Hasta siempre, amigo Kike
El 9 de noviembre, en plena segunda ola del coronavirus, el Alojamiento tutelado El Aljar de Gijón (Asturias), gestionado por Fundación SAMU, sufrió una gran pérdida que ha dejado consternado a trabajadores y residentes: el fallecimiento de Enrique Busto Álvarez, uno de los usuarios más carismáticos del recurso, a consecuencia de complicaciones derivadas del Covid-19. Kike, nombre con el que le conocían todos sus compañeros, tenía 67 años.
Kike era el hombre de la eterna sonrisa. El alcalde del Natahoyo, su barrio. Resultaba casi imposible pasear con él por las calles de su barrio sin que alguien se parase a saludarlo, le invitase a un café o a un cacharrín o le hiciese algún comentario sobre su Sporting del alma.
Era entrañable, disfrutaba en la calle y de la calle. No sabía leer ni escribir, pero eso nunca supuso un impedimento para él y su desarrollo ya que se orientaba perfectamente, mantenía conversaciones con cualquier persona y tenía una memoria envidiable que le permitía recordar y tener una anécdota de todas las personas que se habían cruzado en su vida en algún momento y, por supuesto, de todos aquellos que le vieron crecer y que desde niño le acogieron.
Todos sus amigos, vecinos y conocidos del barrio se preocuparon por él desde que se decretó el estado de alarma y por lo efectos que el confinamiento obligatorio estaba teniendo en él. Kike se recuperó de esta situación poco a poco durante el verano gracias a sus amigos y vecinos que hoy sienten un enorme vacío ante la ausencia de su vecino más entrañable.
Todas las personas que hemos tenido la suerte de que Kike pasase por nuestras vidas, de cuidarlo, de disfrutar de él cada momento y de convivir con él; sus monitoras del Marítimo; sus compañeros de piso, que tendrán que vivir con la ausencia de “cacharrín”; y parte de la familia de SAMU que tuvo la suerte de conocerle estos últimos años estamos completamente desolados.
Lo llevamos y lo llevaremos siempre en nuestro corazón, recordaremos su eterna sonrisa, sus cánticos y siempre que alguien nos pregunte cómo estamos recordaremos con una sonrisa su famoso “¿y tú?”.
Kike, saluda a Quini de nuestra parte. Cuídate mucho y no dudes por un segundo que todos aquí nos quedamos un poco vacíos sin tu presencia.
Hasta siempre Kinkín.
Equipo del Alojamiento tutelado El Alfar