Misión Honduras 2020: Tras el rastro de los huracanes
Un grupo de 14 profesionales de SAMU viajaron en diciembre a Honduras en misión humanitaria como respuesta a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras el paso de los huracanes Eta e Iota.
Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, duró dos semanas y en ella participaron médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales ya estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador. El equipo también contó con la presencia de dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acababa de terminar su formación.
El contingente partió desde las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), el 2 de diciembre. El acto de despedida estuvo presidido por María de la Luz Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación), y Carlos Álvarez Leiva, presidente de la Fundación SAMU.
La representante de la Junta de Andalucía quiso agradecer a la expedición su disponibilidad y voluntad: “Sé que en estos 15 días que dura la misión alguno de vosotros se romperá por lo que vea y por las situaciones de impotencia. Ante eso, pensad que estáis ahí y que, si no estuvierais, no habría nadie. Que lo que podáis hacer, lo vais a hacer bien, llevando la voluntad de tantos andaluces que queremos colaborar con Honduras y paliar esta situación”, señaló.
El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta misma zona pocos días después.
Ambos huracanes destruyeron carreteras y aeropuertos, lo que hizo imposible el acceso al país de Honduras, incluso por mar. Esto retrasó la misión de SAMU varias semanas, hasta que estuvo lista una pista de aterrizaje provisional en la localidad de San Pedro Sur.
A los efectos de los huracanes había que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción quedó suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.
“No sabíamos qué nos íbamos a encontrar cuando llegáramos a Honduras. Nuestro objetivo era llevar a cabo una atención primaria de urgencia, pero desconocíamos la situación en la que se encontraba la población”, explica el enfermero Andrés Rodríguez, team manager y máximo responsable de la misión en Honduras.
Durante las dos semanas que duró la misión, el equipo de SAMU visitó ocho poblaciones distintas, todas ellas del departamento de Santa Bárbara, y atendió a cerca de 1.200 pacientes. “Muchas de las personas que auxiliamos sufrían principio de estrés postraumático debido a la catástrofe natural que había vivido. Muchas de estas personas lo habían perdido todo. Era el caso de los vecinos de San José de Oriente, donde el agua lo arrasó todo, según explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, natural de Costa Rica.
También se atendieron a personas con diferentes patologías digestivas ocasionados por los problemas existentes en la zona de distribución y almacenamiento de agua potable, así como a pacientes que sufrían descompensación de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o epilepsia. “Esto es común cuando se produce una catástrofe natural de estas características. Los afectados pierden sus pertenencias, incluido los medicamentos, o tienen problemas para acceder a ellos”, señala el responsable de la misión.
Honduras ha sido la primera misión humanitaria en la que SAMU ha participado oficialmente como EMT (Equipo de Emergencia Médica), título internacional que otorga la Organización Mundial de la Salud y que SAMU ha obtenido recientemente.
Andrés Rodríguez destaca el esfuerzo y la buena actitud del equipo de profesionales de SAMU. “Ha sido un equipazo”, manifiesta. “Por lo general, en una misión de estas características llega un punto en el que llevas varios días sin poder ducharte, estás cansado, no comes ni duermes bien y estás deseando volver a casa. Es en ese momento cuando surgen las tensiones dentro del equipo, pero en esta ocasión eso no ha ocurrido. Todos han trabajado muy bien en equipo, han hecho piña y todos han sabido gestionar muy bien el estrés y el cansancio”.
El enfermero, responsable del módulo de Acción Humanitaria del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) de Escuela SAMU y la Universidad CEU San Pablo, destaca que lo que más le ha gustado de esta misión es haber compartido la experiencia con alumnos y ex alumnos. “Durante los seis años que llevo como profesor en Escuela SAMU he predicado mi experiencia en acción humanitaria a mis alumnos. Ahora, por fin, he podido llevarlos para que apliquen sobre el terreno lo aprendido y vivan la experiencia por ellos mismos”, señala Andrés Rodríguez, que a sus 35 años ya ha participado en 14 misiones humanitarias.
“El equipo era muy joven. Todos ellos tenían entre 20 y 29 años, excepto yo, que subía la media, y todos han sido alumnos míos. La edad no ha sido ningún inconveniente, todo lo contrario. Han disfrutado muchísimo. Todos estaban muy motivados porque han visto patologías y han realizado procedimientos médicos que no ven en España. Por ejemplo, en una ocasión, dos médicos realizaron una paracentesis a una mujer y le sacaron del abdomen con una jeringuilla hasta seis litros de líquido, algo que en España nunca verían”, comenta Rodríguez, que reconoce que en este tipo de misiones es cuando más enfermero se siente.
Tras 16 días sobre el terreno, el equipo de SAMU emprendió el viaje de vuelta a España. A su llegada a Gelves fueron recibidos por el presidente de la Fundación SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada. Todos los miembros del contingente se realizaron al llegar una prueba diagnóstica para identificar el virus del Covid-19, siendo todos los resultados negativos.
Con la misión de Honduras, SAMU ha completado su segunda misión humanitaria de 2020, tras la de El Salvador, y sigue reforzando su proyección internacional.