Padres preparados para actuar frente a atragantamientos
Nuestra compañera Beatriz Macías, enfermera y docente de Escuela SAMU, participó en marzo en un taller de Baby Led Weaning (BLW), un método de alimentación para bebés basado en la ingesta de alimentos sólidos que está alcanzando un notable auge, con el objetivo de sensibilizar a los asistentes sobre cómo actuar cuando un bebé sufre un atragantamiento.
Escuela SAMU fue invitada a este evento organizado en Workify, en Sevilla, con la participación de Mamandoo, La Habitación Saludable y Aplicando BLW. La misión de Beatriz Macías fue la de desmitificar los riesgos de este tipo de alimentación, pero a la vez formar a los participantes en unas habilidades básicas de primeros auxilios en caso de accidentes por atragantamiento en bebés, sean en el contexto de BLW o de otras pautas alimenticias.
La jornada tuvo un amplio recorrido en medios de comunicación, debido a lo novedoso de la materia, e incluso contó con la cobertura de Andalucía Directo, el programa de Canal Sur, en el que nuestra compañera tuvo la oportunidad de explicar conceptos básicos como no intervenir en el caso de tos, un mecanismo de defensa natural del bebé.
“Si vemos que la tos no funciona, volteamos al bebé sobre nuestro brazo y aplicamos cinco golpes interescapulares con la base de la palma de la otra mano. Si el niño no arroja lo que tiene en la vía aérea, le seguimos ayudando poniéndolo boca arriba y, con dos dedos, aplicando de nuevo presión cinco veces en la parte del esternón (tal y como muestra la imagen que ilustra este artículo)”, ilustró Beatriz Macías. “Son sencillos consejos que pueden salvar vidas”, recordó el reportero.
El método BLW invita a dejar de usar papillas y alimentos triturados como alimento para los más pequeños, método tradicional en el que las cantidades se calculan desde el criterio de un adulto y no según el apetito del bebé.
“En la alimentación tradicional con triturados, el bebé es un mero sujeto pasivo, que no sabe ni siquiera qué está comiendo, por lo que no se permite el aprendizaje. De ahí que veamos tantos niños de 2-3 años que solo aceptan triturados y con una enorme aversión a probar nuevas texturas o sabores”, ilustró Rocío Romero, fundadora de Mamandoo.