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20 aniversario SAMU Málaga

SAMU en Malaga: Veinte años de guardia

Los compañeros de críticos de Base Málaga están de celebración. Este verano se cumplen 20 años de la llegada de SAMU a la provincia malagueña, un proyecto que impulsaron Carlos Álvarez Leiva y Carlos González de Escalada a raíz de la adjudicación por parte de EPES (Empresa Pública de Emergencias Sanitarias) a SAMU del servicio de Traslado de Pacientes Críticos en Málaga, según relata Juan González de Escalada, director de Operaciones de SAMU. Su objetivo principal era, y sigue siendo, atender las demandas de las asistencias y traslados interhospitalarios de pacientes críticos encomendadas por el Centro Coordinador.

Antonio, Rafael, Eduardo, José Enrique, Jaime, Ángel, Leticia, Luisa, Mónica, Isabel, José Ángel y Enrique fueron algunos de los 18 profesionales (seis médicos, seis enfermeros y seis conductores técnicos) que formaron la primera plantilla de Base Málaga.

“El ambiente al principio era bueno. No nos conocíamos, puesto que todos llegábamos de distintos lugares. Yo, por ejemplo, venía de Sevilla. Quizás al principio la relación era un poco distante, pero pronto el equipo se unió y formamos una piña”, recuerda Antonio Sánchez, TES (Técnico de Emergencias Sanitarias) que trabajó en la base de Málaga durante dos años (1999-2001). “Los inicios fueron un poco duros. No conocíamos la ciudad, los hospitales, las rutas… pero pronto se convirtió en algo muy sencillo y cotidiano”.

Actualmente, en Base Málaga trabajan 21 personas distribuidas en equipos de tres en turnos de 12 ó 24 horas. “Esta base presta un servicio de 24 horas. Dispone de una ambulancia y quizás sea uno de los destinos más duros por la gran dispersión geográfica de la provincia de Málaga. No es raro que un equipo salga de la base al inicio de su turno y no regrese hasta que finaliza la jornada”, comenta Juan González de Escalada. “Estos compañeros pueden recorrer hasta mil kilómetros al día durante sus guardias. Este servicio se caracteriza por muchos traslados de larga distancia de pacientes de alto nivel de soporte asistencial”.

“Estamos muy lejos de Sevilla, por lo que, para lo bueno y para lo malo, estamos solos. No obstante, una gran virtud que tiene esta base es que se respira mucho compañerismo. Somos una gran familia y, en los momentos de tensión, nos unimos más. A veces, con sólo mirarnos sabemos lo que pensamos, no nos hace falta hablar”, asegura Francisco Javier Guerrero, técnico de SAMU desde hace seis años.

Para este técnico de emergencias sanitarias, los momentos más duros de este trabajo son cuando se tienen que enfrentar a un accidente de tráfico o cuando los pacientes son niños. “Recuerdo mi primer gran prematuro. Pesaba sólo 500 gramos, 500 gramos de vida. Algo así siempre te impresiona, pero resulta muy gratificante cuando salen adelante y te das cuenta de que tu intervención en su asistencia ha servido para algo”, explica Francisco Javier Guerrero.

El técnico también destaca como hito dentro de la historia de Base Málaga el traslado en junio de 2017 de una pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación de diferentes equipos y un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos. La pequeña estaba ingresada en Málaga pendiente de un trasplante cardíaco, pero su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, oxigenación por membrana extracorpórea), pero este equipo sólo podía ser útil por la joven paciente durante unos días.

La niña debía ser trasladada de urgencias al hospital cordobés y para ello el ECMO debía instalarse en una UVI móvil, un procedimiento para el que no existía manual y que sólo se había realizado una o dos veces antes en España. Además, este traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

“Fue una auténtica odisea, pero lo logramos. Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme”, destaca Francisco Javier Guerrero, que fue la persona encargada de coordinar este traslado. “Desde entonces, ya hemos realizado cuatro o cinco traslados más de este tipo. Estamos muy orgullosos de nuestro trabajo”.

En estos 20 años, las anécdotas vividas por la plantilla de esta base son innumerables. Antonio Sánchez recuerda especialmente la guardia de la Nochevieja de 2000. “Teníamos en la base preparada la cena de Nochevieja, con todos sus avíos. Nos disponíamos a cenar cuando sonó el teléfono. Traslado y… sorpresa, Ronda-Málaga, uno de los trayectos más temidos por el tipo de carretera que es. Cogimos las latas de uvas y salimos zumbando”, narra el técnico. “A mitad de camino, a las 23:57, paramos en una gasolinera ya cerrada por la hora que era y, con la radio puesta de la ambulancia, nos dispusimos a escuchar las campanadas y tomarnos las uvas. Pero ¡sorpresa de nuevo! Las latas no eran de apertura fácil y no teníamos abridor de latas. ¡Cómo lloraba uno del equipo, que no voy a decir su nombre! No había consuelo para él”.

Cada guardia es una aventura. Tienes que saber manejar y controlar mucho la frustración y los imprevistos”, apunta Johanna Pinales, médico de la base de Málaga desde 2008.

“En los últimos años se ha incrementado la demanda asistencial, especialmente de pacientes con patologías no demorables neurológicas y de origen coronario, como los ictus”, comenta la médico. “En este tipo de traslado, el tiempo juega en contra. A veces, de la rapidez del traslado depende la eficacia de la cirugía”.

Johanna Pinales destaca la tensión de su trabajo. “Siempre estás en alerta y, a veces, debes actuar sin pensar, de forma automática. Debes tener los procedimientos muy interiorizados para ser lo más rápido posible. No pensamos, actuamos”, anota. “Pero también tienes que tener en cuenta que la realidad sigue su curso y, a pesar de nuestros esfuerzos, a veces, no podemos sacar adelante un paciente o tienes que reanimarlo hasta diez veces”, señala la médico. “Nuestra misión es salvar vidas a granel”.

Además del traslado de pacientes críticos, otra de las funciones de este equipo es organizar jornadas de Soporte Vital Básico (SVB) y Reanimación Cardiopulmonar (RCP) en colegios e institutos. “El mensaje clave que queremos trasmitir a estos niños es que sepan reconocer a una persona inconsciente y pedir ayuda”, explica Francisco Javier Guerrero, que como él mismo reconoce está “metido en todos los ajos”. “Para los niños eres lo más cercano a un superhéroe y esto te llena de satisfacción, pero también es bastante duro transmitir nuestro mensaje a niños de 3 ó 5 años”.

Todos los entrevistados coinciden al afirmar que la evolución de esta base ha sido “bastante positiva”. “Además de adquirir mucha fluidez en la gestión de casos, SAMU es una empresa que te forma mucho, lo que te permite reciclarte”, destaca Johanna Pinales.

Para celebrar este 20 aniversario, todo el equipo de SAMU Málaga disfrutó de un almuerzo junto a la dirección de SAMU, en el que se entregó una placa conmemorativa a Leticia Ranea, la profesional más antigua del equipo y miembro de la plantilla inicial.

Una odisea de 155 kilómetros hacia la vida

Con el objetivo de salvar la vida a una niña de tan solo 20 meses, efectivos de la Guardia Civil y de cuerpos sanitarios, entre los que figuraba SAMU Málaga, llevaron a cabo a principios de junio una misión extraordinaria cuyos protagonistas difícilmente olvidarán. Consistió en el traslado de la pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación, un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos, y el mejor desempeño de todas las personas implicadas para dar una oportunidad a una vida que tan solo comienza.

La pequeña estaba ingresada en Málaga pendiente de unos estudios que debían determinar si necesitaba un trasplante cardíaco. En ese trance, sin embargo, su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, Oxigenación por membrana extracorpórea), pero este equipo solo podía ser útil para la joven paciente durante unos días.

La niña requería su traslado urgente al Hospital Reina Sofía de Córdoba: primero, porque necesitaba un trasplante cardíaco que sólo se realiza en este centro; y, segundo, porque en el Reina Sofía disponen de otro equipo ECMO más sofisticado al que la pequeña podría estar conectada durante más un tiempo, mientras esperaba la llegada de un donante compatible.

Un procedimiento sin manual

Las circunstancias eran cualquier cosa menos rutinarias. El ECMO debía instalarse en una UVI Móvil, un procedimiento para el que no existe manual, que nunca se había realizado en Andalucía y que en España sólo había uno o dos antecedentes, y el traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

La responsabilidad logística recayó en el Técnico en Emergencias Sanitarias de SAMU Málaga Francisco Guerrero, especializado en traslado de pacientes críticos, que actuó con el apoyo de dos de sus compañeros Miguel Ángel Maisanaba (TES) y Tatiana Mérida (enfermera). “Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme. Recuerdo la llamada de Ignacio Ávila [jefe de operaciones de SAMU] en la víspera diciendo que había que preparar el traslado YA”, recuerda Guerrero.

El TES de Málaga se reunió en el Materno con el equipo de la UCIP (Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos). “Estuvimos cinco horas reunidos intensivistas, perfusionista, enfermeros de UCIP y un cirujano cardiovascular para estudiar si era posible realizar un traslado con ECMO en una ambulancia. Desmontamos otro ECMO que tenían allí similar al que estaba conectado la niña y vimos dónde y cómo podíamos transformar la UVI para que todo se acoplara y para que su funcionamiento no se viera afectado en ningún momento durante el traslado”, relata.

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La problemática se acrecentaba porque todo el material electromédico debía estar conectado a la red eléctrica y ésta debía mantener el abastecimiento de energía durante el trayecto: “consola de la ECMO, calentador, filtros, alrededor de 15 bombas de perfusión, respirador, monitores y un largo etcétera”, enumera el especialista de SAMU Málaga. “Me vi rodeado de grandes profesionales a los que tenía que explicar cómo actuar en mi ámbito, una UVI Móvil, algo que desconocían”.

Además de la UVI Móvil titular, se movilizó una segunda por si la primera sufría problemas eléctricos. El dispositivo se replicó en esta segunda, en la que también se cargó el soporte físico de la ECMO, un carrito metálico, que quedó vacío después de que el equipo se desmontara “hasta todo lo desmontable” para mantener el soporte de la pequeña. “El mismo día del traslado tuvimos que dedicarle otras tres horas al montaje. No podía salir bien, tenía que salir perfecto. No había lugar para el error”, recuerda Guerrero.

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En la UVI que transportaba a la niña estaban operativos dos intensivistas, una enfermera de UCIP, un perfusionista controlando la ECMO, y la enfermera y el propio Francisco Guerrero de SAMU. En la otra unidad, otra enfermera de UCIP y un cirujano cardiovascular preparado para actuar en caso de urgencia. Además, participó el 061 Málaga a cargo de un VIR (Vehículo de Intervención Rápida) con un técnico, un enfermero y un médico.

A las 8:00 del 31 de mayo comenzó la operación en el Materno, con salida de los vehículos a las 11:00 y llegada al Reina Sofía alrededor de las 13:00 horas.

Desde Málaga, dos motos de la Guardia Civil abrieron paso a la comitiva a fin de garantizar que el transporte no sufriera ningún tipo de interrupción ni percance, y, ya en la provincia de Córdoba, dieron el relevo a un vehículo de la propia Benemérita que llevó a los sanitarios hasta la misma puerta del hospital cordobés.

En total, fueron 155 kilómetros en unas dos horas de máxima tensión que acabaron en un éxito gracias a la coordinación de todos los implicados. Para la pequeña, fue un paso más, impulsado por más de treinta especialistas de los servicios sanitarios y de seguridad, en su particular carrera hacia la vida.

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