“La emigración no es una alternativa, es una necesidad”
Mi nombre es Abdelilah y soy emigrante. Hace veintiún años pisé territorio español por primera vez, sin papeles, sin saber el idioma, sin adaptación cultural, sin nada. La situación no era fácil, pero al menos la bonanza económica acompañaba la situación de España. La famosa “burbuja inmobiliaria” y la falta de mano de obra por parte de la población española para la actividad agrícola, catalogada como “trabajo menor” en aquella época, me ayudó a regularizar mi situación administrativa. Trabajé duro. El sol en la frente y el dolor en la espalda marcaron mis primeros años en España.
Hoy día, al cabo de los años, he conseguido cumplir mi sueño y formar una familia en España. Casualidades de la vida han hecho que en la actualidad trabaje con menores y jóvenes en el centro ISL/ JEM SAMU Huelva. Estos menores y jóvenes viven actualmente las mismas circunstancias que yo experimenté hace veintiún años. Luchan por los mismos sueños. Dicen que la experiencia es un grado y solo aquel que ha vivido la soledad y la frialdad de un país extranjero que no comparte tu lengua ni tu cultura sabe lo duro que es este proceso. Sentir la admiración de estos chicos, sus oídos ante mis consejos y su inmensa necesidad de saber me hacen sentir gratamente afortunado del trabajo que realizo cada día.
El mero hecho de emigrar y mi tenacidad por conseguir mis objetivos me abrieron puertas laborales. La necesidad de expresarme allá donde he ido ha hecho que hoy pueda comunicarme en tres idiomas, cualidad que me ha permitido trabajar en diversos contextos y ámbitos de la emigración. Afortunadamente, he podido ayudar a muchas personas. Y desgraciadamente, también he tenido que contemplar muchas penurias. En la actualidad, trabajo con menores y jóvenes provenientes de Marruecos en su mayor parte. En el pasado, trabajé con mujeres temporeras. Madres e hijos, familias que por una circunstancia u otra se rompen por el mismo sueño o la misma necesidad: el progreso y la bonanza económica. Unas veces ves el dolor en los ojos de una madre que añora a sus hijos pero que trabaja constantemente por conseguir pan que los alimente; y otras, la tristeza de un simple niño que se ve obligado a huir de su pobreza para que no lo tenga que hacer su madre.
De mi experiencia solo puedo sacar una conclusión: la emigración no es una alternativa, es una necesidad. Nadie abandona su hogar, su familia, su cultura y la tierra que le ha visto nacer por mero capricho. Cuando te juegas la vida en el mar es porque éste es más seguro y próspero que la tierra.
Autor: ABDELILAH EL ZEFRI CHLOUCHI Mediador del centro ISL/JEM SAMU Huelva