Escuela SAMU: El prólogo de un año que lo cambia todo
Septiembre arranca con un clásico en Escuela SAMU: las pruebas de acceso al Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria. Un total de 29 enfermeros se inscribieron para realizar estas pruebas y 21 de ellos han sido seleccionados para realizar este posgrado de SAMU que cuenta con la acreditación de la Fundación CEU San Pablo Andalucía.
“El perfil de los aspirantes ha sido muy variado. Había enfermeros recién titulados y otros con varios años de experiencia que han decidido dejarlo todo y continuar formándose. También hay muchos aspirantes que nos han reconocido que su intención es renunciar a sus contratos de trabajo actuales para realizar el máster; y otros, que llevan muchos años ahorrando para poder pagarse ellos mismos este posgrado. Todo esto dice mucho de ellos y a nosotros nos ha sorprendido muy gratamente”, explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, coordinador de este máster, una de las grandes señas de identidad de Escuela SAMU. “También nos ha sorprendido positivamente ver que la mayoría de los inscritos son de fuera de Sevilla e, incluso, hay muchos que vienen de fuera de Andalucía. Como digo, esto dice mucho tanto de ellos, por su motivación e interés, como de nuestro máster”.
Estas pruebas de selección están diseñadas para valorar la respuesta actitudinal del aspirante y los conocimientos básicos imprescindibles para cursar este postgrado. Estas pruebas se dividen en tres fases: pruebas físicas, un test psicotécnico y una entrevista personal.
Resistencia física y control del estrés
Éste es ya el tercer año que las pruebas físicas se realizan en las instalaciones de Escuela SAMU y de forma individualizada. Cada alumno fue citado a una hora distinta desde las ocho y media de la mañana hasta la una de la tarde. Estas pruebas consistieron en un circuito de ejercicios continuados en el cual el aspirante debía demostrar resistencia física de moderado impacto, además de control del estrés y liderazgo durante todo el recorrido. Para la realización de los ejercicios se utilizaron los diferentes recursos de la escuela, como el edificio de rescate, el tren, la pista de 4×4, el foso o la piscina. Así, los aspirantes fueron evaluados en una prueba de velocidad (50 metros en 9 segundos en el caso de los hombres y 11, las mujeres), flexiones (hombres, 10; mujeres, 6 ó 10 sobre rodillas); carga de peso muerto (10 kilos en 25 metros); arrastre de peso muerto en pendiente (30 kilos en 5 metros con una pendiente del 55%); natación contracorriente (un minuto) y buceo libre (apnea, 30 segundos).
El circuito arrancaba en el costado oeste del tren. Los participantes salieron de uno en uno cada cinco minutos cargados con una mochila que simulaba un maletín polivalente y debían pasar a través de unos troncos en posición de viga para demostrar equilibrio. Una vez superado, se dirigían al edificio de rescate para entrar por la puerta principal. Una vez en la planta baja, el participante se dirigía hacia la cuarta planta donde debía coger una bala de oxígeno y cargarla hacia el segundo piso, donde tenían que realizar las flexiones y, posteriormente, tres minutos de RCP.
Una vez superado esto, bajaban por la trampilla hacia la primera planta y debían pasar a través de la abertura de un muro para llegar a la escalera, cargando con la bala de oxígeno en todo momento. Subían hacia el cuarto piso para dejar la bala de oxígeno y bajaban hacia la planta baja, donde salían por la ventana posterior más cercana a la piscina. De ahí, se dirigían hacia el rocódromo, donde intentaban cruzar de lado a lado sin pisar el suelo, la mayor distancia posible.
Terminado esto, se dirigían hacia la puerta norte del tren. Cargados con la mochila, los aspirantes debían atravesar el tren que estaba cubierto de humo de simulación y obstáculos, obligando al aspirante a realizar el trayecto a ciegas. Al finalizar, salían del tren y dejaban la mochila en el punto de salida para realizar la prueba de velocidad de 50 metros.
Ya en la pista de 4×4, se llevó a cabo la prueba de liderazgo, donde los aspirantes se enfrentaban a un accidente de tráfico en el que estaba implicado un coche con una mujer y un lactante atrapados, con un fuego activo en la proximidad. El futuro alumno debía dar instrucciones a dos Técnicos de Emergencias Sanitarias y tenía que tomar decisiones bajo presión.
A continuación, se llevaba a cabo la prueba de arrastre. El aspirante se encontraba ante una carga de 30 kilos dentro del foso y debía extraerlo tirando de éste con una cuerda, hasta lograr desplazar la carga cinco metros. Luego, en una de las aulas se realizaba la prueba de control de estrés. Con el aula a oscuras, una luz estroboscópica, un gálibo y música, el aspirante se encontraba a un muñeco de simulación en el suelo sobre un charco de sangre. Y, por último, en la piscina, se le pedía al enfermero que extrajera a un maniquí de la jaula que estaba en el fondo de la piscina y, posteriormente, que nadara a contracorriente durante un minuto.
Cuestionario de personalidad
Una vez finalizadas las pruebas físicas, al aspirante se le entregaba un cuestionario de personalidad diseñado para proporcionar una evaluación global de la personalidad y tendencias psicopatológicas en adultos, con preguntas de control y escalas clínicas.
Las pruebas terminaban por la tarde con una entrevista en la que estaban presenten los miembros de la comisión académica para conocer los intereses y la personalidad de los aspirantes.
“Son unas pruebas exigentes, pero necesarias. Ha habido aspirantes que lo han pasado mal durante las pruebas, uno, incluso, se desmayó por el esfuerzo que realizó. Este posgrado tiene un nivel de exigencia muy alto y tenemos que asegurarnos de que los futuros alumnos puedan hacerle frente”, indican desde la Escuela.
Este año, como novedad, el máster incluye un nuevo módulo de soporte avanzado en gestantes y adquieren más peso los dos módulos incorporados el pasado año: coordinación de sala y asistencia en transporte aéreo. Asimismo, se retomarán las prácticas en el servicio público de emergencias 061, que fueron suspendidas por la pandemia del Covid-19.
Tras la selección de los alumnos, el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria comenzará en octubre.