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adicciones clínica de salud mental en Sevilla SAMU Wellness

¿Cómo afectan las drogas a la salud mental?

Con demasiada frecuencia, los jóvenes consumidores desconocen los efectos que las drogas pueden tener sobre su salud mental. Los datos son claros: España es de los países europeos donde más se consume. Las drogas con mayor prevalencia de consumo son el alcohol (77,6%), el tabaco (40,2%) y los hipnosedantes (12,0%), seguidos del cannabis (9,5%) y la cocaína (2,0%), según el Informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, elaborado con datos de 2015.

La doctora Irene Pérez Zapico, psiquiatra de la clínica de salud mental SAMU Wellness, en Sevilla, tiene claro que “falta conciencia” de los efectos del consumo de drogas entre los adolescentes y que ese desconocimiento está condicionado frecuentemente por el nivel socioeconómico y cultural. Pérez habla desde la experiencia, puesto que percibe en sus consultas un consumo “extenso y normalizado” de cannabis entre los jóvenes y advierte de que ese consumo interfiere con frecuencia con trastornos mentales.

“Todas las drogas pueden tener algún efecto sobre la salud mental”, apunta la psiquiatra, que concreta que pueden desencadenar un trastorno mental o agravar un trastorno preexistente. Con frecuencia, están asociadas a trastornos afectivos (depresión, ansiedad…) y, en casos más graves, a trastornos psicóticos. Sin embargo, los efectos son variables según cada droga. Le hemos preguntado por las tres más frecuentes en España:

Alcohol: Éste tiene unos riesgos orgánicos por todos conocidos. Suele usarse como vía de escape y tiene un efecto directo de desinhibición. Sin embargo, el efecto posterior es depresivo. “Si hay un cuadro depresivo de base y se tiende al consumo del alcohol para desconectar, lo que hacemos es agravarlo”. Si no existe ese cuadro previo, puede desencadenarlo.

Cannabis: “Muchos estudios muestran la relación entre trastornos mentales psicóticos con el consumo de cannabis”, comenta la psiquiatra. La investigación Relación entre consumo de drogas y predisposición a tener desórdenes del espectro esquizofrénico, de los profesores de la Universidad de Almería García Montes, Zaldívar Basurto, Moreno Montoya y Flores Cubos, concluye que “las personas que muestran un perfil de consumo de riesgo al alcohol y al cannabis también presentan niveles (puntuaciones) mayores de esquizotipia” (el conjunto de características de la personalidad relacionadas con la esquizofrenia).

Otro estudio concluye que la presencia de un determinado genotipo (ATK1) influye en el riesgo psicótico asociado al cannabis. Todos estos estudios corroboran la experiencia práctica de la doctora Pérez: “La mayoría de pacientes jóvenes que ingresan por trastornos psicóticos tiene un consumo de cannabis asociado”.

Sin embargo, la relación entre el consumo de cannabis y los trastornos psicóticos (particularmente, la esquizofrenia) ha sido objeto de un largo e inacabado debate. El matiz es: ¿El consumo desencadena el trastorno o lo que ocurre es que muchas personas psicóticas acuden al efecto ansiolítico del cannabis? “La causa-efecto no está demostrada”, comenta la experta.

El consumo puede ser un también un desencadenante de que, a largo plazo, un primer episodio psicótico evolucione hacia una esquizofrenia. No obstante, hay excepciones. “Es raro, pero hay personas muy susceptibles a los tóxicos que pueden presentar un episodio agudo o síntomas aislados, y que, cuando se para el consumo desaparece”.

Cocaína: es un excitante que genera una adicción muy rápida. Incidir sobre el consumo y mantener la abstinencia es complicado, comenta la psiquiatra. “Por eso se relaciona a problemas de ansiedad y a cuadros depresivos“, señala la especialista. También puede tener relación con patologías psicóticas.

Además del tipo de droga, la forma y regularidad del consumo influye en la afectación a la salud mental. “Si hablamos de cocaína, no es lo mismo un consumo de fin de semana asociado a alcohol y fiestas, que un consumo diario o habitual en una persona que lo usa como método de evasión y lo consume incluso en soledad”, explica la experta. En el caso del consumo de fin de semana hay que tener en cuenta la predisposición genética o biológica de desencadenar un trastorno mental. No obstante, Irene Pérez advierte: el consumo esporádico no elimina el riesgo de dependencia o de sufrir el síndrome de abstinencia y es, obviamente, la vía de entrada a un consumo regular y a la adicción.

La mayoría de las drogas intervienen en el sistema de recompensa de nuestro organismo y actúan sobre áreas cerebrales alteradas en trastornos mentales. ¿Hay relación de causalidad? “En la práctica es complicado establecer qué es lo que causa que, sobre todo con un cuadro agudo”, comenta la especialista, que añade que la información que aporta la familia es clave. Para los pacientes puede ser difícil reconocer una adicción y un trastorno mental.

Una vez diagnosticado el cuadro, ¿qué hacer? Aparte de los fármacos que generan un efecto adverso en caso de consumo, hay otros que inciden sobre el sistema de recompensa y pueden reducir el deseo. Pero además de los fármacos para el tratamiento de la adicción física, hay terapias para abordar la dependencia psicológica.

En la clínica de salud mental SAMU Wellness el tratamiento se adapta a cada situación y a la historia personal y familiar del paciente, individualizando las intervenciones. Si el episodio psicótico muestra un paciente fuera de la realidad se procederá al ingreso, siempre teniendo en cuenta el apoyo familiar. Una vez que se trata el episodio agudo y el tratamiento farmacológico permite una mejora, Irene Pérez comenta que “lo ideal es hacer algún tipo de psicoterapia” para mitigar y acabar con la dependencia psicológica.

SAMU Wellness dispone de un programa de hospital de día, muy útil para personas dependientes porque permite estructurar horarios, llevar la dinámica del día a día y alejarlas de contextos que pueden incitar al consumo. Hay una programación diaria de actividades, basada en talleres de terapias grupales, que cumplir con el objetivo de la clínica: funcionar como comunidad terapéutica.

Mindfulness Sevilla

Guía rápida de Mindfulness

La práctica del mindfulness está de moda. Copa titulares, aparece en la oferta formativa de decenas de centros y universidades y se recomienda para solucionar los problemas más variados. Algo tendrá el mindfulness cuando su aplicación a los males modernos como el estrés, la ansiedad y la depresión crece cada día. Pero, ¿sabemos qué es? ¿Cuándo se aplica? ¿Para qué sirve? Para responder a estas preguntas, hablamos con la experta en mindfulness, psicóloga y terapeuta de SAMU Wellness Dulce Nombre Franco.

Mindfulnesses, traducido literalmente del inglés, “atención plena”. En las sociedades modernas, nuestra atención salta de un punto a otro. Daniel Kahneman, psicólogo y Premio Nobel de Economía, cree que pasamos por unos 20.000 “presentes psicólogicos” cada día, lo que significa que abrimos una “ventana nueva” cada tres segundos. Esta acumulación de estímulos limita nuestra capacidad y puede llegar a saturarnos.

El mindfulness trata de despejar el ruido ambiental y emocional al que estamos sometidos. “Mindfulness nos entrena para centrarnos en la tarea, a través de una defusión cognitiva, nos ayuda a ser espectadores de nuestros pensamientos, tomar cierta conciencia de qué nos está pasando, qué sentimientos nos están viniendo y a dejarlos estar con nosotros “, explica.

Por razones obvias, el principal campo al que se está incorporando es la Psicología. La experta de SAMU Wellness destaca que el “mindfulness sirve como faro que nos alumbra algunas carencias, dificultades personales”. Por eso, en la práctica occidental de la escuela europea se despoja al mindfulness de los elementos religiosos que pudieran tener en la cultura oriental, para mantener la herramienta básica: la meditación.

Dulce Nombre es responsable del curso de mindfulness SAMU Wellness y especifica que este sigue el protocolo MBSR. Por sus siglas en inglés, “reducción del estrés basado en el mindfulness“. ¿Qué significa esto? Los instructores deben tener unas “horas de vuelo”, es decir deben practicar mindfulness antes de poder impartir una práctica. Además, el protocolo incorpora unas pautas comunes, un hilo único.

“Quien viene nota que algo está pasando en su vida, que no termina de encajar bien y necesita una atención. Quizá no lo relaciona con una patología o trastorno mental grave, pero ve que sus mecanismos de defensa no valen para reorganizar su circunstancia actual”. Es un inicio de transformación personal y conocimiento de sí mismo, comenta Dulce Nombre. Para realizar un curso de mindfulness no es necesario tener un diagnóstico clínico que aconseje un tratamiento psicológico sino, simplemente, “sentir una necesidad emocional, por una situación de estrés o vital, de reflexionar con respecto a su situación”.

Como explica la psicóloga y terapeuta de SAMU Wellness, con la práctica de mindfulness se pretende desarrollar una “mente de testigo”, “tener una conciencia de que este momento está pasando y relacionarme con él de otra manera”, sin juzgar. Entre sus beneficios, esta disciplina ayudar a mejorar la salud física y psíquica, desarrolla capacidades personales como la gestión del estrés o la comunicación, y, por último, puede contribuir a mejorar las relaciones personales.

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