vida convirtiéndose en el hogar de todos los que han pasado por él y para los que aún seguimos aquí.

Carmen es una persona exigente que, en continuo aprendizaje, busca siempre la excelencia. Estar bajo su batuta ha hecho de nosotros un equipo con una enorme experiencia en el cumplimiento de nuestras tareas, con una gran capacidad de organización, de manejo del tiempo y del trabajo, en ocasiones, bajo presión.

Una de las grandezas de Carmen gestionando equipos humanos es el convencimiento de que todo el mundo es brillante en algo, y que solo hay que descubrir ese algo y darle visibilidad y confianza. Ha sabido captar las fortalezas de cada miembro del equipo y hacer de ellas una pieza importante de un gran proyecto. Felicita en público y corrige en privado. Debía tener muy clara la máxima de “empleados felices, empleados eficientes”.

Al mirar atrás y hacer balance de este periodo recordamos muchos momentos buenos y, afortunadamente, pocos malos.

Queremos decirte, Carmen, que has sido para todos nosotros y nosotras no solo una directora, una guía o una referencia, sino una excelente compañera y una amiga que, sin duda, ha dejado huella en nuestras vidas. Queremos que sepas que nuestra historia no termina aquí y ahora.

Sabemos que no te puedes ir muy lejos: serías incapaz de alejarte del compromiso social que tienes con los más desfavorecidos. Así que, seguramente, algún día, nuestros caminos se vuelvan a cruzar. Te deseamos felicidad, mucha felicidad con todo lo que te depare el destino. No te mereces menos.

Vete tranquila y feliz. Cuidaremos de tu legado y, sobre todo, de lo que más te importa: nuestros niños. Gracias por este baúl lleno de recuerdos y por el legado que dejas en cada uno de nosotros.

Se va nuestra directora de orquesta pero, señoras y señores, la orquesta sigue en pie, esperando una nueva batuta. ¡The Show Must Go On!

Autora: Siham Khalifa – SAMU Dúrcal

Francisco Javier Olier Pérez. Director del ISL El Castillejo SAMU

“Nada me llena más que un logro de mis chicos”

Francisco Javier Olier Pérez (Sevilla, 1969) dirige desde octubre de 2018 el centro de Inserción Sociolaboral (ISL) El Castillejo, en el pueblo gaditano de El Bosque, recurso que Fundación SAMU puso en marcha aquel verano debido a la afluencia de menores migrantes que llegaron a las costas andaluzas.

—¿Cuál es su labor como director del ISL El Castillejo?
—Mi labor es dirigir, gestionar y, junto con mi gran equipo de trabajo, allanar el camino a nuestros chicos para que sientan que no están perdidos y que, con mucho esfuerzo, es posible encontrar ese futuro que vienen buscando a Europa.

—¿Conocía SAMU antes de comenzar a trabajar en esta organización?
—Conozco SAMU desde 1999 a través de nuestro presidente, Carlos Álvarez Leiva. Estuvimos juntos destinados en el EMAT SUR (Escalones Médicos Avanzados de Tierra). Hemos vivido momentos inolvidables juntos en distintas misiones internacionales.

—¿Cómo fueros los inicios?
—Los tres primeros meses fueron agotadores pero a la vez muy gratificantes. A medida que pasaban los días se iban viendo los avances. Por aquel entonces era un centro de Acogida Inmediata con 60 plazas. Los chicos llegan a un país nuevo, con una cultura totalmente diferente a la suya, engañados, porque vienen con un planteamiento de futuro totalmente incierto (trabajo, coche y casa), y se encuentran con que han llegado a un centro de menores sin las perspectivas de futuro que ellos idealizaban. Sin embargo, con gran esfuerzo por parte del equipo y con el apoyo y la confianza depositada en mí por parte de Nicolás Torres (director del área de menores de SAMU) y Juan Rodrigo Gil (jefe del departamento de centros), conseguimos llevar este barco donde está hoy.

—¿Cuál es el perfil de los menores que atienden en este recurso?
—Tenemos 24 chicos de entre 16 y 17 años de distintas nacionalidades: gambianos, marroquíes, malienses, marfileños y guineanos. Casi todos llegan con un proyecto migratorio durísimo. Algunos han sido encarcelados y torturados, sobre todo los subsaharianos que pasaron por Libia. Son niños que cargan con unas historias personales muy duras. A veces, cuando les entrevistas y ves sus caras y el trabajo que les cuesta contar sus vivencias, tienes que hacer una pausa e ir al baño a secarte las lágrimas.

—¿Recuerda el primer chico que llegó al centro?
—Baderddine, de origen marroquí, fue el primer menor que pisó El Castillejo en julio del 2018. Cuando yo empecé a dirigir el centro, unos tres meses después, Bader andaba un poco perdido, se metía en líos continuamente, pero, poco a poco, fuimos trabajando con él. Necesitaba que le guiasen, que confiaran en él, y hoy día es un chico ejemplar y el que más destaca.

—¿Qué otros menores le han dejado huella?
—Youseff es otro de ellos. Es el más revoltoso y el más pequeño del grupo. Nos da algún que otro dolor de cabeza, ya que es muy bromista y hay chicos que no tienen ese sentido del humor. Cariño se les coge a todos, cada uno te aporta algo, cada uno es un nuevo reto y eso me apasiona. Quizás, la historia más dura es la de Abdulkader, natural de Gambia. En su proyecto migratorio pasó por Libia, donde intentaron venderlo como esclavo, fue encarcelado durante seis meses, golpeado y realizó trabajos forzados con tan solo 15 años de edad. Su historia quita el sueño.

—¿Cuál es la labor principal del equipo de profesionales de El Castillejo?
—Intentamos ayudar a nuestros menores para que consigan una adecuada inserción social y laboral en nuestro país. Para ello, participan en talleres dirigidos al conocimiento de nuestra cultura, nuestra lengua y costumbres, y clases de orientación laboral. También hacen prácticas en empresas, y disfrutan de paseos y salidas para intercambiar experiencias con personas de la localidad, entre otras cosas. Otro aspecto relevante y que valoramos enormemente en nuestro centro es el de atender las necesidades personales y emocionales de nuestros menores. Para ello, impartimos talleres emocionales a través de los cuales trabajamos el autocontrol, la autoestima, el autoconocimiento y el respeto a uno mismo. Además, atendemos las necesidades individuales y los cambios emocionales que van surgiendo en el día a día de nuestros chicos, a través de diálogos. No podemos olvidar la autonomía, área que trabajamos a través de pequeñas responsabilidades que vamos depositando en ellos y que van aumentando a medida que se hacen más autónomos.

—¿Cómo reaccionan los menores ante esta atención y dedicación?
—Nuestros menores son conscientes de que todo nuestro trabajo va enfocado a procurarles bienestar e intentar atender sus demandas de futuro. Por ello, la actitud, en general, es de gratitud, colaboradora y partícipe, aunque en algunas ocasiones no entienden el alcance de algunas medidas adoptadas por el centro y se muestran reticentes o en desacuerdo.

—¿Cómo es la convivencia con los vecinos de El Bosque?
—Es cierto que al principio la población era reacia a la integración de los menores pero hoy en día los comentarios que recibimos son de aceptación y afecto hacia nuestros chicos, algo que se han ganado nuestros jóvenes gracias a su buen comportamiento y a los intercambios culturales que se han llevado a cabo.

—¿Qué aspectos cree que se deben mejorar en la atención a los menas?
—La burocracia y las relaciones con los distintos consulados. Los trámites documentales desesperan a menores y profesionales.

—Recientemente, han recibido la visita del ministro Fernando Grande-Marlaska. ¿Cómo lo vivieron?
—Aquel fue un día muy significativo para todos, tanto para los profesionales como para los chicos. Para los profesionales significó un gran orgullo puesto que esta visita le ha dado visibilidad al trabajo que realizamos en el centro. Por otro lado, los menores sintieron una gran alegría, ya que recibieron esta visita como una muestra de apoyo. Les motivó mucho que el ministro se dirigiera directamente a ellos y pudieran intercambiar algunas palabras con él.

—¿Qué supone para usted trabajar con menores?
—Jamás pensé que trabajar con menores me fuera a aportar tanto. Es un reto diario, cada día hay una cosa nueva. Yo les aporto seguridad, estabilidad y confianza, siempre tengo abierto mi despacho para sus dudas o inquietudes. Y ellos me aportan a mi felicidad. No hay nada que me llene más que un logro de un menor de mi centro o de mis hijos. Y algo muy importante, este trabajo me ha ayudado a aprender a ser paciente.

PTIS: El día a día del profesional técnico de integración social SAMU

PTIS: El día a día del profesional técnico de integración social

Cada mañana, María abre el “cuaderno de hablar” para que Antonio le cuente cómo se siente. “Me dice cómo está, si ha tenido un día malo… Le cuesta mucho expresarse y, a través de los pictogramas, expresa la emoción y lo que ha hecho”, explica María. Esos pictogramas son su forma de comunicarse con los demás. María y Antonio, que aparecen en este reportaje con nombres ficticios, comparten su rutina cada mañana en un colegio de primaria en el que Fundación SAMU presta servicios de apoyo y asistencia escolar a niños con necesidades educativas especiales.

La labor de María es fundamental para que Antonio, que padece un trastorno del espectro autista, pueda expresarse. Pero ésta no es su única tarea. Antes de sentarse con Antonio, María ya ha acompañado a una asamblea de Infantil a un niño con un trastorno de conducta para ayudarle a entender qué actividades va a realizar durante la mañana. Luego, ayuda a otro menor con diabetes en la deglución de alimentos y en el control de la glucemia. También ayuda a un chico a cambiarse la sonda estomacal. Llegado el recreo, acompaña a los cuatro chicos del aula específica y les anima a jugar con los demás. Y después del patio, toca aseo personal con esos cuatro niños.

“Siempre les animo a que se desenvuelvan en cualquier situación, que no se queden parados esperando a que llegue algo”, asegura María, una de los 745 trabajadores y trabajadoras de SAMU que prestan servicios de profesional técnico de integración social (PTIS) en los centros públicos de las ocho provincias de Andalucía.

Su trabajo es esencial para que estos niños y jóvenes se integren con sus compañeros y adquieran la mayor autonomía posible. El servicio fue externalizado hace 15 años y SAMU ha contribuido desde entonces a mitigar problemas de movilidad o cognitivos de miles de niños y niñas andaluces.

“Nuestra labor es de apoyo y asistencia en el ámbito educativo por lo que damos cobertura a necesidades para el buen desarrollo educativo de los alumnos”, comenta Conchi Pérez, jefa del área de Educación de Fundación SAMU.

La prioridad es la integración

La Agencia Pública de Educación de Andalucía asigna los PTIS necesarios a los diferentes centros educativos, ya sea para su apoyo en un aula ordinaria (alumnos con necesidades que, sin embargo, pueden llevar el ritmo ordinario) o para la configuración de un aula específica. El objetivo es que estos niños y niñas con necesidades especiales, cuyo dictamen de escolarización establece que necesitan apoyo específico, se integren todo lo posible en un aula.

“Siempre que las capacidades de ese alumno puedan adaptarse a un ritmo, la prioridad es la integración”, explica Conchi Pérez. Sin embargo, no siempre es posible, porque en ocasiones se trata de discapacidades graves. Los PTIS de SAMU se ocupan de dificultades tan variadas como discapacidades existen (parálisis cerebral, retraso madurativo profundo, TDH, TEA, piel de mariposa…) y la prioridad, señala Pérez, es prestar un apoyo asistencial. “Lo primero que hay que valorar es que esté alimentado, hidratado… Los recursos son pocos y hay que conseguir que las necesidades básicas estén cubiertas”.

En otras ocasiones su función sí va más allá de la meramente asistencial. “Trabajamos más cosas: resolución de conflictos, autonomía, actividades sociales…”, comenta Ana (nombre ficticio), otra PTIS de Fundación SAMU. A veces colaboran en el ámbito curricular, adaptando el material o ayudando a los alumnos con la tarea. De este modo, los PTIS acaban convirtiéndose en un elemento indispensable tanto para la autonomía funcional de los niños como para su integración en las actividades educativas.

A cambio, estos chicos suelen derrochar agradecimiento. “Yo recibo mucho cariño por su parte. Agradecen mucho la ayuda que se les ofrece, no cuestionan. Es muy gratificante”, señala Ana.
Para estos menores, la labor del profesional técnico de integración social marca la diferencia. “Tenemos muchos profesionales muy comprometidos. Trabajan día a día para conseguir pequeñas cosas, como una sonrisa o que el niño pueda atarse los cordones de los zapatos”, resalta Conchi Pérez. “Es cierto que hay casos que te duelen, pero a mí me encanta lo que hago”, dice María: “Me enseñan más a mí que yo a ellos: con su forma de disfrutar, con sus emociones…”.

Cada día, Ana ayuda a un chico de Secundaria a moverse por las aulas de su centro. El chico tiene espina bífida. También trabaja pautas de conducta con una chica con síndrome de Down. Aunque tiene una adaptación curricular, el objetivo es que pase el mayor tiempo en su aula, y lo consigue.

Preparándolos para un trabajo futuro o para la Selectividad

Además de estos casos específicos, Ana presta apoyo a una veintena de jóvenes con dificultades integrados en un curso de Formación Profesional Básica Específica. Son jóvenes de entre 18 y 21 años con alguna discapacidad que se preparan para trabajar en el futuro prestando servicios administrativos.
En el aula hay alumnos con discapacidades diversas: intelectual, motora, auditiva, visual… Sin embargo, estos chicos están muy capacitados para algunas tareas básicas de personal administrativo. “Las tareas de oficina, meter datos, archivar, fotocopiar… Todo eso lo hacen muy bien”, dice Ana, que resume así la situación: “Tienen discapacidad para algunas tareas, pero muchas capacidades para otras”.

El objetivo es reforzar sus hábitos de orden y planificación para que en el futuro puedan integrarse con éxito en el mercado laboral.

Otras veces, estos niños quieren continuar sus estudios. Los PTIS de SAMU han ayudado a chicos con síndrome de Down que han hecho Selectividad. También alumnos con déficit de atención y que hoy cursan una carrera universitaria, y a personas con retraso madurativo que consiguen ir superando cursos. “Se consigue mucho”, dice Ana.

El papel de la familia, los compañeros y el centro

Los centros suelen ser sensibles para plantear actividades inclusivas que faciliten la participación de todos. También juega un papel esencial la relación con las familias y con los compañeros. “Sus compañeros colaboran muchísimo. Nunca reciben trato discriminatorio, ni en los recreos ni en ningún otro momento”, cuenta Ana, que trabaja con adolescentes.

María, que trabaja en un centro de Primaria, suele explicar en pequeños grupos la actividad que va a hacer con sus alumnos: “Intento que empaticen lo más posible y que entiendan que son diferentes, pero que también pueden hacer cosas”.

Se hace difícil pensar que esta labor pueda realizarla un docente que tenga que atender a otros 24 ó 25 alumnos. “Creo que si no estuviéramos sería muy duro para el menor”, opina María. “Yo creo que nuestra labor es esencial. Si no estuviese, hay chicos que no podrían estar matriculados”, señala Ana. Conchi Pérez corrobora esa impresión. “Hace años o no estaban matriculados, y, si iban, estaban en un rinconcito. Hoy se consiguen muchas cosas”, concluye.

Comida navidad SAMU

Así fue la comida de Navidad de SAMU

El Real Círculo de Labradores de Sevilla fue el escenario de la fiesta de Navidad de SAMU 2019, una jornada festiva y de confraternización de toda la organización que se consolida año tras año y que, en esta edición, contó con la participación de más de 250 compañeros llegados de todos los puntos de Andalucía y del país. Junto al Guadalquivir, se sirvió un cóctel amenizado con música para todo el equipo que se alargó, en algunos casos, hasta entrada la noche.

Carlos González de Escalada, director general de SAMU, agradeció a todos los compañeros su presencia para disfrutar de esta jornada de amistad y distensión después de un año, en ocasiones, “convulso”. “Todo lo que conseguimos es posible por vosotros. Sois un equipazo”, enfatizó el director general.
Durante la fiesta, se hizo un reconocimiento a los centros que más han destacado en la reciente campaña de recogida de kilos de comida para el Banco de Alimentos, que se ha saldado con casi una tonelada, con el liderazgo de los centros de La Cartuja (85 kilos), Santa Ana (86) y, de forma destacada, por el centro de menores de El Bosque (522), cuyo equipo se ganó un jamón ibérico como premio por su esfuerzo y lo celebró a lo grande en el salón del Real Círculo de Labradores.

Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, recordó como en 2007 recibió una llamada de la Junta de Andalucía solicitando la ayuda de la organización para atender a los menores que estaban llegando de forma masiva a las playas de Motril. “Aquello significó un gran reto para la familia SAMU. Fue el principio del camino que nos lleva hasta la posición de enorme responsabilidad que ocupamos hoy”, apuntó.

Álvarez Leiva dirigió la entrega de reconocimientos a personas que han destacado por su labor en cada una de las áreas de la organización, y brindó con todo el equipo: “Todos tenemos una familia de sangre, de la que estoy muy orgulloso, y otra familia que es la que te vincula a la vida y a la tierra. Ambas están cargadas de emociones y sentimientos, y hoy todos vosotros formáis parte inequívoca de esa familia. Os deseo lo mejor. Buscad la felicidad interior bruta: será la única manera de hacer felices a las personas con las que trabajamos”.

Simulacro Escuela SAMU

Simulacro Sierra-Tango: el círculo perfecto de la formación

Un individuo ha disparado a varias personas en un centro comercial. La policía ha logrado reducir al tirador, pero sólo después de que haya causado un gran número de heridos de diversa consideración. La situación en el lugar es un auténtico caos. Y ese auténtico caos es el punto de partida del ejercicio al que se tuvieron que enfrentar los alumnos del Máster de Enfermería de Urgencias y Emergencias en Catástrofes y Acción de Escuela SAMU durante un intenso y completo simulacro, bautizado como Sierra-Tango y que se celebró el 29 de noviembre.

“Un simulacro es un modelo de situación estudiado y programado que imita a un suceso real de forma controlada, y en el que se procura la máxima aproximación a la realidad. Esto es lo que buscamos y lo que hace que los alumnos se encuentren sometidos a presión real. Así se ven obligados a gestionar y modular sus comportamientos en situaciones extraordinarias, aplicando sus conocimientos y demostrando sus habilidades resolutivas”, explican los responsables de la Escuela.

“Este máster nos prepara para la actuación en urgencias y catástrofes de gran magnitud”, añade uno de los alumnos. “Este tipo de simulacro es uno de los medios de los que disponemos para entrenarnos y vivir de lleno una situación de complejidad extrema. Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a saber cómo debemos actuar con los demás equipos e instituciones, y, además, nos permite poner en práctica lo aprendido. Podemos analizar nuestros errores y aprender de ellos”.

En este tipo de ejercicios integrales se representa toda la secuencia en la que interviene un sanitario. Desde la activación del dispositivo y la llegada de los primeros intervinientes, hasta el traslado de los heridos a los distintos hospitales y su atención hospitalaria. Hasta ahora, en los simulacros de Escuela SAMU los hospitales estaban representados por una carpa. Ahora, y por primera vez, los alumnos han podido utilizar la nueva clínica de simulación, un recurso formativo de primer nivel que recrea un hospital a pequeña escala.

Con esta nueva herramienta, desde Escuela SAMU se pretende fomentar la formación no sólo de la atención prehospitalaria, su punto fuerte, sino también de la hospitalaria. Esto hace posible que todos los alumnos de la escuela de las diferentes ramas puedan formarse al mismo nivel y participar juntos en los simulacros al 100%, desde los enfermeros hasta los médicos, pasando por los TES, los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería y los de integración social. De hecho, la nueva clínica cuenta incluso con una sala de espera en la que los estudiantes aprenden a ofrecer apoyo psicológico a los familiares de las víctimas.