Ceuta 2021: Una operación de SAMU sin precedentes
Los grandes problemas requieren soluciones a la altura. La crisis provocada en Ceuta del 17 al 19 de mayo, tras la llegada de unos 8.500 migrantes, entre ellos alrededor de 1.500 menores, ha dado un lugar a un despliegue sin precedentes por parte de Fundación SAMU. Se trata de “la mayor operación llevada a cabo hasta ahora por SAMU”, según Carlos González de Escalada, director general de SAMU.
Un esfuerzo descomunal y a contrarreloj para atender las necesidades urgentes de más de 800 niños y niñas que permanecen en Ceuta y necesitan un techo, cama, ropa, comida y un entorno adecuado a su edad. Este esfuerzo llega apenas seis meses después de que SAMU desplegara en las Islas Canarias un dispositivo extraordinario para atender a los menores no acompañados que llegaron de forma masiva.
Javier Olier dirige el dispositivo de Ceuta, y destaca la adaptabilidad que ha demostrado SAMU en esta crisis, en la que las expectativas se han visto reiteradamente superadas por la realidad. “Desembarcamos seis personas a las ocho y media de la tarde del 19 de mayo para ayudar a Cruz Roja a repartir bocadillos, y nada más bajar del barco nos hicimos cargo de un centro para 250 menores, de los cuales veinte eran positivos en Covid”, relata.
Piniers I fue el primero de los recursos de emergencia que gestiona Fundación SAMU en Ceuta. El 21 de mayo, SAMU abrió Santa Amalia, con capacidad para otros 250 menores, y el 24 hizo lo propio con dos nuevos recursos en el polígono de El Tarajal: uno con capacidad para 300 menores y otro para ingresos en aislamiento preventivo por posible contagio de coronavirus. Por último, abrieron un tercer recurso en El Tarajal, destinado exclusivamente a alojar positivos: “Hemos llegado a tener 250 menores en la nave verde de El Tarajal, 160 en aislamiento y 80 positivos”.
Posteriormente, SAMU ha abierto Piniers II, donde ha colocado diez iglús, contenedores ablatorios, una oficina, un almacén y una carpa de 600 metros. “Todo eso lo hemos hecho en cinco días”, comenta Olier con satisfacción. Mientras explica su trabajo, atiende media docena de llamadas, da instrucciones a operarios, gestiona la llegada de nuevos contenedores y módulos, señala dónde deben colocarse. Este trabajo no ha terminado. Al contrario. A finales de junio SAMU sigue atendiendo a alrededor de 800 niños y niñas llegados sin nada a Ceuta. En la calle sigue habiendo varios centenares, y SAMU registra nuevos ingresos cada día.
Prioridad: salir de las naves
Lo más urgente ahora es dar a esos niños un propósito, algo que hacer y un espacio adecuado para ello. Una nave industrial es un techo de emergencia, no un recurso sostenible a medio plazo. “Tienen talleres de manualidades y educativos, se practica algún deporte dentro de la nave, pero no es al aire libre”, explica Olier. Este tipo de espacios facilita la aparición de conflictos entre los menores.
Por eso, la hoja de ruta tiene como prioridad sacar los niños de las naves a módulos prefabricados instalados en espacios abiertos y posteriormente, a casas style framing. “Nuestro esfuerzo se dirige a sacarlos a espacios donde tengan la posibilidad de ejercitarse y recrearse en exteriores”, señala Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. SAMU está inmersa en una obra de 14 habitaciones con capacidad para 120 niños, en un espacio de cuatro mil metros. Actualmente, un equipo de diez personas trabaja en la fabricación de módulos propios para reforzar la capacidad de dar alojamiento y aseo a los menores atendidos.
Un despliegue logístico de veinte toneladas.
Desde Sevilla, González de Escalada está al frente de un gabinete de crisis para identificar las necesidades del operativo y cuidar de que a Ceuta llegue todo lo necesario para atender a los menores. SAMU ha diseñado un sistema para sistematizar la realización de un par de envíos semanales a Ceuta, que presenta una dificultad añadida: no forma parte del territorio aduanero de la Unión Europeo.
Hasta el cierre de esta edición de Revista SAMU, se habían enviado a la ciudad autónoma más de veinte toneladas de material sanitario, ropa, módulos… “El esfuerzo logístico que se hace en Sevilla es crucial para que este proyecto salga adelante. Es de una dimensión difícil de abarcar”, admite Olier.
SAMU ha puesto toda su capacidad para atender una necesidad excepcional: atender a cerca de un millar de niños y niñas solos en una ciudad española. “Haz el bien y no mires a quién”; “el genio es un 1% de talento y 99% de trabajo duro”; “al final todo irá bien, si no está bien es que no es el final”. Son frases que se leen, en español, francés, inglés y árabe, en los módulos que estos días cobijan a cientos de niños y niñas solos en Ceuta.
Hay que tener en cuenta que el servicio de Fundación SAMU tiene un carácter integral, que persigue no sólo la atención asistencial de los menores extranjeros no acompañados, sino también su desarrollo social, psicológico y laboral en un entorno de máxima profesionalización y capacidades.
Educadores, operarios, técnicos y personal administrativo de Fundación SAMU trabajan con un objetivo común, aun en situaciones de emergencias como la que atraviesa Ceuta: garantizar un presente digno a estos menores, para que puedan aspirar a un futuro mejor.