Cuando una vida está en juego
El área de Emergencias es una de las piedras angulares de SAMU. Las emergencias son el origen de la organización, su razón de ser. SAMU nació en una UVI Móvil, la primera que se introdujo en España hace ya más de 40 años. Hoy, esta área de la organización cuenta con una amplia cartera de servicios tanto en el traslado de pacientes críticos como en el sector de la formación, el despliegue de dispositivos médicos y riesgos previsibles y la acción humanitaria a nivel mundial.
A través de los dispositivos de UVI-Móviles de Sevilla, Málaga y Huelva, SAMU atiende las necesidades de pacientes críticos gracias a los contratos vigentes con el 061, dependiente del Servicio Andaluz de Salud de la Junta de Andalucía. En total, en 2022, se realizaron 7.309 traslados entre interhospitalarios y primarios.
Sevilla es la provincia con la plantilla más numerosa de las tres unidades de críticos existentes. Allí trabajan cerca de 50 personas entre médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias (TES). Alfredo Delgado Vargas y José María Rodríguez Pérez son dos de los técnicos más veteranos de SAMU. El primero lleva 20 años trabajando en esta empresa y, el segundo, 18 años. “Lo mío es pura vocación. Yo estuve trabajando como camionero ocho años, pero, cada vez que veía una ambulancia, se me ponían los vellos de punta. Yo quería ser sanitario”, reconoce José María Rodríguez.
En el año 2000, decidió formarse cómo TES. Tres años después comenzó a trabajar en Ambulancias Tenorio, y, en marzo de 2005, en SAMU. “Siempre llevaba en mi camión libros de Soporte Vital Básico, de Soporte Vital Avanzado y de Trauma para estudiar durante las horas de descanso. Quería quitarme de la carretera”, recuerda ahora.
Las funciones de un TES son múltiples, pero José María Rodríguez admite que lo que más le gusta de su profesión es “el volante”. “Mi prioridad es llevar y traer a mi equipo de manera segura y, en el caso del paciente, trasladarlo a un centro sanitario en las mejores condiciones.
Los dispositivos de UVI-Móviles de SAMU se dedican al traslado de pacientes críticos. Estos traslados pueden ser primarios o secundarios. Los primeros “hacen referencia a pacientes cronodependientes, es decir, que el tiempo es vital para su diagnóstico, como es el caso de los pacientes que sufren un ictus o un infarto y las víctimas de accidentes de tráfico o de incendios, por ejemplo”, explica el técnico. Los traslados secundarios son los interhospitalarios para un mejor diagnóstico o tratamiento del paciente. Muchos de estos traslados son interprovinciales.
En el caso de Sevilla, en cada turno de 24 ó 12 horas trabajan seis personas divididas en dos equipos de tres miembros cada uno (un médico, un enfermero y técnico).
La coordinación es clave
Rodríguez hace hincapié en que, en los avisos, especialmente en los incidentes con múltiples víctimas, la coordinación de los equipos es fundamental. Siempre debe haber un mando al que no se le puede discutir. “El doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de honor y fundador de SAMU, siempre nos dice que más vale una mala decisión que una indecisión, y que orden más contraorden es igual a desorden”, señala el técnico a la vez que recuerda la actuación reciente en el incendio de una vivienda en el Polígono Norte de Sevilla. “Cuando nos dieron el aviso nos dijeron que íbamos como apoyo del equipo del 061, pero, por mi experiencia, sabía que no iba a ser así”.
En un incidente de estas características, según cuenta Rodríguez, se moviliza a todas las dotaciones disponibles porque, en un primer momento, no se conoce la magnitud ni la gravedad de la situación. “En SAMU nos enseñan a gestionar el caos y la incertidumbre. Yo no me pongo nervioso nunca, pero, aquel día, estaba inquieto porque había niños atrapados en la vivienda. Al principio fue un poco caótico. En la zona había muchos vecinos y familiares de las víctimas”, relata. La primera persona que salió del edificio fue el padre de la familia, que había saltado por la ventana para huir de las llamas. Tenía graves quemaduras en las dos extremidades superiores, varias fracturas y una intoxicación por monóxido de carbono.
“La orden fue que lo atendiera el equipo de SAMU, a pesar de que íbamos como equipo de apoyo. Nosotros seguimos las instrucciones y trabajamos en perfecta armonía con el 061 porque, como he comentado antes, don Carlos siempre nos ha inculcado que orden más contraorden es igual a desorden”.
Rodríguez explica que un técnico siempre debe estar preparado para cualquier cosa e ir por delante de la situación. “Debo saber en todo momento cuáles son los pasos que van a dar el enfermero y el médico para prestarle apoyo avanzado. Por ejemplo, si es necesario intubar, yo tengo que saber el tipo de tubo que necesita el médico antes de que él me lo pida. En estas situaciones, las órdenes son concisas y concretas. Se habla poco. No podemos titubear”.
El técnico reconoce que hay días más duros que otros y, en algunos casos, por mucho que intentes “no llevarte el trabajo a casa, es imposible quitar el enchufe y desconectar; hay actuaciones que recuerdas de por vida”. En el caso de José María Rodríguez, nunca olvidará un aviso en un domicilio de Las Cabezas de San Juan, en la provincia de Sevilla.
“Era una señora de cuarenta y pocos años. Al parecer, le había dado un infarto mientras estaba en la piscina y se había ahogado. Cuando llegamos, su hijo de cuatro años estaba en el borde de la piscina llorando e intentaba rescatar a su madre muerta con el recogehojas. Cogí al niño en brazos y me lo llevé de allí. Jamás olvidaré esa escena ni la cara del niño mirándome a la vez que me agarraba la pierna. Llevo 18 años aquí y éste ha sido mi peor caso. A la vuelta, tuve que parar la ambulancia para llorar”.
Para Alfredo Delgado, otro de los técnicos de Sevilla, su actuación más impactante también está relacionada con un menor de edad. “Era un 5 de enero, en la barriada sevillana de El Tardón. Recuerdo perfectamente el nombre de la calle y el número. Un bebé de dos meses estaba en parada. Estuvimos dos horas intentando reanimarlo con la madre a nuestro lado rota de dolor hasta que llegó el padre al domicilio y nos dijo que parásemos. El bebé había nacido con una malformación congénita y existía la indicación ‘no reanimar’. Imagínate lo difícil que es para un padre decirle a un médico que pare y no reanime a su hijo”, cuenta el técnico.
“Recuerdo que era una octava planta y cada uno de nosotros bajamos de una forma distinta, uno por las escaleras, otro por el ascensor, y otro se asomó a una ventana antes de bajar. Queríamos estar solos. Sólo queríamos llorar. Cuando llegamos abajo, la asociación de vecinos estaba preparando la visita del cartero real. Hablamos con ellos y les pedimos que trasladaran la fiesta a otro lugar porque en breve iban a bajar unos padres que acababan de perder a su hijo”, continúa Alfredo Delgado. “Todos tenemos fantasmas de los que no nos vamos a olvidar nunca por mucho que pase el tiempo”.
El técnico asegura que su profesión también es vocacional. En un primer momento estudió Pedagogía porque no le alcanzó la nota para entrar en Enfermería, carrera que ahora está a punto de terminar. “Gracias al apoyo de mis compañeros he podido estudiar Enfermería, algo que deseaba mucho hacer. Y no descarto estudiar ahora Fisioterapia”, comenta. “He aprendido más en SAMU gracias a los simulacros, sus cursos y ejercicios prácticos que en la propia carrera de Enfermería”.
De guardia
Durante la entrevista telefónica, el técnico es testigo de una colisión. “Ahora te llamo. Ha habido un accidente”, se despide precipitadamente Alfredo Delgado mientras sale de su vehículo para ayudar a los heridos olvidándose de apagar el móvil. Al parecer, un hombre de 27 años había resultado herido tras colisionar la motocicleta que conducía contra un turismo que habría realizado un giro indebido en la Avenida de El Greco de Sevilla, según informó después Emergencias Sevilla.
El técnico logra retomar la entrevista minutos después: no quiere olvidarse de mencionar a sus compañeros. “El nivel de los profesionales que salen de Escuela SAMU es muy potente, especialmente los enfermeros y los técnicos. Yo me iría con cualquiera de ellos de misión humanitaria”, reconoce Alfredo Delgado, que participó en las misiones de SAMU en Haití y en el Atlas Marroquí.
En el caso de la unidad de Málaga, la plantilla está formada por 12 enfermeros, nueve TES y seis médicos, y cuenta con dos servicios: el Equipo de Coordinación Avanzada (ECA), formado por un enfermero y un técnico; y una UVI-Móvil, compuesta por un médico, un enfermero y un técnico.
“Solemos realizar entre seis y 15 traslados al día entre avisos de críticos y primarios”, explica Ana Julia Suárez, que trabaja como médico de SAMU desde hace 15 meses. “Soy anestesista, natural de Venezuela, y decidí trabajar en el campo de las emergencias mientras conseguía la homologación de mi especialidad. No creía que me fuera a gustar tanto. Estoy encantada con el equipo. Estamos completamente compenetrados. Aquí se trabaja muy bien. Disfruto mucho trabajando en SAMU. La colaboración y la coordinación de los diferentes profesionales es perfecta”, comenta la médico que también ha trabajado en el servicio DCCU (Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias) del Servicio Andaluz de Salud. “Creo que he elegido muy bien mi lugar de trabajo, ya que cuento con un equipo muy bien formado y con ansias de superarse cada día. SAMU es sinónimo de calidad y eficiencia”.
Al preguntarle sobre una actuación reciente, la médico recuerda un accidente de tráfico en el que un coche, que circulaba por un puente volteó y cayó sobre otro coche que circulaba por la carretera que estaba debajo del puente. “Íbamos de regreso a la base cuando nos encontramos con el accidente. Avisamos al centro coordinador y empezamos a atender a las víctimas porque en ese momento no había más recursos disponibles y nosotros ya estábamos allí”, relata.
La doctora Suárez explica que el equipo de Málaga realiza muchos traslados interhospitalarios: Jaén, Sevilla, Córdoba, Ronda, Antequera o Marbella son los principales destinos.
La médico reconoce que, una vez que consiga la homologación de su título de anestesista, su intención es compaginar el quirófano con las emergencias. “Me llena de satisfacción saber que estás contribuyendo positivamente en la salud de un paciente”.
La base más reciente de SAMU con servicio de 24 horas es la de Huelva, que en 2022 cumplió diez años. Aquí trabajan unos 20 profesionales, y, a diferencia de Málaga y Sevilla, cuyas bases son independientes, en Huelva comparten base con el personal del 061, lo que permite una mejor relación con los compañeros de otros dispositivos de emergencias.
Carmen Espina es una de las enfermeras de la unidad de Huelva. Recientemente, ella y dos de sus compañeros, un médico y un técnico, han sido reconocidos por el 061 por su actuación durante el incendio de una vivienda a finales de enero en el que fallecieron tres jóvenes estudiantes.
“El aviso llegó a las 7:50 de la mañana. Nuestros turnos son de 24 horas y empiezan a las ocho de la mañana, por lo que, afortunadamente, todos los miembros del turno entrante ya estábamos allí y fuimos los que acudimos al aviso”, explica la enfermera, antigua alumna de Escuela SAMU. “La situación era bastante compleja. Había muchos heridos. En un principio, pensábamos que sólo habría entre dos y cinco víctimas. Pero no fue así”.
El fuego se originó a primera hora de la mañana en un piso de estudiantes en la barriada de Isla Chica de Huelva. En el piso, de cuatro habitaciones, los bomberos encontraron varios colchones distribuidos por el suelo. Diez amigos habían salido la noche anterior para celebrar el fin de los exámenes y se habían quedado a dormir en el piso de cuatro de ellos. Siete jóvenes lograron salir por su propio pie, pero los otros tres dos chicas y un chico de entre 20 y 22 años, se quedaron atrapados en una de las habitaciones y fallecieron en el hospital por la inhalación del humo. La causa del fuego fue una estufa. “Trabajamos en equipo junto con el 061 y el servicio SUAP de Huelva. Además de los estudiantes, también resultaron heridos otros vecinos del edificio. Nosotros atendimos a una víctima que estaba inconsciente”, recuerda Espina.
Trabajar en el caos
En total hubo 13 heridos y tres fallecidos. “En aquel momento era muy importante saber gestionar el caos y trabajar de manera coordinada no sólo con el resto de los sanitarios, sino también con los bomberos y la policía. Fue una situación muy difícil porque había muchos familiares nerviosos esperando noticias y las víctimas eran muy jóvenes”, comenta. “El resto del día fue muy complicado. No había hecho más que empezar el turno y teníamos que estar a la misma altura. Fue un día muy duro y difícil”.
Tanto SAMU como el 061 han alabado la actuación de este equipo de Huelva. “En este tipo de avisos hay que estar a la altura profesional y personalmente y, al finalizar, tener la tranquilidad de que se hizo todo lo que se pudo”.
Además de participar en incidentes con múltiples víctimas, otra de las funciones principales de la unidad de Huelva son los traslados interhospitalarios de pacientes críticos. “Es común trasladar a un paciente desde Huelva hasta Sevilla o Málaga para un mejor diagnóstico o tratamiento. En nuestro caso, realizamos muchos traslados de pacientes pediátricos porque Huelva no tiene un hospital Materno-Infantil. Trasladamos a Sevilla muchos neonatos en incubadora. Estos avisos son los que más me impactan. Es injusto que una provincia como Huelva no tenga un centro de referencia materno-infantil. Es muy necesario”.
“Los profesionales de estas tres unidades son nuestros héroes del día a día. Héroes 24 horas diarias, 365 días del año”, destaca Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU, que se muestra muy orgullosos del equipo de críticos, de su entrega y dedicación”.