AHMED KHAYATI

Ahmed Khayati nació en la ciudad de Kenitra, en Marruecos. Además de él tiene tres hermanas mayores y su padre fue militar, después comercial de coches y ahora maestro. Su madre es ama de casa aunque también es maestra. Tiene muy buena relación y quiere mucho a toda su familia.

La decisión de emigrar fue familiar ya que Ahmed llegó a España con sus padres con visado cuando él tenía 15 años. Una vez caducado el visado su familia regresó y él se quedó en España. Esto supuso que sus padres no estuvieran muy de acuerdos con la decisión, pero respetada por el bien de su hijo. Ahmed la última noche cuyos padres estuvieron en España él la pasó con unos amigos “a modo de despedida” y aprovechó la mañana siguiente para llamar a su familia por teléfono y decirle que no volvía con ellos a Kenitra. La situación económica de la familia de Ahmed es relativamente buena, aunque no lo suficiente como para que el joven pudiera seguir con su familia en su país de origen. Ahmed refiere que su familia siempre lo ha criado teniendo presente que lo que tienen no lo hace ni rico ni pobre y que debe aprender a vivir dentro de sus posibilidades. Haciendo reflexión de todo lo que ha sido su proceso migratorio refiere que si pudiera volver atrás se habría quedado en Marruecos solo por haber seguido cerca de su familia, aunque también piensa que ha conocido muchas cosas que en Marruecos nunca podría haber llegado a conocer, que ha crecido mucho y que ha aprendido aún más. Echa mucho de menos haber “tenido un poco más de amor con su familia siendo un niño”.

El joven cuando su familia regresó a Marruecos, él se quedó con unos conocidos durante una semana y habló con unos amigos que fueron quienes lo llevaron a una comisaría para que fueran los policías quienes lo llevasen a un centro de menores. Una vez en el centro sintió alivio al estar allí, pero la adaptación también fue complicada ya que fue lo que él esperaba. El centro al que lo llevaron estaba en una montaña con trabajadores sin demasiada experiencia y que no eran capaces de solventar lo que él necesitaba. Además, la relación con sus compañeros tampoco era demasiada buena porque él era demasiado tímido y retraído y no quería relacionarse con casi nadie. En ese centro estuvo un año y después lo trasladaron a un centro de Lérida, pero de la misma entidad. En Lérida tampoco le fue del todo bien porque a pesar de obtener documentación no pudo trabajar, aunque sí que pudo comenzar con su itinerario formativo realizando cursos. Ahmed ha estado en centro de menores durante dos años. Al cumplir la mayoría de edad se quedó sin recurso de mayoría porque al parecer su expediente se había extraviado, todo ello unido a la crisis sanitaria del COVID. Esto le llevó a estar nueve meses en situación de calle, quedándose a veces en casa de sus amigos.

Desde el centro de menores Ahmed había conocido una chica española que también se encontraba en un centro de menores a causa de problemas familiares. Los padres de esta chica eran marroquíes, por lo que compartía muchas cosas de su cultura con ella. Fue un punto de apoyo muy importante en su vida hasta que se acabó la relación. Ahmed comenta que el final de esta relación fue una etapa de las más duras de su vida. Llegó a tener un importante problema con el alcohol y pensamientos muy feos que le llevaron a las autolesiones. Esto parece no estar del todo superado y es consciente que necesita ayuda para poder abordar y superar ese problema definitivamente.

Después de esos meses en la calle, lo llamaron para un recurso de mayoría también en Lérida del que tuvo que salir firmando su baja voluntaria por no ser capaz de seguir con su proceso de inserción laboral.

Se volvió a encontrar en situación de calle hasta que consiguió una prestación económica por haber sido menor de protección. Con ese dinero alquiló una habitación e hizo un curso de albañilería con sus correspondientes prácticas. Sin embargo, caducó su permiso de residencia y aunque su novia le ayudó en los trámites de renovación la buena suerte no le acompañó, ya que hubo una equivocación con un documento y pasaron tres meses para poder solventarlo y como consecuencia, volvió a quedar indocumentado.

Ahmed siguió viviendo de manera autónoma con los ahorros que tenía y en ese momento fue cuando la relación con su novia comenzó a empeorar, se terminó y el joven cayó en un estado depresivo. No se había relacionado con su familia para que no supieran los trances por los que estaba atravesando y para sobrevivir trabajaba sin contrato y sin posibilidades de regularizar su situación en el país.

Finalmente, optó por contar todo a su familia y su madre le consiguió el contacto de una persona que estaba en la provincia de Huelva. Se instaló en una chabola y comenzó a trabajar, pero sin contrato, además le “estafaron” con el empadronamiento y la persona que le había prometido un contrato también le engañó. A través de los otros convivientes de la chabola que le pedían ayuda para traducir conoció a una persona de Huelva Acoge y esta entidad le dio la oportunidad de entrar en un recurso de mayoría de edad. Con esta entidad ha estado haciendo prácticas de hostelería, de ahí lo matricularon al curso de Talento Cruzcampo y su entidad fue quien hizo el traslado a la Fundación SAMU. Ahmed en la actualidad se encuentra realizando la formación de la Fundación Cruzcampo y buscando la solución para poder estar documentado cuanto antes.

Ahmed esperaba ser futbolista profesional en nuestro país, una realidad muy lejana ahora para él, pero, a pesar de las durísimas situaciones que ha atravesado, se encuentra agradecido por todo lo conseguido, la ayuda prestada y lo que le queda por lograr.